El Panteón de París, un edificio singular
El Panteón de París es uno de los edificios más destacados del peculiar y monumental skyline de la capital francesa, y no solo por su belleza, sino también por su altura, ya que los más de 80 metros a los que se eleva su cúpula fueron el mejor mirador parisino hasta finales del siglo XIX.
Historia del Panteón de París
Originalmente, el Panteón de París se concibió como una gran iglesia en honor de Santa Genoveva, ya que se levanta en una colina del mismo nombre dentro del Barrio Latino. Y fue un encargo directo del rey Luis XV al arquitecto Jacques Gabriel Soufflot, el cual comenzó las obras en 1758. Sin embargo, no las pudo ver acabadas, ya que falleció en 1780, diez años antes de que se acabará el edificio.
Lo cierto es que si vemos el edificio desde el exterior, con su gran cúpula y el pórtico columnado tiene una apariencia de templo, y desde luego recuerda a los templos de la Antigüedad. No en vano se trata de una de las grandes obras europeas de la arquitectura neoclásica.
En concreto, aquí Soufflot se inspiró principalmente en el Panteón de Agripa de la ciudad de Roma. Si bien, también es innegable el parecido con una gran obra barroca, como es la catedral de San Pablo de Londres.
El Panteón de los Hombres Ilustres de París
Los avatares de la historia hicieron que lo que originalmente se concibiera como una iglesia católica se transformará en el lugar de enterramiento de algunas de las personalidades de la cultura y de la ciencia más importantes de Francia durante los últimos siglos.
Aquí descansan los restos de 70 personajes irrepetibles y de talla mundial. Por ejemplo: Voltaire o Emile Zola, el propio arquitecto Soufflot o Alejandro Dumas, el último cuyos restos se trasladaron aquí. Antes llegó el cuerpo de Víctor Hugo, cuyo entierro en 1885 ha pasado a la historia como uno de los más multitudinarios que se han visto en las calles de París.
No acaba la nómina de grandes hombres recordados aquí. También está Mirabeau, el primero que se enterró en el Panteón, al que posteriormente seguirían otros como Paul Marat, Jean Moulin o Louis Braille. Y curiosamente solo hay dos mujeres, Marie Curie y Sophie Berthelot, y más curioso aún es que ambas están acompañadas de sus esposos científicos: Pierre Curie y Marcelin Berthelot.
Visitar el Panteón de París
Ya hemos dicho que este monumento parisino está en el Barrio Latino, muy próximo a los Jardines de Luxemburgo. La aproximación al mismo ya es parte de la visita, ya que su cúpula domina toda esta zona de la ciudad.
Y además de la gran cúpula, muy decorada, llama la atención su pórtico con seis columnas de orden corintio y el tímpano con relieves que hablan más de los valores republicanos que de los religiosos.
De hecho, al visitar el interior es característico sorprenderse con la abundancia de pinturas, esculturas y bajorrelieves en los que se mezclan temas políticos y filosóficos con imágenes más religiosas. No obstante lo que nadie espera encontrarse en el interior de una iglesia es una gran bola que gira.
Se trata del Péndulo de Foucault, que cuelga en el centro del edificio. Un experimento de este científico que colgó una esfera que pesa 47 kilos y que pende de un hilo de 67 metros. Y esa estructura se puede comprobar que nunca deja de oscilar, lo cual prueba el movimiento de rotación de nuestro planeta.
“El fenómeno se desarrolla con calma, pero es invisible, imparable. Uno se siente, se ve que nace y crece de manera constante, y que no está en poder de uno de cualquiera de acelerar o reducir la velocidad.”
-Leon Foucault-
Y todo eso está en el piso superior, desde el cual se accede a la cripta inferior, donde se halla el Panteón de Hombres Ilustres propiamente dicho. Un lugar al que muchos visitantes acuden a presentarle sus respetos a personajes clave para comprender el mundo de hoy en día.