Visitamos Notre Dame, la bella catedral de Estrasburgo
Cuando nos dicen “Notre Dame” automáticamente pensamos en la catedral de París y en la famosa historia del jorobado. Sin embargo, no es la única con ese nombre en Francia. En esta ocasión queremos hablarte de una joya de la arquitectura gótica, la catedral de Estrasburgo, también dedicada a “Nuestra Señora”.
Breve historia de la catedral de Estrasburgo
En el lugar donde hoy podemos admirar la catedral de Estrasburgo antiguamente se erigía una basílica de grandes dimensiones. Las órdenes para construir un nuevo edificio las dio Wernher I de Habsburgo en 1015. Las obras terminaron después de su fallecimiento y el templo fue consagrado y terminado hacia el año 1050.
En 1135 se amplió por primera vez la basílica, comenzando por la cripta al oeste. Poco tiempo después un incendio provocó grandes daños, lo que llevó a reconstrucciones y ampliaciones más importantes. Se añadió la capilla de San Andrés, el coro y el crucero y las obras continuaron hasta 1240. Un periodo de tiempo en el que varios artistas y arquitectos se sucedieron en la gran tarea.
Posteriormente se le dio el estilo gótico de otras catedrales en honor a Notre Dame (la de París y la de Reims). La nave de la catedral de Estrasburgo se terminó en 1284 y tras un terremoto en 1357 se cambiaron los planes de la construcción de las torres laterales.
Hubo varios proyectos más a lo largo de la construcción de este templo. Cada uno de los arquitectos le añadió su impronta y el estilo más destacado de la época. También hubo momentos complicados, tras la reforma protestante en 1521 se perdió gran parte del mobiliario eclesiástico y durante la Revolución Francesa fue saqueada y redecorada para ser un “templo de la razón”.
La catedral de Estrasburgo, la joya gótica de la ciudad
Según Víctor Hugo, la catedral de Estrasburgo era “un prodigio de lo monumental y lo delicado a la vez”. Con sus 142 metros de altura que terminan en una cruz cristiana, este templo predominantemente gótico tiene muros exteriores de piedra, preciosas esculturas y maravillosos vitrales.
“El principio de la arquitectura gótica es la infinidad hecha imaginable.”
-Samuel Taylor Coleridge-
El exterior de la catedral
Se trata de una estampa medieval con todas las letras, decorada con cientos de esculturas que ofrecen un juego de luces y sombras impresionante. La piedra arenisca utilizada es de tonos rosados y según la hora del día y cómo esté el cielo parece que cambia de color.
En la fachada sur podemos ver cómo el estilo románico fue desplazado por el gótico. Las estatuas nos hablan de la vida de la Virgen, del rey Salomón y del Juicio Final. En la fachada occidental se observan esculturas de reyes a caballo y apóstoles.
La torre campanario de esta catedral fue el edificio más alto del mundo durante más de dos siglos (entre 1647 y 1874) y fue el templo con mayor altura hasta 1876, cuando fue superado por la Catedral de Ruan (Francia).
Un magnífico interior
Una vez en el interior de la catedral de Estrasburgo, la nave central impone silencio y admiración. Los vitrales son de dos estilos: gótico y bizantino, y fueron colocados entre los siglos XII y XIV. Y frente al Pilar de los Ángeles hay un precioso reloj astronómico renacentista (las horas se marcan acompañadas de campanadas).
Otro elemento que llama la atención es el órgano, de estilo gótico flamígero. Y hay que admirar el púlpito barroco y gótico, que tiene figuras sobre la vida de Santa Bárbara, la Crucifixión y los apóstoles evangelistas. Durante los equinoccios, o cuando el día está muy soleado, la luz que entra por los vitrales proyecta una coloración verde sobre la imagen de Cristo.
Otros tesoros de Estrasburgo
Una vez que hayas terminado el recorrido por la catedral de Estrasburgo te recomendamos que sigas tu paseo por los demás atractivos de la ciudad. Empieza por la plaza que rodea el edificio y, si tienes tiempo, visita el Museo de Arqueología, en el Palacio Rohan.
Pero Estrasburgo tiene mucho más. Pasea por el precioso barrio de la Petit France, con sus casas de entramados de madera. Y admira la belleza de la Casa Kammerzell, los puentes cubiertos (restos de la antigua fortificación), el Barrio Europeo y la Plaza Gutenberg.