Consejos para los que quieren visitar Suiza
Cuando planificamos un viaje no sólo es necesario comprar una guía y tener en cuenta cuáles son los lugares más populares y las atracciones que no podemos dejar de visitar. En ocasiones, como viajeros ocasionales que somos, dejamos de lado pequeñas informaciones que harán que nuestra aventura se lleve a cabo sin problemas y también que disfrutemos de ella.
Te vamos a ofrecer unos consejos, algunos de los aspectos que conviene conocer si estás pensando en viajar a Suiza.
Rutina horaria en Suiza
Los suizos, como no podía ser de otra manera, hacen gala de su puntualidad y guían sus vidas por las manecillas del reloj. Por supuesto, aplican estas habilidades a su día a día laboral.
Su rutina profesional, sea cual sea la rama o el gremio al que se dediquen, comienza en torno a las 7 u 8 de la mañana. Hay que tener en cuenta que para ellos esta no es una hora exageradamente temprana, sino todo lo contrario. El mediodía y, por lo tanto, el horario de comidas, tiene lugar entre las 12 y las 13 horas.
Por otra parte, debes saber que todos los trabajadores, incluidos los comerciantes, terminan su jornada a las 6 de la tarde. Es importante que el turista tenga esto en cuenta para programar tanto las visitas a museos como las posibles compras que tenga en mente realizar.
“Sea como fuese. Volver atrás es imposible. Mi reloj va siempre hacia adelante. La historia también.”
-Oswald de Andrade-
Suiza: nación políglota
En lo referente al idioma, el territorio suizo está dividido en tres fracciones separadas y diferenciadas según la lengua en la que se comunican sus habitantes. Se trata de la Suiza italiana, la Suiza francesa y la Suiza germana. Además de esos tres idiomas, en uno de los cantones también se habla fluidamente el romance.
El viajero que no esté versado en ninguno de los idiomas mencionados puede salir bien parado si tiene conocimientos de inglés. Y es que, debido a la tradición turística de la nación la mayor parte de sus residentes dominan el inglés perfectamente.
Documentación para viajar a Suiza
Los ciudadanos pertenecientes a países de la Unión Europea, islandeses y noruegos no necesitan visado para entrar en el país. Siempre y cuando se trate de una estancia vacacional con una duración máxima de 3 meses, basta con que muestren su pasaporte o DNI antes de pasar la frontera o a su llegada al aeropuerto.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el documento de identidad deberá tener una larga validez y expirar, como mínimo, seis meses después de la fecha en la que se tenga previsto abandonar el país.
Estadounidenses y canadienses tampoco están obligados a obtener visado, así como los residentes en algunos países de Latinoamérica. Sí deben obtener este documento los turistas del resto de nacionalidades, pueden hacerlo tanto en la embajada suiza con en el consulado.
Períodos vacacionales
Temporada alta
Como en cualquier parte, el territorio suizo cuenta con ciertas épocas al año consideradas como temporadas turísticas de alta ocupación. Al tratarse de un país montañoso, el momento de mayor actividad hotelera suele coincidir con la práctica del esquí.
Entre los meses de diciembre y abril los entusiastas de este deporte suelen acercarse a las pistas situadas en alguna de las nueve estaciones que alberga esta pequeña república. Las más valoradas por los usuarios son Gstaad y St. Moritz. Ambas conforman dos de los mejores resorts de montaña del planeta. De hecho, grandes personalidades de ámbito mundial acuden a ellos cada año.
Temporada baja
Por el contrario, en la época que va desde octubre hasta marzo se produce el efecto inverso. Los comercios, hoteles y locales se quedan prácticamente vacíos. Por lo tanto, los precios se mantienen bastante bajos. El único posible problema a tener en cuenta es que muchos museos y lugares de interés deciden cerrar sus puertas o tienen horarios restrictivos y muy reducidos.
Lo ideal, por lo tanto, sería viajar en primavera. En dicho momento las tarifas se encuentran en una situación intermedia, llegando a moderada. Y de esta manera, además, tendremos la posibilidad de disfrutar de la belleza que supone el florecimiento de los valles y montes del país.