La catedral de San Patricio, la más grande de Dublín
La catedral de San Patricio es uno de los edificios más queridos por el pueblo irlandés. No hay que olvidar que aquí la religión católica es un hecho diferencial respecto a sus vecinos del Reino Unido. Pero más allá de la religión, este templo, el mayor de todo Dublín, es una construcción bastante hermosa que no debes perderte en tu viaje.
Dublín tiene dos catedrales
A muy escasa distancia están los dos templos mayores de la capital irlandesa. Apenas están separados por una calle. A un lado está la Christ Church Cathedral y a pocos metros se encuentra la catedral de San Patricio.
Ambas muestran un bello estilo de inspiración medieval. Sin embargo, por su tamaño mayor y por la amplia explanada que la rodea, la de Saint Patrick es espectacular.
¿Quién fue san Patricio?
Todos hemos oído hablar del Día de San Patricio. Se trata de una festividad que desde Irlanda se ha exportado a medio mundo y que se celebra el 17 de marzo. ¿Pero quién fue san Patricio?
Pues se trata del personaje que impulsó el cristianismo en la isla de Irlanda. Un monje que los libró de las serpientes que inundaban este territorio. Y consiguió hacerles comprender el misterio de la Santísima Trinidad recurriendo a un recurso pedagógico muy simple: un trébol. De ahí que esa planta sea un símbolo irlandés.
Además, este santo fundó una primera iglesia junto a un pozo de agua y allí bautizó a sus seguidores. Eso ocurriría allá por el siglo V. Sería entonces cuando se levantaría un pequeño templo de madera en el mismo lugar donde hoy se alza imponente la catedral de San Patricio.
La actual catedral de San Patricio
El templo inicial de madera y mucho más modesto que el actual se mantendría con ciertas modificaciones a lo largo del paso de los siglos. Fue a finales del siglo XII cuando se decidió la construcción de una iglesia de piedra que lo sustituiría.
Esta fue una obra de proporciones no vistas antes en Irlanda, ya que su construcción se prolongó desde 1190 hasta 1270. Un templo magnífico y orgullo del país.
Pero no creas que es el que tú contemplarás en tu viaje a Dublín. No. Aquella obra corría el riesgo de venirse abajo, así que en el último tercio del siglo XIX se llevó a cabo una profunda reforma que modificó su aspecto. Eso sí, aquella reconstrucción se hizo en un estilo neomedieval.
Una visita al interior de la catedral
Tal y como hemos dicho, la vista desde el exterior de la catedral de San Patricio es de lo más atractiva. Pero también recomendamos hacer una visita a su interior. Hay elementos muy llamativos que plasman que este lugar no solo es un espacio religioso.
Se trata de un lugar rebosante de historia, pero también de la cultura con la que se identifican los irlandeses. Aquí os contamos algunos de los detalles de lo que os espera dentro del templo:
La pila bautismal
Ya hemos comentado que la catedral de San Patricio está en el lugar donde este santo bautizaba a los celtas del siglo V que consiguió convertir en cristianos. No se conserva el pozo donde lo hacía. Pero pese a las reformas y cambios, sí que se mantiene perfectamente conservada la pila bautismal medieval.
La cripta
También entre lo más antiguo de la catedral de San Patricio está su cripta. En realidad, la cripta, datada en el siglo XII, es una de las estructuras más antiguas que se pueden visitar en todo Dublín.
El órgano y el coro
Otro elemento llamativo de la visita es el gran órgano. Un instrumento compuesto ni más ni menos que por 4000 tubos. Y además está el coro. Allí se situaron en 1742 las voces que cantaron por primera vez el Mesías de Haendel. Y más tarde allí se instalaron los estandartes de la Orden de San Patricio que todavía ondean.
Puerta del Capítulo
Bajo uno de los púlpitos veréis una puerta con un agujero. Es un trozo de la historia del lugar. En ese agujero metieron su mano los condes de Kildare y Ormonde. Estando uno a cada lado fueron capaces de zanjar así su enemistad en el siglo XV.
La tumba de Jonathan Swift
En la catedral de San Patricio hay distintos personajes enterrados. Pero seguramente ninguno alcanza la universalidad de Jonathan Swift, autor de Los viajes de Gulliver. Es una grata sorpresa dentro de la iglesia. Si bien lo raro durante un viaje a Dublín es no llevarse una sorpresa tras otra.
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