Las idílicas Islas Galápagos
Decir que las Islas Galápagos son un paraíso natural es quedarse corto. Debido a la generosa actividad volcánica del lugar, el conjunto está conformado por trece islotes de gran tamaño y más de doscientos pequeños atolones de magnífica belleza.
Las Islas Galápagos y su espectacular naturaleza
Este archipiélago pertenece a Ecuador, cuyas autoridades dedican los máximos esfuerzos a cuidar y hacer respetar la flora y la fauna autóctona de este edén terrenal. Echamos un vistazo a algunas de las maravillas que se esconden en algunos de sus más espectaculares rincones.
Isabela: la isla de mayor tamaño
En ella encontraremos los mejores paisajes. Los turistas que se dirijan a la zona sur podrán pasear por Puerto Villamil, donde tendrán la oportunidad de relajarse en sus playas, en cuyas orillas de vez en cuando hay lobos marinos relajándose y tomando el sol.
Mientras nos damos un baño es posible que estemos acompañados por mantarrayas, tortugas marinas gigantes y espectaculares bancos de peces de múltiples formas y colores. Se trata de una experiencia difícil de olvidar. De hecho, los habitantes de esta isla suelen comentar que quien llega a Isabela nunca desea marcharse.
En las inmediaciones se localiza la Playita, una zona donde el impacto de las olas es más fuerte que en el resto de orillas, algo que no parece afectar a las iguanas que pasan allí todo el día.
San Cristóbal: todo lo que necesitas
Puerto Baquerizo Moreno está situado en San Cristóbal. Al tratarse de la capital de las islas, la mayor parte de alojamientos y servicios tanto turísticos como administrativos se localizan aquí.
Fue en la playa homónima donde el HMS Beagle atracó por primera vez. Esto significa que estamos ante el lugar en que Darwin desembarcó en las Galápagos por primera vez con la intención de estudiar concienzudamente la evolución de las especies.
“No es la más fuerte de las especies la que sobrevive y tampoco la más inteligente. Sobrevive aquella que más se adapta al cambio.”
-Charles Darwin-
Caminando por las inmediaciones daremos con Punta Pitt, una playa repleta de lobos marinos junto a los que tendremos la posibilidad de bucear. Un poco más lejos, se ubican los acantilados de lava de Cerro Brujo, a los que solamente es posible acceder mediante el alquiler de una barcaza o contratando un tour en lancha.
Santa Cruz: el paraíso tiene nombre de tortuga
Santa Cruz alberga la estación científica Charles Darwin, un centro especializado en la cría de galápagos gigantes en cautividad que permite la entrada a sus instalaciones a todos aquellos interesados en el trabajo que allí se realiza.
En dicho emplazamiento vivía en famosísimo macho de tortuga Solitario George, que fue el último en su especie.Hoy en día, la estrella del lugar es Diego, la tortuga gigante más longeva de la que se tiene conocimiento.
Como no podía ser de otro modo, una de las playas más reconocidas de la isla fue bautizada como Tortuga Bay. Cuenta con preciosas orillas de arena blanca que se adentran en los manglares. Sus aguas son bastante tranquilas por lo que es habitual alquilar kayaks y piraguas. No lejos de allí, se halla El Garrapatero, una singular bahía que sirve de espacio de anidación tanto para estos grandes reptiles como para iguanas.
Española: hogar de iguanas marinas
A pesar de encontrarse deshabitada, su visita es imprescindible. La única manera posible de alcanzar este territorio es por vía marítima, por lo que es obligatorio contratar una excursión o bien un barco privado desde el Puerto de San Cristóbal.
Nada más poner los pies en tierra nos veremos rodeados de oscuras iguanas marinas que no se inmutan cuando pasamos a pocos pasos de ellas o que descansan sobre las grandes rocas volcánicas que parecen componer la isla.
A su lado anidan singulares aves que se acercan a las picadas aguas del mar con el fin de buscar alimento. Cormoranes, gaviotas y fragatas son tan solo unos pocos ejemplos de los magníficos ejemplares que avistaremos. Resulta impactante contemplar cómo la vida salvaje se adapta y prolifera en lugares tan inhóspitos como este.
Bartolomé y Floreana: dos sinónimos de edén
Ambas islas son muy similares en lo que se refiere a su paisaje volcánico, con multitud de cráteres, y a su clima ecuatorial. La única diferencia entre ellas es que Bartolomé está deshabitada, mientras que Floreana cuenta con una población total de aproximadamente 200 personas.
Pasear por cualquiera de las dos merece la pena, ya que en sus lagunas y calas encontraremos enormes colonias de flamencos e incluso de pingüinos, algunos de los cuales no tienen presencia en el resto de las islas.
En ellas los visitantes pueden disfrutar de un tranquilo baño junto a lobos marinos e incluso hacer snorkel en sus costas debido a la falta de aglomeración.