Qué ver en la Ciudadela de Amán, en Jordania
Si viajas a Jordania, debes dedicar al menos un día a conocer la Ciudadela de Amán. Lo más seguro es que el vuelo llegue al aeropuerto de esta ciudad. Una excusa perfecta para planificar una pequeña ruta que te lleve a descubrir la zona arqueológica de la capital del país y una parte destacada de su historia.
Los primeros asentamientos en este lugar podrían datar del Neolítico. Sin embargo, los restos que te esperan allí son muy posteriores. ¿Quieres saber qué puedes descubrir en la Ciudadela de Amán? Comenzamos la visita.
Conoce la Ciudadela de Amán
Como señalábamos, la mayoría de vuelos turísticos a Jordania aterrizan en el aeropuerto de Amán. Por eso, el consejo es que reserves el primer o el último día de tu viaje para descubrir esta ciudadela. Quizá sea menos famosa que lugares como Petra o el desierto de Wadi Rum, pero la visita merecerá la pena.
Con siete milenios de historia, la Ciudadela de Amán ha sido testigo del paso de diferentes civilizaciones. Persas, babilonios, griegos o romanos pasaron por ese asentamiento y fueron dejando su huella.
Luego llegó un periodo de abandono y olvido, que se prolongó durante siglos. Solo los beduinos visitaban de vez en cuando este lugar, que con el tiempo acabó convirtiéndose en lo que hoy podemos contemplar: unas magníficas ruinas que recuerdan tiempos pasados de esplendor.
Entre los principales emblemas de la Ciudadela de Amán encontramos, en diferentes estados de conservación, el palacio, la iglesia bizantina, la cisterna de agua Umayyad o la torre de vigilancia Ayyubid.
El templo de Hércules
La parte de la Ciudadela de Amán más impresionante son las ruinas de este templo. Es una edificación romana situada en el centro de la ciudadela. Recibe ese nombre porque se han encontrado varias monedas dedicadas al semidiós, por lo que se cree que el templo estaba dedicado a su culto.
En los restos puede verse en el pórtico una inscripción que indica que está dedicado a Marco Aurelio y Lucio Vero. Por otra parte, en un hallazgo arqueológico se descubrió una roca con una inscripción que podría pertenecer a los siglos VIII y IX antes de Cristo.
Tenía unas dimensiones considerables: 31 metros de largo por 26 de ancho. Dimensiones necesarias para cobijar una estatua del dios de unos nueve metros de altura, según los análisis hechos a las piezas que aún perduran. Solo se conservan un codo, un pie y una mano.
Otras construcciones de la ciudadela
La iglesia bizantina es otra de las joyas de la Ciudadela de Amán. Se cree que data de los siglos VI o VII. Unas columnas corintias marcan el recinto de la antigua iglesia.
También hay que destacar el antiguo palacio de los omeyas. Un edificio del siglo VIII que cuenta con una monumental puerta con cuatro nichos abovedados. Una calle con columnas guiará tus pasos por el recinto.
Y también merece la pena hacer referencia al aljibe, que abastecía de agua a la ciudadela y que ha llegado hasta nuestros días en un casi perfecto estado de conservación.
Museo Arqueológico de Jordania
Es en la Ciudadela de Amán donde encontrarás el Museo Arqueológico de Jordania. Aquí se expone gran parte de lo hallado en la colina en la que se levantó la ciudadela. Piezas que van desde la Prehistoria hasta el siglo XV.
Podrás ver herramientas, armas, elementos decorativos o utensilios del día a día. Y, si eres amante de la numismática, encontrarás muy interesante y valiosa la colección de monedas.
Aunque, sin duda, entre las joyas del museo destacan la colección de Manuscritos del Mar Muerto y las estatuas de Ain Ghazal. Estas últimas están entre las representaciones humanas más antiguas que han encontrado hasta la fecha.
Una recomendación para finalizar la visita
Visitar la Ciudadela de Amán puede suponer una jornada intensa, sobre todo si eres amante de la historia y del arte. Por eso, ya que estás en la capital del país y, como seguro que necesitarás reponer fuerzas, te proponemos cerrar el día disfrutando de su increíble gastronomía mediterránea.
La comida jordana está llena de sabores potentes y exóticos. Y también destaca la gran variedad de platos conocidos que puedes degustar. Los más famosos son el hummus de garbanzos y el falafel. Y quizá hayas probado el tabule, una ensalada de sémola de trigo, tomate, limón, hierbabuena y perejil.
Pero, si quieres probar algo diferente, pide kibbe, una especie de albóndiga de carne picada con especias y cubierta con una masa hecha con carne, sémola de trigo, cebolla y pimienta. O prueba el mansaf, carne de cordero que se cuece en yogur líquido.