Una visita a la ciudad de Plasencia, al norte de Cáceres
La ciudad de Plasencia tiene un particular encanto. Ubicada en la provincia de Cáceres, atrae cada año a miles de turistas. Y no es para menos, pues son muchas las cosas que ver allí. La muralla, las catedrales o el barrio judío son algunos de los atractivos de una ciudad fundada en el siglo XII por Alfonso VIII. ¿Quieres dar un paseo por ella?
La muralla de Plasencia
Como otras ciudades medievales, Plasencia se defendía de las agresiones mediante una muralla. Esta fortificación, que se construyó nada más fundarse la ciudad, aún se conserva, aunque no en su totalidad.
Tenía 2,3 km de perímetro y contaba con siete puertas y dos postigos. De estas puertas, dos se perdieron y otras dos han tenido que ser reformadas en los últimos tiempos. Junto a la muralla había un alcázar, que tampoco ha llegado a nuestros días.
Por otra parte, la muralla está acompañada por el acueducto, uno de los principales monumentos de Plasencia. Sus 55 arcos de medio punto, que en su día hicieron posible la llegada de agua de la sierra, son ahora un atractivo turístico. Se mantiene en buenas condiciones, a pesar de tener ya cinco siglos.
Dos catedrales: la Vieja y la Nueva
A menudo, los monumentos más visitados en las diferentes ciudades son las catedrales. En este sentido, la ciudad de Plasencia tiene protagonismo por partida doble. La primera mezcla los estilos románico y gótico. Mientras, la segunda muestra una combinación de los estilos gótico, renacentista y barroco.
La Catedral Antigua
La Catedral de Santa María, la más antigua, se construyó entre los siglos XIII y XV. Destaca por su portada románica, con arcos de medio punto. En este lugar puede verse tallada en la piedra la imagen de la Anunciación de Nuestra Señora.
Lo que más destaca en su exterior es la capilla de San Pablo, que muestra una torre en forma de cono y una esfera en su parte más alta. Esta es la razón de que la capilla se conozca también como torre del Melón.
La Catedral Nueva
Se construyó entre los siglos XVI y XVIII. Posee dos bonitas portadas renacentistas, una de ellas en forma de retablo de piedra que no llegó a terminarse, de ahí que falten estatuas.
En el interior, además de las bóvedas de 26 metros de altura, destacan el retablo mayor y los retablos laterales de estilo barroco. Una parte muy importante de la Catedral Nueva es el coro, que tiene un órgano construido por Casai Elezgaray.
También se puede visitar la Galería del Obispo. Se trata de un paseo que une los templos con el palacio episcopal. En el recorrido se explica todo el proceso constructivo de ambas catedrales.
Cementerio judío
La presencia de los judíos en la península ibérica dejó una profunda huella en las calles y elementos arquitectónicos. En la ciudad de Plasencia, en el siglo XV, vivían alrededor de 200 familias judías.
Como no podía ser de otra forma, en la judería hubo una sinagoga, pero su lugar lo ocupa hoy el palacio del Marqués de Mirabel. Otro de los recuerdos de aquella época es el cementerio, donde aún se pueden ver restos de tumbas.
Otros rincones de la ciudad de Plasencia
El ya mencionado palacio del Marqués de Mirabel es un lugar que merece la pena visitar. Su patio renacentista y el salón de Carlos V son las partes más destacadas. Junto al palacio se encuentra el convento de Santo Domingo, con un jardín colgante.
Para conocer más a fondo la cultura de Plasencia, y de Cáceres en general, podemos visitar el Museo Etnográfico Textil Pérez Enciso. En él se pueden ver utensilios como telares, alforjas, costales y diferentes tipos de prendas elaboradas con cuero.
También es posible conocer los trajes populares de la provincia o una colección de ajuar y de encajes de diferentes tipos. En otra de sus salas exponen prendas denominadas de ‘textil erudito’. Son las que tienen un uso eclesiástico.
Como ves, la ciudad de Plasencia cuenta con rincones mucho más que interesantes. Además, es un punto de partida perfecto para visitar dos zonas maravillosas de la provincia de Cáceres: el valle del Jerte y la comarca de La Vera.