Las gargantas del Todra en Marruecos, solo para aventureros
Marruecos es un país de bonitas ciudades conocidas en todo el mundo. Pero también alberga tesoros ocultos solo aptos para los más intrépidos. Una de estas reliquias salvajes son las conocidas como las gargantas del Todra, impresionantes paredes de colores rojizos guardianas de un gran misterio. Constituyen un reto para los apasionados de la escalada debido a la especial adherencia de sus muros. Asimismo, los amantes del trekking podrán disfrutar de esta experiencia única.
La aventura de las gargantas del Todra
Ya sea para maravillarse con la vista, o bien por pasión por el riesgo, Todra es una visita obligatoria. Una forma diferente y singular de conocer este bello país al norte de un África indómita. Cultura e historia se aúnan para ofrecer al turista un cóctel explosivo que le dejará boquiabierto.
El comienzo: Tinerhir
En el camino hacia Todra vale la pena hacer una parada en una localidad subyugante: Tinerhir. Al llegar a esta bonita ciudad impresiona encontrarse con las aguas del río homónimo. Siguiendo su curso se halla un oasis de ensueño, un palmeral lleno de frescura y verdor exultante. Sin lugar a dudas, un descanso a la ribera de sus aguas es revitalizador y necesario para conocer el resto de esta hermosa villa.
Muy cerca del este vergel se ubica el barrio judío, con edificaciones de época muy bien conservadas. Para disfrutar de las vistas de toda la urbe, es posible subir hacia el palacio Kasbah Galaoui. Esta construcción se encuentra en lo alto de un acantilado, pues tenía una clara función táctica de control del comercio. La visión del municipio con el lejano horizonte desértico de fondo dejará hechizado al turista.
En dirección a las gargantas
Partiendo desde Tinerhir, y a unos 15 kilómetros, el viajero se dirige hacia las gargantas de Todra. Este trayecto resulta llamativo, ya que está trazado sobre una vía llena de pueblos suspendidos en las montañas. Estos municipios forman parte de la cordillera del Alto Atlas, la más elevada de África. La parte sur de ella está formada por cantidad de capas geológicas, integradas gradualmente con el paso del tiempo. Las modificaciones en el enclave a causa de los cambios climáticos han formado caminos y valles.
El panorama que se degusta es brutal cuando se alcanzan las gargantas verticales del Todra. Un emplazamiento de cine, pues múltiples escenas de La momia fueron rodadas aquí. Estos provocadores macizos en la roca se han convertido en el destino para intrépidos seguidores de la escalada. Un paraíso natural donde disfrutar de la magnificencia de la naturaleza en su estado puro.
Ascenso al paraíso
El descubrimiento de este enclave como destino para escalada se le atribuye a profesionales galos. El primero en ascender por sus paredes verticales fue Pilier du Couchant, haciéndose popular posteriormente su recorrido. La subida de 390 metros es ya un clásico dentro de las escaladas en la zona.
Ante la creciente demanda, se han ido abriendo al público más paredes, de mayor riesgo y con mayor altura. Para realizar esta ascensión al paraíso, es aconsejable realizarla en periodo estival, debido a las inclemencias del tiempo.
Las gargantas de Todra son un edén para la aventura, donde el desafío puede ser el mejor compañero de viaje. Torbellinos de sensaciones esperan al aventurero capaz de adentrarse entre valles y macizos, con unas panorámicas dignas de un sultán. Un halo misterioso contrastará con la quietud del lugar.
“Cualquiera que sea el tiempo en que se nace hay que embarcarse en la aventura de ese tiempo o quedas varado hasta que te mueres, sea en el siglo que sea. Solo te conceden una vida, unos años, si los vives intensamente es como si vivieras diez vidas.”
– Alberto Vázquez Figueroa –
El hechizo de Marruecos
Es seguro que cualquier visitante querrá saber más acerca del país que alberga rincones como las gargantas de Todra. Se verá en la necesidad de conocer las múltiples ofertas de las que dispone. Ya sea para disfrutar de su capital, Rabat, con animadas callejuelas, o la mítica Casablanca, Marruecos es ideal.
Tanto a bordo de una autocaravana como acampando bajo las estrellas, una escapada a este país merece la pena. Una velada inolvidable entre beduinos, un recorrido por el desierto en camello… Toda elección será acertada.
Para los más temerarios existen numerosas actividades. Entre las más realizadas está el trekking entre bosques de cedros y oasis, y la visita al desierto en 4×4. Las oportunidades son infinitas. Mochila a la espalda y pañuelo en la cabeza contra el calor, el turista hallará Marruecos salvaje e indomable.