Visitamos los fabulosos templos de Abu Simbel
Uno de los más espectaculares lugares de interés arqueológico en el mundo son los templos de Abu Simbel. Ambos están excavados de manera directa sobre la roca en el extremo sur de Egipto, en la ribera del lago Nasser, a más de 200 kilómetros al suroeste de Asuán.
Estos templos son parte del Museo al Aire Libre de Nubia y Asuán, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979. Entre los años 1964 y 1968 los templos de Abu Simbel tuvieron que reubicarse en una colina artificial por la construcción de la presa de Asuán y la formación del lago Nasser.
El objetivo era evitar que estas joyas quedasen bajo el nivel del agua. Por ello, ingenieros internacionales decidieron cortar en grandes bloques de más de 20 toneladas los templos y llevarlos a un nivel más alto.
¿Cuál es la historia de estos templos de Abu Simbel?
El significado de Abu Simbel es “padre de la espiga”, siendo construidos en tiempos del faraón Ramses II. Empezaron a levantarse en el 1284 a.C. y las obras se prolongaron casi dos décadas, hasta el 1264 a.C. El propósito del complejo era impresionar a los vecinos del sur y dar un refuerzo a la influencia que ejercía la religión egipcia en toda la región.
Los templos de Abu Simbel se hicieron también para celebrar la victoria en la batalla de Kadesh. Y junto a ello, el culto al propio Ramsés, además de a otros dioses del Antiguo Egipto, caso de Amón, Ptah y Ra.
Con la decadencia de la civilización egipcia, el complejo fue quedando en el olvido y se cubrió progresivamente de arena. Así fue hasta que en 1813 lo visitó el suizo Johan Ludwig Burckhardt, que comentó su descubrimiento con Giovanni Belzoni. Este fue el que en 1817 liberó el acceso al lugar y saqueó buena parte de los objetos de valor que en él se encontraban.
Cómo es el templo principal
La fachada del templo impresiona, pues tiene 33 metros de altura y 38 metros de anchura. En ella están las famosas cuatro estatuas sedentes custodiando el acceso. Cada una de unos 20 metros de alto que se esculpieron de forma directa sobre la roca.
En todas ellas está representado Ramsés II sentado en un trono y con la doble corona del Alto y Bajo Egipto. Esto era un símbolo de la dominación sobre todo el valle del río Nilo. Se puede apreciar que una de las estatuas está dañada por un terremoto, aunque sigue asombrando a quienes lo visitan. A sus pies hay otras figuras más pequeñas que representaban a miembros de la familia del faraón.
Pero si impresiona por fuera, por dentro el templo es espectacular. Un ejemplo: la sala hipóstila tiene 18 metros de largo por casi 17 de ancho y esta sostenida por 8 fabulosas columnas en las que también se representa a Ramsés II.
El fenómeno solar de Abu Simbel y su importancia
Este templo es escenario de un curioso fenómeno. Se construyó del tal manera que los días 21 de octubre y 21 de febrero, 61 días antes y después del solsticio de invierno, los rayol del sol penetran hasta el santuario que está en el fondo. Este efecto logra que se ilumen las caras de Amón, Ra y Ramsés. Ptah, la deidad de la oscuridad, queda en penumbra.
“Ve el mundo. Es más fantástico que cualquier sueño.”
-Ray Bradbury-
El templo menor
Este se ubica al norte del templo principal. Se dedica a la diosa Hator y Nefertari, que fue la esposa preferida de Ramsés II. La fachada tiene seis estatuas, cuatro de ellas representan al faraón y dos a su esposa.
Dentro también hay una sala hipóstila, con seis columnas con capiteles decorados con la cabeza de la diosa Hator. Esta sala tiene una serie de escenas donde se puede ver a Ramsés y su esposa en claras ofrendas de sacrificios a los dioses. Después hay otra en la que se ven escenas parecidas. Al fondo podemos observar el santuario, en el que hay una estatua de la diosa Hathor.
Así que ya sabes, siempre que puedas, no te quedes sin la oportunidad de disfrutar de los templos de Abu Simbel. Son una joya arquitectónica de la humanidad.