La historia del castillo de la Calahorra, en Granada
El Castillo de la Calahorra es uno de esos lugares que resalta a simple vista en medio del paisaje en el que se asienta. Ubicado en la comarca de Guadix, en Granada, esta fortaleza se enclava en un sitio único, en lo más alto de una colina que domina el territorio.
Gracias a esto, la visión del Castillo de la Calahorra desde lo lejos despierta el interés de propios y extraños. Lo podemos encontrar dominando el llano del Marquesado del Cenete, junto a La Calahorra, una población granadina de poco más de 1000 habitantes.
Estamos hablando de un castillo cuya construcción significó una revolución en la arquitectura de la península Ibérica. Y es que se trata de la primera obra de estilo renacentista asentada en este lugar. ¿Quieres conocer más de su historia?
Don Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, Marqués del Zenete
A este personaje histórico le debemos la construcción del Castillo de la Calahorra. Don Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza fue un personaje de la élite del Renacimiento español que era nieto del marqués de Santillana e hijo natural de Pedro González de Mendoza, cardenal primado de Toledo y valedor de Isabel I de Castilla.
Pedro González de Mendoza recibió las tierras del Zenete o Cenete, con sus 8 pueblos, de manos de los Reyes Católicos. Todo ello como agradecimiento por colaborar en la toma de Granada en 1492. Y en dichas tierras constituiría un mayorazgo para su hijo, que fue nombrado marqués y quien, pese a su origen bastardo, pudo erigir este castillo por la buena relación que existía, sobre todo, con Isabel la Católica.
La construcción del Castillo de la Calahorra
Como explicamos, fue don Rodrigo Díaz de Vivar, primer Marqués del Zenete e hijo del Cardenal Mendoza, quien dictó la orden de construir el castillo en las cercanías del pueblo de La Calahorra. Era un humanista muy ligado a Italia que, con ello, se convirtió en el precursor del estilo renacentista en la arquitectura civil de toda España.
El proyecto para la edificación de este castillo proviene de dos mentes brillantes: Lorenzo Vázquez y Michele Carlone. Este último era un arquitecto genovés que dio un cambio radical al proyecto inicial de Vázquez y creó una muestra singular de la arquitectura del siglo XVI, con una belleza arquitectónica que se refleja en los patrones italianos que recrea.
Se puede decir que la construcción del Castillo de la Calahorra se gestó durante el viaje que realizó don Rodrigo a Italia, aproximadamente entre los años 1506 y 1508. Durante estos años, el marqués ordenó trazar el diseño y los planos que servirían para decorar la fortaleza e inició la obra.
Sin embargo, la construcción no partió de cero, pues la fortaleza comenzó a construirse sobre los restos de una antigua fortaleza de origen árabe. Se han encontrado documentos que demuestran que el cardenal Pedro González de Mendoza es quien inició las obras en el verano de 1491.
Este cardenal donó este territorio a su hijo Rodrigo en 1492, y él fue quien prosiguió con las obras del castillo. Intervinieron en la construcción artistas y artesanos italianos y españoles.
Estructura del Castillo de la Calahorra
El Castillo de la Calahorra nos parece, a simple vista, una fortaleza de planta rectangular con torres en sus 4 ángulos, patio central y 2 pisos de altura. No obstante, este castillo va más allá de sus contemporáneos, ya que sus baluartes son de planta circular, correspondientes al estilo renacentista.
Posee unas torres provistas de un cuerpo de matacanes sostenidos por ménsulas y rematados por torres caballeras, lo que permite la existencia de un adarve para reforzar las defensas.
El castillo cuenta con una única puerta de acceso, que está situada en la cara noreste y aún conserva sus materiales originales. Esta puerta destaca por ser de arco de medio punto adovelado, de dimensiones pequeñas.
Sobre la puerta de acceso se encuentra situado el escudo de los Fonseca, —segunda esposa de don Rodrigo— y las armas de la familia Mendoza. Además, sobre la portada encontramos la inscripción en latín que dice «Dicha fortaleza se labró para guarda de los caballeros a quien los reyes quisieron agraviar».
Una vez atravesada la puerta, se ingresa a un pequeño zaguán abierto que permite acceder a la sala de guardia, con una pequeña escalera que nos lleva al cortile. El cortile es el patio abierto y con pórticos que cuenta con una doble galería de arcos. Resaltan a simple vista las bellas balaustradas de mármol de Carrara y la exquisita escalera que lleva a los diferentes salones superiores.
En definitiva, el de La Calahorra es un castillo que resalta por su belleza interior y sobriedad exterior, y que te espera en tierras granadinas para sorprenderte.
Cuando compres o reserves algo mediante un enlace de nuestra web, nosotros podemos obtener una comisión como promotores, sin coste adicional para ti.