Descubrimos Kazajistán a través de sus increíbles ciudades
Este bonito país situado en el continente asiático, limita al este con China, al oeste con Rusia y al norte y sur con Uzbekistán, Kirguistán y Turkmenistán. Es una de las antiguas repúblicas socialistas soviéticas, separada de la URSS en el año 1990. Con capital en Astana, es lugar de confluencia de diversas culturas. Todas ellas usan el ruso como idioma de comunicación, aunque la lengua oficial es el kazajo, de origen turco. Viajar a Kazajistán es sumergirse en la cultura oriental con claros tintes occidentales.
Astana: la capital de Kazajistán
Al llegar a Astana el turista se encuentra con una ciudad moderna y avanzada gracias al desarrollo de la industria del gas, de la que es un importante productor. En ella se puede ver un paisaje que mezcla desde lujosos y modernos edificios hasta antiguas tradiciones de la vida en la estepa. Modernidad y tradición se dan así la mano dentro de esta urbe.
Antiguamente esta ciudad era famosa por sus mercados, a los que venían mercaderes de todos los lugares del mundo. Se localiza en el paso de la Ruta de la Seda, por lo que tuvo un potente tránsito en la época de las colonias.
El turista no debe olvidar ir bien abrigado, ya que está considerada como la segunda capital más fría del planeta. Por ello, y para calentar las manos y el estómago, el visitante puede pasear su conocida Avenida de la República con una bebida bien caliente adquirida en una de sus múltiples cafeterías.
The Baiterek Tower
La torre Baiterek es el lugar perfecto para disfrutar de unas maravillosas vistas desde una altura de 97 metros. Desde allí se obtiene la mejor panorámica de la ciudad, en contrapunto con la estepa que la rodea.
Es un edificio que termina en un entramado de color blanco con una impresionante bola de cristal. Cuenta la historia que está basada en la leyenda del ave Samruk. Por ello, se dice que dentro de la bola están los deseos de todas las personas y que el edificio representa el árbol de la vida y de la felicidad.
La sala interior es una esfera hecha de madera con 17 pétalos que simbolizan las religiones de la tierra. En su interior también hay una estampación de la mano del presidente Nazarbaek, que el visitante podrá cubrir con la suya y pedir un deseo.
La torre es el emblema de la ciudad y constituye un símbolo de modernidad para todos sus habitantes.
La mezquita de Hazret Sultan
A orillas del río Yesil se alza la que es considerada como la mezquita de mayor tamaño de toda Asia Central, la mezquita de Hazret Sultan. Lo que el visitante encontrará aquí es una obra exquisita y muy funcional, cuya solemnidad pondrá los pelos de punta al más escéptico.
Se trata de una obra religiosa de nueva construcción, ya que se edificó en el año 2009. Aunque es de estilo islámico tiene algunos detalles de estilo karajo.
Este templo está compuesto por 8 cúpulas, una de ellas es la más grande de todo Kazajistan. El edificio cuenta con una altura de 51 metros y cuatro minaretes, colocados en las esquinas de la mezquita. En el exterior resalta su color blanco, para adentrarse también gracias a sus imponentes columnas de mármol. Su interior posee capacidad para albergar hasta 8.000 personas.
“Viajar es descubrir que todo el mundo esta equivocado sobre otros países.”
– Aldous Huxley –
Almaty: ambiente y modernidad
Al igual que Astana, Almaty es una ciudad moderna y la que más ambiente tiene de todo Kazajistán. En ella se pueden encontrar edificaciones de estilo contemporáneo mezcladas con construcciones de la época de los zares.
La urbe está además envuelta por montañas denominadas Tian Shan. Su traducción significa “montañas celestiales”, lo que ofrece al turista una vaga idea de la belleza del territorio.
Paseando por sus calles se puede disfrutar de bonitas fuentes y impresionantes iglesias. Toda la urbe se alza cubierta de parques y zonas verdes en los que deleitarse con una agradable caminata. Uno de los más interesantes es el Parque de 28 Guardianes de Panfilov. Un lugar donde el visitante se encontrará con una gran variedad de especies de árboles.
Para todo melómano, cabe distinguir una singularidad muy especial de la ciudad: el monumento a los Beatles. Este fue levantado en una de sus más concurridas plazas. Es la primera estatua en la historia de la Unión de Estados Independientes brindada al cuarteto de Liverpool.