Eze, el pueblo medieval más bonito de la Costa Azul
En la llamada Costa Azul francesa hay muchos pueblos que merecen miles de fotografías y Eze es uno de los que más. De origen medieval, apenas llegues a este lugar quedarás enamorado de él. ¿Quieres recorrerlo con nosotros? ¡Entonces sigue leyendo!
Eze, entre Mónaco y Niza
Quizás por estar entre dos grandes destinos como son Mónaco y Niza haya pasado desapercibido por muchos turistas que llegan a la Costa Azul, atraídos por las playas, las fiestas y los paisajes. Sin embargo, apenas pones un pie en Eze te quedas atrapado para siempre.
Se trata de un pintoresco pueblo encaramado en lo alto de un acantilado y que por ello se usa como mirador panorámico del mar Mediterráneo, Cap-Ferrat, la Riviera Francesa y hasta Italia. Además este pueblo se extiende por las Tres Corniches, es decir, las carreteras que van desde Niza a la bella localidad de Menton.
“Viajar es descubrir que todo el mundo esta equivocado sobre otros países.”
-Aldous Huxley-
De paseo por Eze, el pueblo “colgado”
Cuando llegues a Eze no dudarás en decir que es uno de los pueblos medievales más bonitos que existen, no solo en Francia, sino en Europa. A 427 metros de altura, pasear por sus calles es viajar en el tiempo. Aquí no hay tanto glamour como en Niza o en Mónaco pero sí podrás encontrar galerías de arte, restaurantes y casas señoriales preciosas.
En las calles de Eze encontrarás cientos de rincones que no podrás dejar de fotografiar. El pueblo es peatonal al 100% y debemos dejar el coche aparcado en la entrada. Las calles con estrechas y empedradas, en forma de laberinto y en ascenso hacia la iglesia, emplazada en lo más alto y rodeada de un jardín precioso.
El un terreno escarpado Eze está repleta de villas privadas pintorescas que miran al mar. Desde allí hasta la costa hay 40 minutos de caminata por un sendero natural maravilloso. Si te sientes con ganas, es más que recomendable hacerlo.
El patrimonio de Eze
La doble puerta fortificada construida en el siglo XV que nos da acceso al pueblo es el primer exponente de su vasto patrimonio medieval. En la Plaza de la Iglesia nos encontramos con la bonita iglesia del siglo XVIII, imposible de dejar de lado por su fachada de oro y ocre y su campanario con reloj incluido.
Además, en Eze se encuentra la Capilla de los Penitentes Bancos, erigida en el siglo XV y con un exterior poco llamativo. Pero su interior es realmente hermoso y en él se descubre un crucifijo catalán de 1258.
El Chateau de la Chévre d’Or es otro lugar de interés. Antigua residencia del príncipe Guillermo de Suecia, hoy es un hotel y restaurante ubicado en el casco antiguo. Además, no dejes de conocer la Porte des Maures y la Maison Riquiers.
En la parte baja del barrio histórico está el sendero Frederic Nietzche. Este es uno de los muchos personajes que pasaron por este pueblo y hasta habló sobre él en un libro.
Naturaleza en Eze
Uno de los rincones más hermosos de Eze es su jardín exótico, con ejemplares de plantas y flores, esculturas y vistas panorámicas impresionantes. Al este del parque está el Palacio Balsan con sus cipreses y terrazas. En el jardín descansan las ruinas del castillo y quince estatuas de diosas púdicas y sensuales de África y América.
Una vez que termines el recorrido por el pueblo te aconsejamos que conozcas el Parque Natural de la Revére, entre los montes Vinaigrier y Bataille. Compuesto por mesetas calcáreas y acantilados, nos permite disfrutar de hermosas vistas de la Costa Azul y, si tenemos suerte y el cielo está claro, hasta divisar la isla de Córcega.
Hay mucho más en Eze. Si aún tienes tiempo, visita los fuertes de la Revére y de la Drete, construidos en 1870 para proteger la ciudad. Y para aprender sobre flora, fauna y geología dirige tus pasos hacia la Maison de la Nature, a poca distancia de Eze.
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