¿El coronavirus frustró tu viaje? Esto es lo que debes hacer
La pandemia del coronavirus ha puesto a prueba nuestra capacidad de resistencia y ha cambiado el curso normal de la vida de todos. Posiblemente frustró tu viaje o algún plan para salir a otro lugar. Sin embargo, es necesario mantener la calma y adaptarnos a las circunstancias. Tomar las medidas de autocuidado en este momento es lo más importante.
Tu viaje puede esperar, ya que esta es una temporada en la que debemos estar en casa para evitar el riesgo de contagio. Además, toda crisis es también una oportunidad para afianzar los recursos de tolerancia y adaptación que tenemos. Ahora el desafío es preservar nuestra vida y la de los demás.
¿Se frustró tu viaje por el coronavirus?
Existen imprevistos que suceden y que no se pueden controlar, como ha ocurrido con la pandemia del COVID-19. El virus está generando cambios drásticos en la vida de todos. A muchos les ha exigido aplazar viajes, proyectos y actividades que tenían planeadas.
Si se frustró tu viaje, no te lamentes, quizás fue lo mejor que te pudo suceder. Recuerda que muchos viajeros quedaron varados lejos de su país de origen y que algunos de ellos no lo han pasado nada bien. Como el desenlace de todo esto es impredecible, nada mejor que vivir esta experiencia en medio de entornos familiares.
Además, haber renunciado al viaje no quiere decir que nunca lo puedas realizar. Ahora es preciso atender tu salud y la de tus parientes. Por tanto, si se frustró tu viaje, ahora no es tiempo de lamentarlo, sino de adaptarte a las nuevas circunstancias.
Reemplaza tu viaje por otras actividades
El confinamiento por la pandemia nos ha puesto frente a un reto que genera monotonía y puede ser agobiante. Lo es mucho más para los viajeros a quienes les apasiona tomar las maletas y partir siempre a un nuevo destino. Pese a ello, si se frustró tu viaje, ahora puedes aprovechar para pasar una temporada en casa. Existen infinidad de tareas que te evitarán caer en el aburrimiento.
Ser viajero no es solamente desplazarte de un lugar a otro físicamente. Quien tiene un espíritu verdaderamente aventurero también sabe soñar y puede desplazarse a otros lugares y otros tiempos a través de la lectura, del arte y de la imaginación.
Además, este puede ser un momento oportuno para compartir más tiempo con tu familia. ¿Por qué no viajar a través de los recuerdos compartidos? ¿O quizás a ese mundo siempre desconocido de las personas que tienes a tu alrededor? ¿De verdad conoces todo de ellos o hace falta un viaje a su mundo interior?
El hecho de que no puedas ir físicamente a otro lugar no significa que debas desconectar emocionalmente de él. ¿Qué tal aprovechar este tiempo para buscar nuevos contactos en ese lugar que tienes en la mira y al que seguramente irás cuando todo se estabilice? Puede ser una magnífica idea para, de todos modos, iniciar tu viaje.
Tolerar la frustración y adaptarte
No se ha acabado el mundo porque se frustró tu viaje, aunque hayas podido sentir enojo, tristeza o decepción. Es decir, has experimentado la frustración que suele aparecer cuando no logramos algo. Sin embargo, es importante aceptar con tolerancia las actuales circunstancias, evitando el pesimismo.
Tal vez habías fijado expectativas en tu viaje, y tener que renunciar a la idea a veces cuesta trabajo. A pesar de ello, es necesario aprender a tener tolerancia a la frustración. Esto nos ayuda a adquirir herramientas personales que nos fortalecen frente a las adversidades.
Si algo debe aprender un viajero es a acomodarse a las circunstancias. En una travesía siempre hay miles de imprevistos que se deben solucionar sobre la marcha. La flexibilidad y la capacidad para aceptar los cambios no deseados son virtudes que no solo te pueden ayudar a sortear este momento, sino cualquier viaje que hagas en el futuro.
Por ello, aceptar las cosas y adaptarte son parte de las destrezas que todo viajero debe cultivar. Pese a que se frustró tu viaje, es posible que en poco tiempo tengas la ocasión de conocer nuevos destinos. Solo es cuestión de aceptar el momento de crisis y esperar con optimismo a que todo vuelva a la normalidad.