El desierto singular del Monumento Nacional de Arenas Blancas
En el estado de Nuevo México, EE.UU. se encuentra uno de los desiertos más singulares y hermosos del mundo: el Monumento Nacional de Arenas Blancas. Un desierto de yeso. Sí. Las dunas aquí son de arena de yeso, lo cual le proporciona ese color blanco impoluto que es tan atractivo como estéril, al menos a primera vista. Porque lo cierto es que un territorio tan inhóspito como este guarda plantas y animales adaptadas a semejantes condiciones de vida.
Origen de las Arenas Blancas
Paradójicamente, en este mismo lugar de Estados Unidos hubo hace unos 250 millones de años un mar de escasa profundidad. Sin embargo, al mismo tiempo que se levantaron un poco más al oeste las Montañas Rocosas, este mar se desecó quedando en la superficie sus fondos, unos depósitos cargados de yeso.
Ese yeso, con el paso del tiempo y la erosión, se convirtió en granitos de arena. Eso es lo que configura la esencia de este Parque Nacional y le proporciona toda su singularidad. Algo más que destacable en un país como los Estados Unidos, donde se pueden visitar parques nacionales prácticamente de cualquier característica, altura, hábitat y ecosistema.
Sin embargo, aquí el yeso es el protagonista por una sencilla razón, porque no hay agua en la que pueda diluirse. El yeso es un mineral que se diluye en el agua y una simple lluvia lo arrastra a los ríos y de ahí al mar. Pero aquí no hay ríos, y por eso permanece formando este Monumento Natural.
El movimiento de las arenas
Al igual que ocurre en otros desiertos de arena del mundo o en muchas playas, aquí la arena forma dunas, y esas dunas se van desplazando siguiendo el capricho de los vientos. Por eso, por muchas veces que se visite este lugar de EE.UU. su aspecto es cambiante y siempre es atractivo, digno de los mejores fotógrafos de paisaje.
Eso sí, si queréis sacar fotos del lugar os recomendamos hacerlo de buena mañana o al atardecer, para evitar las luces ardientes del resto del día y el efecto espejo del color blanco.
“La naturaleza siempre lleva los colores del espíritu.”
– Ralph Waldo Emerson –
La visita al Parque Nacional de White Sands
Para comprender mejor los valores y características de este espacio, lo ideal es ir en primer lugar al Centro de Visitantes. Allí se explica pormenorizadamente el origen y peculiaridades del Monumento Natural, así como se ven las diferentes opciones de recorridos que existen.
Sin duda, de todos esos itinerarios, el más buscado es la aproximación a las grandes dunas del parque. Pues bien, se hace necesario hacerlo en coche, ya que desde el centro de visitantes hasta ellas hay unos trece kilómetros de distancia. Un recorrido muy instructivo gracias a los paisajes y elementos que se van viendo . Y además se puede sintonizar un radio en español para oír más explicaciones sobre estos paisajes únicos.
Tras hacer esos kilómetros se empiezan a ver áreas para aparcar e itinerarios para caminar por las dunas. Una actividad imprescindible para disfrutar de este sitio. Pero eso sí, hay que llevar siempre varios elementos: el calzado apropiado, sombreros o gorras para la cabeza, crema de protección solar y agua. No olvidéis el agua. Allí no podréis comprar ni encontraréis una fuente, y lo que si es seguro es que pasaréis sed.
Los secretos de las Arenas Blancas
Aunque os pueda parecer mentira, en este lugar hay una fauna de lo mas interesante. Y no solo animales pequeños. También habitan por aquí zorros o coyotes que se alimentan de roedores o conejos. Si bien es difícil ver a ninguno de ellos durante el día, ya que pasan las horas de calor en sus madrigueras, y solo salen tras el ocaso del sol.
Lo único que se puede ver de día es alguna lagartija y aves, e incluso será difícil avistarlas, ya que hay especies que se han adaptado de semejante manera a este lugar que se han ido tiñendo de blanco para mimetizarse a la perfección con el entorno y no ser una presa fácil para los depredadores.
Una curiosidad entre la arena
Dentro de este espacio natural único, curiosamente hay un campo de misiles. Sí. El White Sands Missile Range, una superficie que se usó a partir de la Segunda Guerra Mundial para probar el armamento alemán que se conseguía requisar.
Hoy ese campo de pruebas sigue en uso, por ello no es extraño que se clausuren ciertos recorridos por el interior del parque.