China tiene una Puerta al Cielo
La inmensidad del territorio de China ofrece lugares realmente fascinantes. Sin duda alguna, uno de ellos es la Puerta al Cielo, convertido en los últimos años en uno de los más destacados destinos turísticos del país.
¿Qué es la Puerta al Cielo?
Se trata de un enorme agujero abierto en la montaña de Tanmen Shan. Una oquedad que alcanza los 131 metros de altura, supera los 50 de anchura y se desarrolla a lo largo de una profundidad de 60 metros.
“El cielo, el infierno y el mundo entero está entre nosotros.”
-Henry F. Amiel”-
Un capricho de la naturaleza para el que no cabe la manida frase de “abierto desde tiempo inmemorial”, ya que se tiene constancia histórica de cuando se formó este impresionante paraje.
Concretamente ocurrió en el año 263, cuando en la gran cueva que aquí hubo se produjo un inmenso derrumbe de rocas, dejando el lugar al descubierto pero creando la actual oquedad en la sierra, cuyo tamaño hace que sea apreciable desde muchos kilómetros de distancia.
La Puerta al Cielo dentro del Parque Nacional de Tianmen
Este lugar se integra dentro del Parque Nacional de Tianmen y la población más cercana es Zhangjiajie, ubicada en el valle del río Yangtsé, dentro de la provincia de Hunan.
Esta ciudad es el punto de inicio de la excursión que nos llevará hasta la Puerta al Cielo. El propio desplazamiento es parte del atractivo del lugar, tan solo nos separan 8 kilómetros en línea recta, pero recorrerlos es toda una aventura.
Por carretera hasta la Puerta al Cielo
Para salvar la distancia desde la ciudad a la montaña se decidió construir una revirada carretera de curvas de herradura y ascensión no apta para las personas que sufren vértigo.
Para hacerse idea de su trazado basta saber que en sus 10 kilómetros de recorrido se invirtieron 8 años de trabajo, dado lo agreste del terreno y las duras condiciones climáticas de los inviernos en la región. De hecho, en la actualidad la vía permanece cerrada al tráfico durante los meses más fríos, ya que a su peligrosidad hay que sumar la habitual presencia de hielo.
Ascendiendo en teleférico a la montaña de Tianmen
En cambio, lo que permanece todo el año abierto es el teleférico que lleva a la cumbre de la montaña. Se trata de uno de los teleféricos más largos del mundo con casi 7,5 km de vuelo y sin duda uno de los más espectaculares por la acusada pendiente que asciende con una inclinación de 37 grados.
Es decir, si la carretera no es recomendable para quién sufra vértigo, ni que decir tiene que el teleférico es aún peor, ya que literalmente se sobrevuelan las montañas en una cabina acristalada.
Pero para todo aquel que no tenga ese problema es un viaje apasionante, en el que uno va todo el tiempo boquiabierto, empequeñecido ante las formas de esos paisajes serranos. Y todavía no ha acabado aquí la aventura.
Senderos sobre los acantilados de Tianmen
El teleférico deja a los viajeros en la zona superior de la montaña. Desde ahí parten senderos por la zona, algunos de los cuales son totalmente artificiales y creados para los turistas. Algunos de sus tramos están literalmente colgados sobre los precipicios. Y para que la sensación sea más impactante, se camina sobre planchas de transparentes de vidrio sobre el vacío.
Es increíble la sensación y también la recompensa. Caminando por ahí se llega hasta un templo construido en tiempos de la Dinastía Tang y lógicamente se llega descendiendo hasta la base de la propia Puerta al Cielo.
La ascensión a la Puerta al Cielo
Tras ese descenso los senderistas terminan en la zona inferior de la oquedad natural. Si se decide atravesar la famosa Puerta al Cielo, ¿quién se va a negar a hacerlo una vez que hemos llegado hasta aquí?, es necesario subir 999 escalones creados en la roca.
Un ascenso fatigoso, pero el número de escalones no está elegido al azar, ya que el 9 es símbolo de buena suerte en las creencias populares chinas. Además una vez culminada la escalinata es posible cruzar la puerta y asomarse a la otra vertiente de la montaña.
La visión que tiene algo de mágico. Y desde luego la experiencia es inolvidable y cautiva a todo aquel que llega hasta el final.