La curiosa Colina de las Cruces de Lituania
La Colina de las Cruces de Lituania es uno de los espacios más curiosos que vas a poder visitar en este país báltico. Es un lugar insólito en el que cientos y cientos de cruces se amontonan como símbolo de la resistencia de un pueblo que quiso ser libre. Sin duda, es todo un espectáculo para la vista. ¿Nos acompañas a conocerlo?
El origen de la Colina de las Cruces de Lituania
El origen de este insólito lugar es un poco incierto. Una antigua leyenda habla de su aparición durante la Edad Media tras una batalla librada contra los caballeros de la Orden Teutónica. Una aparición espontánea que recordaría a los caídos durante dicha batalla.
Pero será durante el siglo XIX cuando la Colina de las Cruces de Lituania comience a configurarse realmente. Y todo como forma de rebelión ante Rusia, que ya comenzaba a apoderarse de estos territorios.
Parece que después de dos rebeliones contra la Rusia de los zares, la población lituana que no había podido recuperar los cuerpos de sus seres queridos pusieron una cruz por cada uno de ellos.
De esta manera, el monte comenzó a llenarse de cruces, algo que se incrementó después de la Segunda Guerra Mundial, cuando Lituania pasó a formar parte de la extinta URSS. Cuentan que todas las noches las cruces brotaban de la hierba, y pese a los intentos de los rusos por eliminarlas, cada noche surgían más cruces.
La colina sufrió incendios, derrumbes con maquinaria, la intentaron convertir en vertedero de escombros y se la declaró como zona infectada de rabia. E incluso se planteó construir en la zona un pantano para inundarla, pero ninguno de estos intentos por parte de Rusia logró terminar con la fe del pueblo lituano y con sus ansias de reivindicación.
En 1993, tras la ansiada independencia, el papa Juan Pablo II celebró allí una misa y colocó una cruz. Este hecho aumentó la popularidad de este espacio y lo colocó en el mapa de lugares santos y de peregrinación.
Qué puedes ver en este monte lituano
Evidentemente, podrás ver cruces. Pero también se percibe un gran sentimiento de un pueblo que luchó por ser libre y que nunca se rindió. En 1991 Lituania consiguió por fin su independencia de Rusia y las cruces siguieron incrementándose y siguen y siguen creciendo.
Se cree que en la actualidad puede haber mas de 200 000 cruces y se estima que en origen debieron de ser unas 20, aproximadamente.
La colina en la que se encuentran enclavadas está dividida en sectores por medio de una serie de senderos que permiten pasear por ella. Así, cuando la visites, verás que puedes recorrer todo su contorno y también pasear por su interior, gracias a unos pequeños pasillos y escalones de madera.
Encontrarás cruces de todos los tipos, tamaños y épocas. Las hay de piedra, de madera, de metal, sobrias o elaboradas; clavadas en la tierra o colgadas unas de otras. Algunas cuentan con inscripciones y otras con pequeñas esculturas y figuras.
Llama la atención un Cristo en piedra a la entrada que recibe a los visitantes con los brazos abiertos en forma de cruz. Todo el mundo llega allí para poner una cruz, bien para dar las gracias o bien para hacer una petición a Dios. El pueblo lituano es muy religioso y la Colina de las Cruces parece no tener fin.
Consejos para visitar la Colina de las Cruces
Para llegar a la Colina de las Cruces de Lituania es necesario ir en vehículo privado, taxi o autobús local. Este último sale de la estación principal de la ciudad de Šiauliai, enclavada a unos doce kilómetros de la colina. Allí hay que coger una de las rutas que unen la ciudad con Joniškis y bajarse en la parada de Domantai para caminar unos dos kilómetros.
Si vas en vehículo privado podrás encontrar un parking privado a muy bajo precio en el centro de visitantes. En este último encontrarás más sobre la historia y significado de este curioso espacio.
El acceso a la colina es libre y en el centro de visitantes podréis comprar souvenirs y algo de comida y agua. En sus inmediaciones podréis ver un monasterio franciscano inaugurado en el año 2000 y disfrutar de un bonito entorno natural.