Ladoga: el lago más grande de Europa

El lago Ladoga, pese a ser el mayor de Europa y atesorar grandes joyas naturales y culturales, no es demasiado conocido.
Ladoga: el lago más grande de Europa
Armando Cerra

Escrito y verificado por el historiador del arte Armando Cerra.

Última actualización: 30 agosto, 2019

El lago Ladoga es el más grande de Europa y, como no podía ser de otro modo, está en el país más extenso del continente: Rusia. Se encuentra en la zona más cercana al mar Báltico, un territorio con infinidad de atractivos turísticos y culturales, entre los que hay que sumar esta joya de la naturaleza. No es demasiado conocida, pero fascina a todos los que la descubren.

Dónde está el lago Ladoga

Ya hemos dicho que el Ladoga está en la inmensa Rusia, pero vamos a concretar un poco más. Se encuentra muy cerca de uno de los destinos rusos más increíbles y señoriales. Nos referimos, obviamente, a la ciudad de San Petersburgo, con sus numerosos canales, museos y palacios.

El lago se halla casi a orillas de las aguas del mar Báltico, ya muy cerca de los extensos bosques de Carelia y a un paso de la frontera entre Rusia y Finlandia. De hecho, muchos viajeros que hacen por tierra el trayecto entre San Petersburgo y la capital finesa, Helsinki, no pueden reprimirse a la hora de hacer una parada en el lago Ladoga.

Un lago de origen glaciar

Isla Valaam
Isla Valaam

Dada la latitud donde se encuentra Ladoga, parece evidente que se trata de una formación lacustre de origen glaciar. Eso sí, si la comparamos con otras que se descubren durante los viajes por Escandinavia y el territorio del Báltico, en el caso de este lago hay que decir que tiene una forma bastante circular y sin excesivos brazos y estrecheces.

En total, son casi 18.000 km² de superficie. Sin embargo, esto no lo convierte en uno de los mayores lagos del mundo, ni siquiera de Rusia, donde están el más gigantesco de todos, el mar Caspio, o la gran masa de agua de Siberia que es el lago Baikal, con una extensión que dobla la del Ladoga.

No obstante, aunque sus dimensiones no sean comparables a las de los lagos más grandes del globo, eso no significa que no disponga de un amplio territorio que explorar. Algo que se puede hacer tanto por tierra como navegando en las embarcaciones que lo recorren en los meses de buen tiempo, cuando las aguas están a una temperatura gélida, pero no congelada.

Así, navegando es como mejor se aprecian sus orillas, en las que se van alternando los cortados de roca viva con recogidas calas. Y todo ello con el fondo que suponen los bosques cercanos de coníferas. Además, gracias a esos barcos se puede llegar hasta las islas de Valaam, en el área norte.

El Ladoga desde tierra

Fortaleza de Oreshek
Fortaleza de Oreshek

Navegar por esta inmensa masa de agua es un placer que no te puedes perder. De hecho, una de las sensaciones más gratas es ir hasta la zona central del Ladoga y mirar alrededor. No se ve tierra y a uno le puede parecer que está en el mar y no en pleno territorio ruso. Sin embargo, tarde o temprano hay que regresar a tierra, y allí nos esperan algunas visitas imprescindibles.

Una de ellas es la fortaleza de Oreshek, que nos habla del carácter fronterizo que a lo largo de la historia ha tenido esta zona, hoy con Finlandia, pero antaño con Suecia. Esta fortaleza ha tenido un importante valor militar y, sin embargo, se conserva estupendamente, tanto que está declarada como Patrimonio de la Humanidad.

No acaba aquí el patrimonio histórico del lago. También hay que mencionar dos monasterios ortodoxos muy interesantes: el de la isla de Novevets y el de la Transfiguración en Valaam. Sin olvidar la visita a los pequeños pueblos de pescadores que viven a sus orillas, como son las poblaciones de Siastroi, Novaya Ladoga o Sortvala.

Es interesante visitar la ciudad de Shlisselburg. Desde ella se ve cómo el río Neva abandona el lago para seguir hacia San Petersburgo y desembocar en el golfo de Finlandia.

Una última joya del lago Ladoga

Queremos acabar esta invitación para conocer el mayor lago de Europa hablando de un animal que solo vive en este hábitat. Es la conocida como foca anillada o foca del Ladoga, cuyo avistamiento es, sin duda, uno de los mejores recuerdos de este viaje.