El fabuloso Parque de la Memoria en Budapest
El Parque de la Memoria, o Memento Park, es un monumento controvertido en Budapest, pero no por ello carente de interés o de estética. De hecho, las polémicas que suscita son uno de los atractivos que invitan a visitar el lugar y a formarse una idea propia de las huellas históricas que están vivas en Hungría.
Para muchos, el Parque de la Memoria de Budapest es un ejemplo perfecto de la combinación entre el testimonio histórico y una perspectiva crítica del pasado. Este monumento se hizo para rememorar algo que mucha gente no quiere recordar. En muchas partes del mundo se ha optado por borrar lo que no se quiere traer a la memoria, pero en Hungría no.
El Parque de la Memoria es también el parque del comunismo. Constituye un recuento de un pasado en el que Hungría formó parte de los países de la órbita soviética. Muchas de las estatuas que se exhiben en ese lugar tienen su propia leyenda.
El pasado de Hungría
Hungría comenzó a formar parte de la órbita soviética durante la Segunda Guerra Mundial . Los húngaros eran colaboradores de Hitler, y por eso combatieron contra los soviéticos cuando estos iniciaron su avance en Europa. Así, Budapest sufrió un sitio pavoroso entre el 29 de diciembre de 1944 y el 13 de febrero de 1945.
Al final se firmó una paz unilateral y, como fue costumbre en los soviéticos, los vencedores impusieron sus condiciones. Así se abrió paso un socialismo traído de fuera, con presencia de tropas militares rusas a bordo. Sin embargo, a diferencia de otros países de Europa del este, Hungría logró mantener un buen nivel de vida durante su etapa comunista.
Lo que sí había era una notoria desconfianza y rechazo por lo que muchos consideraban unos invasores. Las tensiones fueron constantes y muy visibles durante el mandato de Stalin, que gobernó con mano de hierro a su propio país y a todos los que estaban bajo su órbita.
El origen del Parque de la Memoria
Poco a poco, Hungría fue desprendiéndose del comunismo y para 1990 ya había iniciado su propio camino, hacia una economía de libre mercado. Con la Perestroika soviética, el cambio se hizo más acelerado. Para ese entonces, todo Budapest estaba lleno de estatuas que exaltaban a las grandes figuras del comunismo.
En el año de 1991 tuvieron lugar dos sucesos importantes. Por un lado, hubo una reunión en el Hotel Intercontinental de Budapest. Allí se acordó el retiro de las tropas soviéticas, hecho que luego fue corroborado por la orden de Mijail Gorbachov de desmantelar la estructura militar en Hungría.
El otro hecho tuvo que ver con la decisión sobre el destino que tendrían todas esas estatuas comunistas que estaban en buena parte de la ciudad y frente a las que muchos solo sentían desprecio.
El debate fue álgido y duró poco más de tres meses; Muchos solo querían verlas destruidas. Al final, se acordó reunirlas en un solo lugar para que se convirtieran en un testimonio didáctico del pasado. Así nació la idea del Parque de la Memoria.
Museo, galería y leyenda
En diciembre de 1991, se hizo el acuerdo final para crear un parque temático que diera cuenta del pasado a las generaciones futuras. Luego, se convocó a un concurso para el diseño de este y el ganador fue el arquitecto húngaro Arkos Eleod. El parque se inauguró en junio de 1993, cuando se conmemoraba el segundo aniversario del retiro de las tropas soviéticas.
El Parque de la Memoria alberga en total 42 estatuas que fueron trasladadas del lugar donde estuvieron apostadas inicialmente, hasta allí. La entrada es muy simbólica, ya que tiene un aspecto monumental y a primera vista parece el acceso a un gran edificio. Sin embargo, al cruzar ese umbral solo hay un espacio al aire libre con las esculturas.
Así mismo, la gran puerta de ingreso siempre está cerrada y se accede al parque por una entrada lateral. Esto, sin duda, es una alusión al comunismo, tal y como lo ven los húngaros: monumental y vacío al mismo tiempo, así como simultáneamente hermético. Dentro ya, hay varias estatuas maravillosas, sin importar la ideología a la que correspondan.
Una de las esculturas más emblemáticas es el monumento a Stalin, representado solamente por unas botas. El resto de la estatua había sido cercenada en el pasado, como un acto de protesta.
Finalmente, otra estatua memorable es la de Lenin, a la que en otros tiempos los húngaros le habían colgado un cartel que decía: “Basta de sonrisita, Lenin, esto tampoco durará para siempre, ni los 150 años de la ocupación otomana fueron suficientes para convertirnos en turcos”.
Imagen de portada: Flickr Frank Maddocks.
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