La rica vida silvestre del Parque Nacional Theodore Roosevelt
El Parque Nacional Theodore Roosevelt lleva el nombre del presidente de los Estados Unidos que puso a comienzos del siglo XX los cimientos para la política de parques nacionales de ese país. Solo por eso, ya se merece este homenaje. Pero, además de ello, se eligió un lugar que estuviera muy vinculado a su biografía. Ahora te contamos el porqué.
Theodore Roosevelt antes de ser presidente
Theodore Roosevelt fue un gran apasionado de la caza. Así que llegó en 1883 a las praderas de Dakota del Norte, donde esperaba cazar el animal más emblemático de los vastos espacios abiertos norteamericanos: el bisonte.
Por entonces, Roosevelt todavía no era presidente de los Estados Unidos, para eso faltaban unos pocos años. Y además, estaba casado, pero esa situación iba a cambiar pronto, solo un año después, cuando falleció su esposa. Así que, para recuperarse de un golpe tan grande, decidió volver a Dakota del Norte donde tan feliz había sido.
Allí se estableció y con el tiempo construyó el Elkhorn Ranch, que iba a ser su residencia durante mucho tiempo. Luego la dejaría, y más aún durante los años de su presidencia (1901–1909), pero la huella de este personaje en el territorio ya iba a ser indeleble.
El presidente Teddy Roosevelt
También ocurrió al contrario, Dakota del Norte iba a quedar siempre en su recuerdo, no solo de un modo afectivo. Incluso afectó al modo en que guió sus políticas de naturaleza en su mandato presidencial. Gracias a eso, Theodore Roosevelt supo cómo orientar el servicio de parques nacionales de los Estados Unidos.
Por esa razón, varias décadas después se creó este Parque Nacional Theodore Roosevelt en el lugar donde levantó su famoso rancho, donde hizo infinidad de cacerías, conoció de primera mano el territorio, escribió libros sobre su vida allí y se inspiró para su labor política.
El Parque Nacional Theodore Roosevelt es el único parque estadounidense que lleva el nombre de un presidente.
La visita al parque nacional
En la actualidad, el Parque Nacional Theodore Roosevelt es uno de los lugares más visitados del estado de Dakota del Norte. Y es un lugar en el que se pueden invertir varios días en su recorrido. De hecho, en su espacio protegido de casi 300 km² se distinguen tres áreas distintas.
La más grande es la Unidad Sur. También es la más visitada, sobre todo en el Painted Canyon. Más pequeña es la Unidad Norte, donde nos espera más tranquilidad a la hora de recorrer sus sendas y caminos. Y entre ambas se encuentra el espacio de Elkhorn Ranch donde vivió Theodore Roosevelt, aunque hoy es una grandiosa ruina.
Lo que no son ruinas son los centros de visitantes que nos esperan en los diferentes accesos al parque. En todos ellos podremos conocer mucho más sobre la personalidad de Theodore Roosevelt.
Obviamente, también allí se nos dan unas recomendaciones y normativas de comportamiento dentro del parque nacional. Al fin y al cabo, es un espacio donde habita fauna salvaje a la que hay que proteger, y también evitar que nos haga daño.
La fauna del Parque Nacional Theodore Roosevelt
Al igual que le ocurrió al presidente estadounidense, la gran mayoría de visitantes que llegan al parque lo hacen para avistar grandes animales. Entre ellos, destacan los bisontes, pero también los caballos salvajes o diferentes tipos de ciervos, como los uapatíes, los musmones o los ciervos de cola blanca.
Posiblemente, hoy en día incluso es más fácil ver a estos animales que en tiempos de Theodore Roosevelt. Por dos motivos. En primer lugar, porque fueron reintroducidos en el parque a mediados del siglo pasado, ya que su población había descendido muchísimo.
Y además, en la actualidad, el parque también cuenta con excelentes miradores para contemplar el paisaje y sus habitantes. En ellos también caben destacar las rapaces o los perritos de las praderas.
Turismo en el parque
El territorio protegido se puede recorrer haciendo senderismo y, sobre todo, a caballo. Además, los visitantes pueden pernoctar dentro del Parque Nacional Theodore Roosevelt en varios campamentos. Sin duda, la mejor opción para que tener la sensación de que vivimos una auténtica aventura como las que hemos visto en el cine.