La Torre Eiffel y su apasionante historia
La ciudad del amor, París, es una de las ciudades más bellas y visitadas del mundo. Irradia esplendor y arte a cada paso y por el Sena discurren barcos en los que viajan centenares de enamorados cada día. Y es a orillas del Sena donde encontramos el más alto monumento parisino, con más de trescientos metros de altura: la Torre Eiffel. El centinela de la ciudad es también el emblema de un país cuna del arte y la modernidad, descubramos un poco más de su historia.
Breve apunte histórico sobre la Torre Eiffel
La Torre Eiffel es una estructura diseñada por el ingeniero francés Alexandre Gustáve Eiffel. El motivo de su construcción fue la celebración de la Exposición Universal de 1889 en la ciudad de París para conmemorar el centenario de la Revolución Francesa.
La idea era que el monumento sirviera de arco de entrada y centro de atención a los visitantes de la popular exposición. En un primer momento se concibió como una construcción temporal, cuya fecha límite sería el año 1900, después sería desmantelada. Y así lo avalaba el enorme rechazo social que el gigante de hierro levantaba entre los parisinos.
Sin embargo, el ejército descubrió que la torre era un entorno privilegiado para la instalación de antenas de radio, por lo que el uso práctico revelado por las fuerzas militares dio la amnistía a la construcción.
Las obras que la dieron vida comenzaron en 1887 y se tardó dos años, dos meses y cinco días en terminarla. Abrió sus puertas el 6 de mayo del año 1889 y todavía sigue en pie, recibiendo turistas y lugareños enamorados de tan formidable vecino.
Cambio en la concepción de la Torre
La sociedad parisina de la época miraba horrorizada al gigante construido en hierro que parecía vigilar desde las alturas. Hicieron falta décadas para que Francia entera concibiera la Torre Eiffel como el emblema del país y de la ciudad de París.
Los artistas contemporáneos al monumento lo calificaron con los apelativos menos cariñosos que puedan imaginarse, y no fue hasta el nacimiento y desarrollo de la industria cinematográfica cuando esta concepción varió. Empezaron a hacerse documentales sobre ella, y comenzó a aparecer en cortos y largometrajes.
Cobró relevancia en el cine americano como herramienta para situar una acción en París, pues ya se sabe que en el cine todas las ventanas de la francesa urbe parecen tener vistas hacia a la torre. Poco a poco, la rosa de hierro fue otorgando identidad a la villa y al país, pasando a ser el símbolo de la nación que es hoy.
La Torre Eiffel en nuestros días
La Torre Eiffel ha optado a la candidatura para Maravilla del Mundo Moderno, pues es el monumento que cobra entrada más visitado del mundo, con más de siete millones de turistas cada año. Fue, además, durante cuarenta y un años la estructura más elevada del mundo.
“Creo que mis cálculos dan resultados conformes con las condiciones secretas de la armonía. Pretendo que las curvas de los cuatro pilares del monumento, tal como han sido calculadas, le den una impresión de fuerza y de belleza.”
-Gustave Eiffel-
Hoy en día no solo es un reclamo turístico, también sirve de emisora radiofónica y televisiva. Esta colosal torre de hierro es una visita obligada para todo aquel amante del arte, la ingeniería y por qué no, del vértigo.
Subir en ascensor hasta la última altura aterra, pero las vistas desde allí son impresionantes. Es el más glorioso mirador de la urbe, inspiración de miles de artistas y sueño de románticos que quieran darse un beso en las nubes. Un atardecer subido a esta férrea estructura otorgará a cualquier velada el toque mágico y embriagador a la altura de la ocasión.
El mundo del arte rendido a sus pies
La Torre Eiffel es el monumento más visitado del mundo, y eso que la entrada cuesta entre cuatro y ocho euros. Una cantidad insignificante para la panorámica que nos espera en cada una de sus tres alturas. Ha sido retratada en cuadros, acuarelas, fotografías, televisión, cine y literatura. Ningún ámbito artístico se ha mantenido impasible a los encantos de la gran dama parisina.
El mundo musical también sucumbió, y son pocos los que pueden olvidar aquel espectacular concierto de Édith Piaf desde el primer piso y delante de 25.000 asistentes. La acompañaron un juego de fuegos artificiales dignos de su gran voz.
Y es que la Torre Eiffel siempre ha brillado en la Ciudad de la Luz. Por sí misma o embellecida por miles de bombillas o grandes explosiones de pólvora, esta obra de ingeniería siempre ha centelleado y seguirá deslumbrando a todo aquel que la admire.
Para culminar tu visita, espectaculares entradas a la segunda planta de la Torre Eiffel, aquí podrás disfrutar de unas espectaculares vistas de París desde su monumento más icónico.
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