Caral en Perú, la ciudad más antigua de América

Caral en Perú, la ciudad más antigua de América

Escrito por Adrián Pérez

Última actualización: 30 diciembre, 2016

A menos de 200 kilómetros de la capital de Perú, Lima, Caral perteneció a una civilización contemporánea a las de Egipto, India, China y Mesopotamia. Así como estás leyendo: ¡hace más de 5.000 años! Por ello, es la más antigua de América. ¿Quieres saber más sobre ella? Te lo contamos.

La ciudad sagrada de Caral

Caral fue una ciudad que se desarrolló entre los años 3000 y 1800 a.C. Los estudiosos la han calificado como “ciudad” debido a su organización, diversidad de edificios y extensión. Consta de un conjunto de viviendas y estructuras (cada una con una función distinta).

Caral en Perú
Caral – Marco Silva Navarrete / Flickr.com

Caral fue la cuna de la civilización andina. Sus “principales” o “caracas” fundaron otros pueblos sudamericanos, compartiendo las mismas tradiciones, formas de organización y redes de reciprocidad e intercambio.

Pero lo que realmente mantuvo unidos a todos los “carales” fue la religión, usada como política de estado y control poblacional. Es algo que se puede ver en los edificios en forma de pirámides, en los altares del fuego sagrado, las plazas y los atrios, donde se llevaban a cabo diferentes ceremonias y reuniones.

Un recorrido por Caral

Esta antigua ciudad se encuentra en el distrito de Supe a apenas 23 kilómetros del océano Pacífico, una zona conocida como Norte Chico. Para llegar a ella hay que tomar un desvío en la ruta Panamericana Norte. Hay un parador turístico con carteles informativos y la caminata hasta el centro de recepción es de unos 20 minutos.

Caral
Caral – mundosemfim

La ciudad sagrada de Caral ocupa un predio de 66 hectáreas a 350 metros sobre el nivel del mar. En la zona nuclear podemos encontrar edificios divididos en dos áreas: una alta (con construcciones públicas y residenciales, dos plazas circulares, etc) y una baja (con un anfiteatro y un altar circular). En la periferia, incluso, hay una zona marginal con residencias pequeñas agrupadas como si fuese un conjunto de islas.

Caral, como capital de la civilización del mismo nombre, estuvo habitada durante unos mil años.  Se estima, por otra parte, que en su época de mayor esplendor estuvo habitada por tres mil  personas. 

Los grandes edificios de Caral

Se cree que la ciudad de Caral se erigió como un calendario: cada edificio público estaba relacionado con una deidad y una posición astral.

Caral
Caral – marktucan

Las pirámides eran las construcciones más importantes porque tenían que ver con la religión. De diferentes tamaños, se usaban para las ceremonias. También ejercían funciones políticas, laborales y administrativas. Estos edificios, sin duda, tenían un gran contenido simbólico ya que sirvieron como identificación social y cultural.

Al sureste de la ciudad, en una especie de explanada en pleno desierto y bordeadas de cerros, se pudieron identificar las instalaciones de lo que sería un laboratorio astronómico. Geoglifos, observatorios subterráneos, líneas que establecen el horizonte y un camino de 12 metros de ancho son los restos hallados.

“El hombre no tiene naturaleza, sólo tiene historia.”

– José Ortega y Gasset –

Otras construcciones

Por otra parte, llaman la atención las viviendas o residencias, construidas cerca de los edificios monumentales o públicos. Se dividen en tres conjuntos: Residencial Mayor (en la parte alta y frente a la Gran Plaza Central), Residencial Menor (en la parte baja frente a otros edificios públicos) y Residencial de la Periferia (al noroeste de la ciudad, lindero con el valle).

Caral en Perú
Caral – Omar Navarro / Flickr.com

Las plazas circulares son otro de los puntos destacados de esta civilización, espacios amurallados que podrían usarse para diversas festividades y ceremonias, seguramente con música como medio de expresión. Las dos plazas de Caral se encuentran delante de la Pirámide Mayor (sector alto) y en la Pirámide del Anfiteatro (sector bajo). Se puede acceder a su interior a través de una escalera.

Finalmente, los altares del fuego sagrado eran uno de los lugares más destacados. Están ubicados cerca de las pirámides más importantes y se trata de una habitación pequeña con una puerta y un pozo circular en el centro para incinerar las ofrendas. Gracias a un conducto de ventilación que corre por debajo del piso las personas podían permanecer en el interior sin problemas.