El archipiélago de Anavilhanas, un lugar mágico en el Amazonas
El poderoso caudal del río Negro, afluente del Amazonas, produce paisajes impactantes en su paso por la selva. El más asombroso es el archipiélago de Anavilhanas, formado por unas 400 islas alargadas, rodeadas de agua dulce y que forman una cadena de unos 90 kilómetros. Vamos a dar un paseo por este rincón, un laberinto de islas que tienen mucho que enseñarnos sobre la gran biodiversidad y belleza de la región.
El archipiélago de Anavilhanas se encuentra en plena cuenca del Amazonas, a unos 100 kilómetros de Manaos. Estamos hablando de cientos de islas con una exuberante naturaleza y separadas por el agua dulce del río Negro. Visto desde el aire, este paisaje impacta, pues parece un laberinto natural pintado por un artista.
La Estación Ecológica de Anavilhanas
El archipiélago se encuentra incluido en un programa especial de protección a la biodiversidad del Amazonas, que se denomina Estación Ecológica Anavilhanas. Además, se encuentra en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
La mejor forma de conocer esta maravilla natural es navegando. Desde la ciudad de Manaos se organizan excursiones en barcos que recorren los canales y que permiten admirar este laberinto de islas verdes y la gran biodiversidad que contienen. Navegar estos canales y admirar los cientos de islas brinda una sensación de grandiosidad y aislamiento. Al ser un espacio protegido, este lugar está lejos de toda actividad turística.
El archipiélago de Anavilhanas, belleza en cualquier temporada
Un bosque flotante
En la temporada de las aguas altas, la mayoría de las islas se sumerge formando un bosque flotante, con canales que son navegables. Se pueden observar multitud de especies de aves, donde destacan los colores de los maravillosos tucanes y las ararás. También se pueden avistar varias especies de monos, tanto como pequeños y graciosos como los impresionantes monos aulladores con su potente grito.
Asimismo, se puede observar una gran diversidad de flora, entre las que destacan las “Victorias regias”, las plantas acuáticas catalogadas como los nenúfares más grandes del mundo. Sus hojas son grandes y circulares, pueden tener hasta un metro de diámetro y alcanzar los 40 kilos de peso. Distribuidas por la superficie y con sus flores abiertas son un espectáculo a la vista, sin comparación.
Playas de arenas blancas
Cuando llega la temporada de sequía, el espectáculo visual continúa, pues al bajar las aguas quedan al descubierto cientos de islas cubiertas de selva y rodeadas de playas de arenas blanquísimas donde es posible refrescarse ante el intenso calor tropical.
También es posible recorrer a pie los senderos selváticos que son el hábitat de especies como aves, iguanas, serpientes, monos y diversidad de coloridas mariposas.
Vistas desde el aire
Desde Manaos se organizan paseos en avioneta para admirar desde el aire el magnífico archipiélago de Anavilhanas y su espectacular paisaje de canales, ensenadas e islas alargadas.
La vista es sencillamente maravillosa, una inmensidad de verde con canales de aguas oscuras y formas caprichosas moldeadas por la naturaleza. Esta es una imagen que rondará por tu mente mucho tiempo.
“Una vez que has viajado, la travesía nunca termina, sino que es recreada una y otra vez a partir de vitrinas con recuerdos. La mente nunca puede desprenderse del viaje.”
-Pat Conroy-
El río Negro
El río Negro, por sí mismo, constituye un gran atractivo natural que vale la pena admirar. Este río toma su potente cauce en Colombia y fluye en dirección al sudeste. Allí se encuentra con el río Solimões en el Amazonas, protagonizando el famoso fenómeno del “encuentro de las aguas”. Puede verse en Manaos a los dos ríos danzando lado a lado a lo largo de unos 6 kilómetros sin mezclarse. Toda una maravilla.
En sus oscuras aguas habita una fauna particular y un gran número de especies de peces de río como el pirarucú, tucunaré y pirañas, además de cocodrilos, delfines y manatíes, entre otros.
Este río está bordeado por largas playas de arena blanca, que proporcionan un lindo contraste con el vivo verdor de la selva amazónica. Además del archipiélago de Anavilhanas, a lo largo de su curso se encuentran el Parque Nacional de Jau, la Reserva Protegida de Baependi y las localidades de Velho Airao y Novo Airao.
Sumérgete en la naturaleza más plena visitando el archipiélago de Anavilhanas. Ya sea navegando, surcando a pie sus senderos o admirándolo desde el aire tendrás una experiencia mágica en uno de los tesoros naturales más fascinantes del continente sudamericano.