La libertad iluminando el mundo, la Estatua de la Libertad
Existen en todo el mundo numerosas muestras artísticas de importante difusión mediática por su apariencia y por lo que representan. Entre los iconos modernos de la cultura popular destaca la exquisita Estatua de la Libertad de Nueva York. Su fama la ha convertido no solo en la diosa de la desembocadura del río Hudson, sino en todo un símbolo en Estados Unidos.
La Estatua de la Libertad, más que un monumento
Esta hermosa estatua, de casi cien metros de altura, se eleva sobre una isla cercana a Manhattan, custodiando el océano. Está armada con una antorcha y con la Declaración de Independencia estadounidense, así desafía impertérrita la opresión y la tiranía.
Desde su creación en 1886, Miss Liberty ha sido emblema de los valores que representa América para los ciudadanos estadounidenses. La talla, fabricada en hierro y cobre inicialmente, actuó como faro neoyorquino durante años. De esta manera, guiaba a los emigrantes europeos hacia la tierra de la libertad en busca de oportunidades.
Historia de un icono
La construcción de la Estatua de la Libertad tenía como motivo conmemorar el centenario de la independencia estadounidense, que se celebraba en 1876. Sin embargo, los trabajos se retrasarían 10 años. Francia quiso hacerle un regalo a la nación americana y encargó el proyecto al arquitecto Frédéric Auguste Bartholdi. Fue él quien eligió como ingeniero a Gustave Eiffel para la creación de la estructura interna de la efigie.
La construcción de la estatua dio más trabajo del esperado, por lo que se tuvo que ir fabricando la imagen por partes. Todas ellas llegaron a la ciudad de Nueva York el 17 de junio de 1886. Y aún se tardarían cuatro meses más en ensamblarla.
La construcción de la base corría a cargo del gobierno de los Estados Unidos, que tuvo que recaudar fondos ayudado por Joseph Pulitzer. Finalmente, el 28 de octubre de 1886 se inauguraba La libertad iluminando el mundo, nombre real de la conocida imagen.
Apariencia de la Estatua de la Libertad
La Estatua de la Libertad representa a una mujer de pie, vestida con una túnica y una corona de siete picos. En su mano derecha blande alzada una antorcha, mientras que en la izquierda sostiene una tabla contra su torso. La imagen se inclina ligeramente hacia la izquierda, descansando su peso sobre esa pierna, en equilibrio.
Sus rasgos faciales son clásicos, de gesto tranquilo. La fémina descansa sobre un pedestal cuadrado, apoyado a su vez en una estrella de once puntas. Al pie de la estructura se encuentran cadenas rotas. El esqueleto fue construido en hierro y recubierto de cobre, pero los trabajos de remodelación lo cambiaron por acero inoxidable.
Las llamas están revestidas con láminas de oro. La altura total desde la base hasta la antorcha es de 93 metros y pesa más de 25.000 toneladas. Está declarada Patrimonio de la Humanidad y recibe anualmente millones de visitantes.
Simbología presente
Hay rasgos de gran simbología en la Estatua de la Libertad. Este coloso moderno porta una corona que recuerda a la diadema del dios griego Helios, personificación del Sol. Al igual que él, esta estatua de claros rasgos clasicistas ilumina con su antorcha el camino hacia la liberación.
Los siete picos de la corona representan los siete continentes. La tabla que descansa en su mano evoca la ley o el derecho. En ella aparece grabada la fecha de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos como símbolo de libertad de la nación. Rematan la idea las cadenas rotas a los pies.
La imagen está orientada al este, hacia Europa, continente con el que comparte historia y valores. En la base, además, se halla una placa que lleva grabado el poema “The New Colossus” de Emma Lazarus. Esto evoca así una de las 7 maravillas del mundo antiguo.
“La libertad es, en la filosofía, la razón; en el arte, la inspiración; en la política, el derecho.”
-Victor Hugo-
Seguridad redoblada
Tras los atentados perpetrados el 11 de septiembre de 2001, la Estatua de la Libertad cerró sus puertas al público. El acceso a la estructura estuvo prohibido durante tres años y la corona no abrió sus pertas hasta pasados ocho.
Por razones de seguridad, los visitantes son controlados en los accesos a la isla, evitando así posibles incidencias. Además, el acceso al interior de la estatua y la corono está muy restringido, por lo que conviene adquirir las entradas con mucha antelación.