El Castillo de Windsor y sus secretos
El Castillo de Windsor es el palacio habitado más antiguo del continente europeo. Sus orígenes se remontan al siglo XI, cuando lo mandó construir Guillermo el Conquistador durante la conquista que los normandos llevaron a cabo en Inglaterra.
Desde el siglo XII los reyes ingleses lo han usado como palacio real y sigue siéndolo, ya que es una de las residencias oficiales de la realeza británica.
De hecho, todo el recinto histórico es visitable, salvo las estancias que ocupa la actual reina Isabel II durante sus vacaciones. Por su antigüedad y su riqueza es una de las mayores atracciones monumentales de Inglaterra.
Cómo llegar al Castillo de Windsor
La población de Windsor se encuentra a menos de 50 kilómetros al oeste de Londres, concretamente en el condado de Berkshire. Es muy fácil llegar hasta allí con transporte público, en autobús o tren, o si se prefiere en coche particular o alquilado.
Si se opta por viajar en tren desde Londres, lo adecuado es tomar el ferrocarril en Paddington Station. Hay que saber que en Windsor hay dos estaciones, es recomendable bajarse en Windsor Central, también conocida como Royal Station. Aunque si eligese la parada de Eton Riverside, podrás descubrir el célebre y elitista Eton College.
Y en cuanto al viaje en autobús, desde Victoria se puede tomar la línea Greenline directa a Windsor. Cuando se llega a la ciudad, la parada más cercana es la de Parish Church, al lado del castillo, aunque se puede continuar hasta el centro de la población, que siempre merece la pena visitar.
El gran símbolo del Castillo de Windsor: la Torre Redonda
Esta espectacular torre se alza sobre la roca, y era el lugar más inexpugnable del recinto, que antaño incluso tuvo un foso alrededor suyo para que la protección fuera máxima.
La construcción del castillo inicial de Guillermo el Conquistador fue en madera, y evidentemente nada de eso ha llegado hasta nuestros días. Pronto la muralla original se sustituiría por una de piedra con torres cuadradas. No obstante, habrá que esperar hasta el reinado de Eduardo III, a mediados del siglo XIV, para que se construyera la Torre Redonda o del Homenaje.
No se trata de la más antigua de todo el conjunto, ya que ese honor le corresponde a la Torre de Queda, de 1227, donde hubo un calabozo. Aquí se descubrió el inicio de un túnel de huida de los presos.
La Capilla de San Jorge
El mismo rey Eduardo III hizo construir otro de los espacios más destacados del conjunto, la Capilla de San Jorge. Es una capilla gótica que en principio se concibió como un espacio muy amplio para celebrar grandes eventos como bodas reales y también como lugar de culto especial para los miembros de la Orden de la Jarretera, la orden de caballería más prestigiosa del reino.
De hecho, todavía se pueden ver en la Capilla de San Jorge los escudos heráldicos de los miembros de esa Orden. No obstante, lo que más destaca son las tumbas y mausoleos de reyes y reinas británicos, porque este ha sido el lugar predilecto para el enterramiento de esta monarquía.
Secretos menos conocidos de Windsor
La arquitectura del Castillo de Windsor es impresionante y supone un paseo por la historia del arte inglés. No obstante, además de sus formas que funden los criterios defensivos con los palaciegos, uno de sus grandes valores es ser como un inmenso cofre pétreo que guarda multitud de tesoros, secretos y leyendas.
Entre esas leyendas se dice que todavía vaga por sus salas el espectro del rey Enrique VIII, que ha pasado a la historia por la fundación de la iglesia anglicana, sus varios matrimonios y diferentes actos crueles en los que se mostraba despiadado. Según los amigos de lo fantástico, todavía se pueden escuchar sus quejidos mientras purga sus pecados.
Hay otros secretos mucho más agradables uno de ellos es la estancia donde se muestra la casa de muñecas de la reina María. Un enorme juguete de 1924, en el que se recrea hasta el último detalle de la residencia real y en cuya elaboración participaron hasta 1500 artistas y artesanos.
Y por último, el recorrido por las salas del interior del castillo muestra verdaderos tesoros, desde dibujos de Leonardo a bocetos de Miguel Ángel y cuadros de Rubens o Canaletto. Sin olvidar infinidad de porcelanas, vajillas de cerámica, mobiliario de época o armaduras históricas.
Todas ellas son colecciones que milagrosamente se salvaron del incendio que en 1992 mantuvo en vilo a todo el país porque amenazaba con destruir una de las grandes joyas de Gran Bretaña: el Castillo de Windsor.
“1992 no es un año que yo vaya a recordar con demasiado placer. En palabras de uno de mis más cercanos colaboradores, éste puede ser denominado como un Annus Horribilis.”
-Isabel II de Inglaterra-
El incendio del castillo fue uno de los hechos que ensombrecieron la vida de la reina aquel año. Afortunadamente los daños fueron reparados y hoy podemos disfrutar del Castillo de Windsor en todo su esplendor.