Mont Saint-Michel en Francia, descubre este lugar mítico
Entre Normandía y Bretaña, el Mont Saint-Michel es un idílico enclave medieval cuya silueta sigue imponiendo a todo el que se acerca. No es de extrañar que este lugar reciba más 3,5 millones de turistas cada año y que su encanto lo haya situado en el tercer puesto de lugares más visitados en Francia, justo por detrás de monumentos históricos de renombre como la torre Eiffel y el palacio de Versalles.
Las mareas en Mont Saint-Michel
El Mont Saint-Michel se erige en un pequeño islote en medio de una hermosa bahía. Pero no es esa la única característica que lo hace diferente y especial, también tienen mucho que ver las mareas.
La bahía de Mont Saint-Michel despliega mareas tan potentes que este lugar se ha hecho mundialmente famoso debido a este fenómeno. El mar se eleva unos 13 metros, se arrastra más de 10 kilómetros y regresa velozmente. Las mareas más intensas se registran para el equicoccio (53 días cada año).
En el siglo XIX se construyó un dique en la zona, pero, con el paso del tiempo, los resultados fueron tan desastrosos que amenazaban la estabilidad del Mont Saint-Michel.
Así, en el año 2005 empezó un proyecto cuyo objetivo sería restituir Mont Saint-Michel y rehabilitar su bahía. Se iniciaron obras de desarenado e implementación de una nueva presa en el río Couesnon. Obras cuya finalidad era que Mont Saint-Michel volviera a ser una isla.
Como en ocasiones la marea alta provocaba que los caminos para entrar a la isla quedaran completamente bloqueados, se construyeron incluso nuevas vías de acceso. El proyecto fue sumamente criticado por su elevado presupuesto, por crear caminos mucho más restringidos a la isla que los usuales y por lo complicado que es aparcar en la zona.
Leyendas de la abadía de Mont Saint-Michel
Según diversas historias, la abadía fue llamada Mont Tombe por los celtas, que la usaban como templo para rendir tributo a sus dioses. Otra de las leyendas cuenta que el Arcángel San Gabriel envió a construir la abadía a un obispo de Avranches, llamado Aubert, en el año 708.
Una historia más señala que este lugar se estuvo rodeado por el bosque Scissy hasta el año 709 y que permaneció intacto hasta esa fecha, cuando un tsunami arrasó con todo, convirtiendo a Mont Saint-Michel en una isla.
Lo que sí se pudo registrar con certeza en la historia fue la llegada de monjes benedictinos en el siglo X, que convirtieron Mont Saint-Michel en un sitio de peregrinaje. Ya en el siglo XI se había construido parte de la abadía, que se eleva majestuosa 170 metros por encima de la orilla y que fue, durante siglos, prácticamente inexpugnable .
Durante la época de la Guerra de los Cien Años este templo fue invadido por los ingleses. En el año 1791, momento en el que se desarrollaba la Revolución Francesa, abandonaron la abadía los últimos monjes y esta pasó a ser una prisión.
Ya en pleno siglo XIX, artistas de la talla de Víctor Hugo y Guy de Maupassant empiezan a destacar las maravillas del Mont Saint-Michel y su abadía. Comienza así a llegar el turismo y se construyen en la zona los primeros hoteles.
“El Mont-Saint-Michel es para Francia lo que la Gran Pirámide es para Egipto”.
–Victor Hugo–
Museos de interés en Mont Saint-Michel
Este enclave medieval es un lugar donde se respira historia, y también cultura, por todos los rincones. Existen museos interesantes, como el Scriptorium, que preserva los manuscritos más importantes que se encontraron en Mont Saint-Michel. Estos se han conservado desde hace siglos y fueron escritos por monjes de la abadía.
El Museo Grévin exhibe diversas colecciones, impresiona por su variedad, que incluye pinturas, armas, esculturas y hasta relojes. En el mismo lugar se encuentran calabozos y también alberga un periscopio del siglo XIX, desde donde se puede admirar la bahía de Mont Saint-Michel.
En las vacaciones de invierno, en Mont Saint-Michel abre sus puertas el Museo Marítimo. Este cuenta con tecnología multimedia para mostrar a sus visitantes todo lo que tiene que ver con las mareas, por qué ocurren y cómo se enfrenta el pueblo a esta problemática. El museo es sumamente interactivo y educativo, sobre todo para los niños.