Isla de Providencia en Colombia, un tesoro por descubrir

Isla de Providencia en Colombia, un tesoro por descubrir

Escrito por Adrián Pérez

Última actualización: 07 agosto, 2016

La isla de Providencia en Colombia presenta un entorno selvático y montañoso con playas vírgenes de aguas cristalinas y arena blanca. Se sitúa en el mar Caribe y sus paisajes presentan semejanza al Caribe de antaño que no fue explotado por el hombre, lo que convierte a Providencia en una isla inhóspita que muchos visitantes querrán conocer para sentir lo mejor de este paraíso terrenal.

Conociendo un poco más de la isla de Providencia

La isla de Providencia presenta escaso turismo debido a su ubicación remota en el Caribe. En su mayoría, los turistas llegan hasta esta parte de Colombia para disfrutar de las exóticas playas y la tranquilidad que ofrece el mar Caribe.

Isla de Providencia
Isla de Providencia – Jess Kraft

Por su gran riqueza natural y paisajística, esta isla fue catalogada por la Unesco como Reserva Mundial de la Biósfera en el año 2000, al igual que Santa Catalina. Gracias a ello se garantiza la protección de los fantásticos ecosistemas, las especies y los paisajes en la isla. Además, se fomenta el desarrollo social y económico para permitir que la isla sea sostenible y un uso racional de los recursos.

En la isla de Providencia, por otro lado, se encuentra la tercera barrera coralina más larga del mundo, con 255 kilómetros cuadrados y es excelente para practicar deportes acuáticos. Gracias a los ecosistemas marinos que coexisten en la barrera coralina, en esta isla en Colombia se puede disfrutar de deportes como el snorkel, submarinismo o kayak, entre otros.

Providencia, una isla tranquila

Con apenas 17 km², Providencia es una isla en la que no hay grandes cadenas hoteleras, ni resorts de lujo. Aquí está prohibido construir más de dos alturas o mastodónticos edificios. Es una isla envuelta en la calma, en la tranquilidad, perfecta para pasar unos días alejado de la rutina o las prisas.

Entre las playas de este bello rincón de Colombia destaca la Playa Manzanito, la más bella de Providencia, con 300 metros de longitud y unas hermosas aguas cristalinas.

Isla de Providencia
Isla de Providencia – DC_Aperture

También hay que mencionar la playa situada en la bahía Sudoeste, la playa más larga de Providencia y que cuenta con un par de pequeños hoteles y algún restaurante donde degustar la comida típica de la isla. Y Aguadulce es otro de los pequeños tesoros playeros de la isla.

Playas todas ellas de arenas blancas y aguas turquesa, rodeadas de una fantástica vegetación y en las que se puede disfrutar sin aglomeraciones ni ruidos.

¿Qué ver en Providencia?

Pequeña pero hermosa, así es Providencia. Y lo mejor es que se puede recorrer en poco tiempo. Uno de los rincones más curiosos es el Puente de los Enamorados, un puente colgante de madera y 100 metros de longitud que Providencia con la isla Santa Catalina.

Isla de Providencia
Isla de Providencia – David Persson

También hay que subir a The Peak, el punto más alto de la isla para contemplar fantásticas vistas de la isla. Está a solo 360 metros sobre el nivel del mar, pero llegar a él cuesta una larga caminata. La recompensa no son solo las vistas, sino que en el camino se atraviesa el último bosque seco tropical de las Antillas

El Parque Natural Old Providence y Mac Bean Lagoon o el el manglar de Mc’Bean son otros tesoros que esconde esta bonita isla colombiana y que no hay que perderse.

Isla de Providencia
Isla de Providencia – Jess Kraft

Pero su belleza no está solo en tierra. El mar esconde verdaderas maravillas, un paraíso para los amantes del submarinismo. El arrecife de coral, con sus cuevas, escalones y grietas es todo un reto para los amantes de los deportes subacuáticos.

“Un lago en una isla y eso es tu amor por mí, y mi amor te rodea como un inmenso mar de silencios azules; pero tienen también tus grandezas ocultas.”

-Manuel Altolaguirre-

¿Cómo llegar a la isla de Providencia?

Llegar a esta isla no es sencillo. Precisamente ese aislamiento es lo que ha hecho que su belleza natural se conserve casi intacta. Solo hay dos formas de acceso: en pequeños aviones que parten desde la isla de San Andrés o en barco, zarpando de la misma isla.