Descubrimos Burgos y su imponente catedral
Al norte de la península ibérica se esconde un rincón mágico plagado de tesoros culturales donde habita la más antigua historia de España: Burgos. Tierra de antiguos caballeros temerosos de Dios y leales a la corona de Castilla, de la que fue capital, Burgos posee un encanto y belleza únicos. La tradición y el arte habitan cada rincón, donde encontraremos los más hermosos exponentes de arquitectura gótica española, representados por su magnífica catedral.
Burgos histórico
La urbe se encuentra dominada por el Cerro del Castillo, donde encontraremos los restos de la fortaleza que comenzó a construirse en el siglo IX. En su entorno se encuentra también el principal espacio natural de la metrópoli, el Parque del Castillo, lleno de avenidas entre árboles y con un majestuoso mirador desde el que obtendremos las mejores panorámicas de la ciudad.
Y es que Burgos es bonita desde donde se mire. Cada lugar nos ofrece una experiencia deliciosa, como la Plaza del Mío Cid, personaje burgalés por excelencia. Allí se levanta una estatua en su honor, junto con las que decoran el puente de San Pablo, todas ellas están relacionadas con el famoso poema que tiene como protagonista a este histórico caballero.
“El ciego sol, la sed y la fatiga,
por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro-, el Cid cabalga.”-Fragmento de Castilla, de Manuel Machado-
Pero la plaza más importante para los residentes es sin duda la Plaza Mayor, centro neurálgico de la urbe, desde donde fluyen las principales calles para ir de tapas y copas y disfrutar de la gastronomía de la región.
Para acabar podemos recorrer el Paseo de los Cubos, donde parte de la antigua muralla sigue en pie. También podemos alejarnos del centro para visitar dos importantes edificios religiosos: la Cartuja de Miraflores y el monasterio de la Huelgas.
Caminando por la historia
La villa es atravesada por una importante ruta de peregrinación que atrae a numerosos turistas cada año: el Camino de Santiago. Tanto es así que la ciudad le brindó al peregrino una estatua en su nombre representando a un hombre que, sentado tras el largo discurrir, mira hacia la catedral que, orgullosa, domina la ciudad.
Pero la más larga senda a recorrer en Burgos es a través de la historia. La urbe se encuentra situada en un enclave único en riquezas históricas, pues a tan sólo quince kilómetros encontraremos el yacimiento prehistórico de la sierra de Atapuerca. Este es uno de los más relevantes de Europa y del mundo por su buena y abundante conservación fósil y su colección de dólmenes megalíticos repartidos entre más de cincuenta excavaciones.
En él se han hallado restos con más de un millón de años de antigüedad y ha sido declarado, junto con las infraestructuras dedicadas al estudio del yacimiento como el moderno Museo de la Evolución Humana, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000.
La catedral de Burgos
Sin el menor atisbo de discusión, el edificio más emblemático de la ciudad es la catedral de Santa María, templo del siglo XIII de estilo gótico, aunque con elementos renacentistas y barrocos. Se construyó mediante una serie de añadidos y modificaciones, dando lugar al portentoso edificio que es hoy.
Parte a raíz de un edifico románico del que escasos restos quedan, pero tras la emergencia del estilo gótico europeo, se construyó siguiendo cánones franceses. Presenta tres naves, alzándose la central, y dispuestas en cruz latina, a la que se le fueron anexionando capillas y dependencias laterales.
Su perfil inconfundible se lo dan las agujas de la fachada principal o el cimborrio del crucero que, junto con la capilla del Condestable, datan del siglo XV. Tres siglos más tarde, se modificaron la sacristía y la capilla de Santa Tecla, además de las portadas de la fachada occidental que dan a la plaza.
La catedral fue declarada Monumento Nacional y Patrimonio de la Humanidad, siendo la única catedral española que presenta esta distinción de forma independiente al centro histórico de la urbe en la que se localiza. Una experiencia místicamente hermosa que todo viajero debe experimentar.