La Casa Azul de Frida Kahlo en México, museo e icono cultural
Frida Kahlo, además de ser la pintora con más prestigio de México, era una mujer con fuerte personalidad, independiente y defensora de sus ideales. La Casa Azul, que la vio nacer y morir, muestra su carácter, su obra y lo que fue su vida. Descubre la intensa relación que existía entre Frida Kahlo y su casa, conozcamos la Casa Azul.
La Casa Azul, está ubicada en la calle Londres 247, en Coyoacán, uno de los barrios más bellos y antiguos de la Ciudad de México. Fue convertida en museo en 1958, cuatro años después de la muerte de la pintora. Actualmente recibe más de 25.000 visitantes, la mayoría extranjeros, lo que lo convierte en uno de los museos más concurridos de la ciudad.
Una Casa Azul llena de recuerdos
La Casa Azul está colmada de recuerdos y objetos personales de la artista, que evocan su obra, su vida y su larga relación con su esposo, el muralista Diego Rivera.
Allí están expuestos utensilios de cocina, joyas, trajes, fotografías y otros objetos de la vida cotidiana de la artista, intercalados con sus objetos de trabajo y una variedad de piezas prehispánicas y artesanías mexicanas.
También hay diarios, vestidos, espejos y hasta su cama. De hecho, en la que fue su habitación se encuentran sus cenizas. Además, en el año 2007 fueron descubiertos una variedad de objetos escondidos en un baño de la casa, por lo que la colección se amplió considerablemente.
La Casa Azul, construcción de época
En 1904, tres años antes de que Frida naciera, sus padres compraron la casa, la cual inicialmente era blanca. La construcción de la casa es a la usanza de la época, con un hermoso patio central rodeado por las habitaciones y una fachada afrancesada.
Cuando Frida contrajo matrimonio con Diego Rivera, en 1929, la casa se convirtió en el principal hogar de la pareja que, con el tiempo, imprimió en ella su gusto particular, marcado por detalles populares y por la pasión de Diego por las culturas prehispánicas.
Cuando Frida vivía en la finca al lado de Diego Rivera, decidieron pintarla en ese llamativo color azul, dicen que ella escogió ese color porque con él se ahuyentarían a los malos espíritus, así es como se convierte en la Casa Azul.
El deseo de Diego Rivera, convertir la Casa Azul en un museo
Era deseo del esposo de Frida Kahlo convertir la casa en un museo al morir la pareja. Para asegurarse de que sería así, el muralista le pidió a Dolores Olmedo que cuando ambos murieran convirtiera la casa en museo, donde sus espacios estuvieran abiertos al público, con excepción de un baño, el cual podrían abrir quince años después de su muerte.
Esos 15 años se convirtieron en 50, al abrir el espacio en el 2007 descubrieron miles de documentos, fotos, vestidos, libros y juguetes, tantos que fue necesario acondicionar el inmueble de al lado para poder exhibir todos estos nuevos objetos.
Qué ver en la Casa Azul
En los recorridos que se realizan en la Casa Azul, se pueden admirar las recámaras de la pintora, la cocina, su estudio, el cuarto de Diego Rivera y diez salas de exposición donde cinco están permanentemente con obras de Frida Kahlo y las otras cinco salas son para exposiciones temporales.
Entre las obras más famosas de Frida Kahlo que se exhiben en este museo están Frida y la cesárea (1931), Mi familia (1949), Retrato de mi padre Guillermo Kahlo (1952) y Viva la vida (1954).
En la casa también se puede apreciar una de las fotografías más reconocidas de Frida Kahlo, tomada por el fotógrafo estadounidense Nickolas Muray, en el año 1939.
Tal como era el deseo de Diego Rivera, la Casa Azul ha mantenido su ambiente y decoración fielmente a como estaba cuando Frida Kahlo lo habitaba, por lo que al entrar el visitante se transporta inmediatamente al universo de la afamada artista.
“Pies para que los quiero, si tengo alas para volar”
-Frida Kahlo-
Conocer la Casa Azul es profundizar en el conocimiento de la vida y obra de Frida Kahlo, pues plasma la intensa relación que existía entre Frida, su obra y su casa, la cual era su universo creativo.