La historia del castillo del Dragón en Alemania

En Europa existen muchos castillos y varios de ellos relacionados con la época medieval. Pero existe uno diferente: el Castillo del Dragón, ¿Quieres saber por qué? Aquí te lo contamos.
La historia del castillo del Dragón en Alemania
David Díaz

Escrito y verificado por el historiador David Díaz.

Última actualización: 11 julio, 2023

Nos trasladamos a una zona de Alemania donde la mitología quiere convertirse en realidad. Una montaña que fue testigo de uno de los episodios del cantar de gesta medieval, el Cantar de los nibelungos. Concretamente, cuando Sigfrido mató a un dragón y, al bañarse en su sangre, se volvió invencible.

El nombre del lugar es un ejemplo de esa materialización de la ficción en la realidad, pues se la denomina la roca del dragón (Drachenfels). Pero no solo eso, a principios del siglo XX en la zona se construyó un edificio conocido como Nibelungenhalle: un sitio construido en honor a Richard Wagner.

En él, se ofrece información sobre la leyenda de los Nibelungos, a través de pinturas sobre las cuatro óperas de este autor.

Y, como en una historia de dragones y héroes valerosos, no puede faltar un castillo. En esta zona también nos encontramos con uno: el castillo del Dragón o Schloss Drachenburg. Pero, ¿este castillo de estilo neogótico tiene alguna relación con estas míticas historias? ¡Descubrámoslo indagando un poco en su historia!

El castillo del Dragón y su incierto destino

Como veremos, el castillo del Dragón no tiene ninguna relación con la épica gesta medieval de Sigfrido y el dragón, porque es una construcción del siglo XIX, aunque eso no significa que su historia carezca de interés, ¡todo lo contrario!

El castillo nació a partir de un capricho de Stephan Sarter, el hijo menor de un posadero de Bonn, ennoblecido en el año 1882. Este personaje se hizo rico especulando en bolsa y, en el mismo año que pasó a ser el barón Stephan von Sarter, ya había puesto la primera piedra de lo que sería el Schloss Drachenburg. 

El proyecto lo realizaron arquitectos de renombre. Los contemporáneos se quedaron maravillados con el edificio, pues les fascinó el estilo neogótico con el que fue levantado y el suntuoso mobiliario con el que fue decorado.

A pesar de su popularidad, el barón nunca residió en él, ya que estableció su residencia en París.

Tras su muerte en el año 1902, el castillo pasó a manos de uno de sus sobrinos, Jakob Biesenbach. A partir de este momento, y durante casi todo el siglo XX, el destino del castillo fue incierto. Pasó por distintos propietarios, y cada uno de ellos desarrolló o pensó desarrollar en él actividades muy variopintas.



 Schloss Drachenburg como lugar de ocio y vacaciones

Jakob quiso transformar el castillo y sus alrededores en una atracción turística. Para ello, construyó un hotel de estilo suizo y un conjunto de casas de verano. A su vez, el castillo se utilizó como centro de recreo para los más acomodados.

Se habilitó un restaurante en el sótano; se subastaban las obras de arte en la galería del arte del edificio y, por un módico precio, se permitía hacer un recorrido por sus diferentes estancias.

En el año 1910 el castillo lo compró un capitán de caballería retirado, quien quería convertir el lugar en un centro de ocio para obtener grandes beneficios. Buscaba levantar hoteles, crear un gran festival de teatro e, incluso, levantar un hangar (espacio techado donde se guardan los aviones), para ofrecer vuelos cortos placenteros. Sin embargo, no pudo financiar estos proyectos y únicamente organizó exposiciones de arte.

El castillo del Dragón después de la Primera Guerra Mundial

En el año 1923, un comerciante y fabricante industrial compró el edificio. Este decidió ceder algunas de las casas a la Asociación de Mujeres de la Cruz Roja alemana, para que la usaran como lugar de convalecencia. Finalmente, el industrial donó el edificio a una orden católica: los Hermanos de la Salle, en el año 1930.

Los Hermanos convirtieron el lugar en un centro educativo e internado para niños, conocido como Sant Michael’s. Reconvirtieron el lugar eliminando cualquier figura que atentase a la moral cristiana.

El interior del castillo fue adaptado; convirtieron la antigua taberna en sacristía y utilizaron la galería de arte como capilla. Las aulas también se instalaron en el interior del castillo y los dormitorios de los internos se habilitaron en las casas del exterior del edificio.

En unos ocho años, los Hermanos de la Salle intentaron ofrecer a los internos un entorno adecuado para su educación, a pesar de la convulsa situación que vivía el país. Pero no pudieron soportar la creciente presión ejercida desde el nacionalsocialismo, y el internado de San Miguel tuvo que cerrar sus puertas en el año 1938.

Los destrozos de la Segunda Guerra Mundial

Cuando los Hermanos abandonaron el internado, el Gobierno de la época instaló una de las escuelas de élite de los nazis. Esta fue la peor época para el Castillo del Dragón, pues la contienda bélica causó verdaderos estragos en su estructura.

Algunos de los daños más significativos fueron: la destrucción del portal principal original y la Galería de Arte. Además, los vitrales decorados quedaron gravemente dañados tras los bombardeos aliados. Por otro lado, el paisaje del jardín perdió muchas de sus características, debido a las infraestructuras que construyeron para colocar la artillería.

Finalizada la contienda, los soldados estadounidenses ocuparon el castillo y, posteriormente, fue incautado como un campo de refugiados.

El Castillo del Dragón en la posguerra

En el año 1947, la oficina regional ferroviaria alemana adquirió el Castillo del Dragón, para convertirlo en un centro de instrucción. La institución restauró la Galería de Arte, renovó los tejados y los grandes desperfectos causados por los bombardeos.

Pero esto no duró mucho tiempo: en el año 1960 trasladaron las instalaciones de entrenamiento y abandonaron el Schloss Drachenburg.

El edificio estuvo abandonado hasta el año de 1970; incluso se llegó a planear su demolición en el año 1963. Por suerte, en el 71 fue adquirido por Paul Spinat. El nuevo propietario, quien vivió en el castillo hasta su muerte en el año 1989, impulsó su renovación y lo abrió al público para que lo pudieran visitar.

El Castillo del Dragón fue catalogado como monumento en 1986. Y, tras la muerte de Spinat, la Fundación Renania del Norte-Westfalia de Naturaleza, Patrimonio y Cultura inició la reconstrucción total del edificio. La restauración se inició en el año 1995, y no fue hasta el 2010 que se finalizaron los trabajos de rehabilitación. Desde entonces, todas las estancias están abiertas a los visitantes.



Schloss Drachenburg, un recorrido por la historia contemporánea de Europa

Quizás este castillo no nos traslade a épocas antiguas, ni nos evoque a míticas batallas entre dragones y héroes, tal como apunta su nombre. Pero podemos hacernos una idea de cómo ha sido la historia contemporánea de Europa, a través de la vida de este edificio. Por ello, esta es una visita obligada para reflexionar y dejar a un lado los míticos orígenes de nuestros países, y concienciarnos que hay monstruos reales mucho más peligrosos que los dragones.