El duomo de Florencia, símbolo del arte renacentista italiano
Para muchos, Florencia es una ciudad demasiado turística. Pero, ¿en qué otro lugar puedes caminar por las mismas calles que vieron a Botticelli o a Leonardo da Vinci y que son en sí mismas obras de arte? A continuación, te llevamos a uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad: el duomo de Florencia, es decir, la catedral de Santa María del Fiore.
Una aproximación al duomo de Florencia
Lo primero es decir que la palabra “duomo” (sustantivo masculino original en italiano) se refiere en muchos países, sobre todo en Italia y Alemania, a la iglesia principal de algunas ciudades. El término proviene del latín domus (“casa”), en el sentido de “la casa de Dios”.
Y esta catedral es especial por muchos motivos, como su extraordinaria ubicación, en pleno casco histórico de Florencia, una ciudad que rezuma arte e historia por los cuatro costados.
El templo se levanta en la plaza de San Giovanni, conocida también como plaza del Duomo. En esta plaza encontrarás también edificios históricos de gran importancia, como la torre de Giotto y el baptisterio de San Giovanni. Junto a la catedral, forman uno de los conjuntos más bellos de toda Italia.
El duomo de Florencia, una gran obra arquitectónica
Santa María del Fiore es una de las catedrales más grandes de Europa, con sus 155 metros de largo y 107 de alto. La construcción de la catedral comenzó en 1296 y terminó en 1446. También se trata de uno de los edificios construidos más concienzudamente de toda Italia.
La cúpula de la catedral, una obra maestra
El secreto de su cúpula se mantuvo oculto durante mucho tiempo. Parecía imposible que la estructura pudiera sostener una cúpula tan grande y pesada. De hecho, su construcción fue en parte responsable de que las obras de la catedral se prolongaran tanto en el tiempo.
El diseño de la cúpula fue obra del arquitecto Filippo Brunelleschi y se construyó entre los años 1420 y 1436. Una impresionante estructura que alcanza una altura de 116,5 metros. Mientras tanto, el diámetro del casquete interior es de 45,5 metros y el del exterior, de casi 55 metros.
Una cúpula que pesa 30.000 toneladas y en la que se emplearon cuatro millones de ladrillos. Estructura que asombró en su época, y aún sigue haciéndolo.
“Muy duro y envidioso sería quien no elogiase a Pippo el arquitecto, viendo esta estructura tan grande, erguida sobre los cielos, tan amplia que cubre con su sombra todos los pueblos toscanos, hecha sin ningún auxilio de armazones o profusión de madera: artificio que, yo juzgo, en estos tiempos era increíble, y quizás tampoco era sabido ni conocido en la Antigüedad.”
-Leon Battista Alberti-
Los florentinos suelen referirse a ella como el “cupolone” por su tamaño, opulencia y grandiosidad. Se ve desde muchísimos puntos de la ciudad, no en vano es el edificio más alto de Florencia. Y puedes subir para admirar unas vistas espectaculares, eso sí te esperan 463 escalones.
El interior de la catedral
Una vez dentro del duomo de Florencia descubrirás sus más de 3600 m² de frescos. Son obra de ilustres artistas fiorentinos como Giorgio Vasari, Paolo Uccello o Andrea del Castagno. Representan temáticas variadas que incluyen tanto escenas de la Divina Comedia de Dante como figuras de los evangelistas o personajes importantes de la ciudad.
En la cúpula destaca una espectacular representación del Juicio Final (de Federico Zuccari). Además de los frescos, las vidrieras también son dignas de mención, obra de artistas de la talla de Ghiberti o Donatello.
Dos tesoros inseparables
Hemos hablado de la catedral, pero no podemos olvidar dos elementos que son inseparables del templo: la torre de Giotto y el el Baptisterio.
El Baptisterio
Está en la misma plaza del Duomo, justo enfrente de la catedral. De él cabe mencionar las llamadas Puertas del Paraíso, obra de Ghiberti. En ellas se representan escenas del Antiguo Testamento en cada uno de sus diez paneles. Pero las originales se encuentran en el museo de la catedral.
Torre de Giotto
Es el campanario de la catedral, separado de ella, como ocurre en otros templos italianos. Una esbelta torre que roza los 85 metros de altura y que sigue la estética de la catedral, al estar revestida en mármol policromado. También puedes subir a lo más alto para admirar unas increíbles vistas de la ciudad.
Sin duda, la visita al duomo de Florencia es algo que no te puedes perder si tienes la suerte de viajar a esta maravillosa ciudad. Podrás empaparte del aire renacentista y admirar uno de los monumentos más bellos de Italia.
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