Ara Pacis, uno de los tesoros menos conocidos de Roma

El Ara Pacis es un monumento con más de 2000 años de antigüedad que nos traslada al momento más esplendoroso de la Roma Imperial.
Ara Pacis, uno de los tesoros menos conocidos de Roma
Armando Cerra

Escrito y verificado por el historiador del arte Armando Cerra.

Última actualización: 20 octubre, 2019

El Ara Pacis es una de las sorpresas que se llevan muchos visitantes de Roma, los cuales descubren esta joya escultórica de la época imperial sin haber oído hablar antes de ella. Y sin embargo, todo el mundo queda impactado al ver su calidad artística, conocer su historia y descifrar su curioso significado.

El patrimonio de la Antigua Roma

Todos cuando pensamos en hacer un viaje a Roma, nos vienen a la cabeza los más famosos lugares de aquella vieja ciudad imperial. Así que estamos ansiosos por conocer el Foro Romano, adentrarnos en el Coliseo o quedar maravillados por la arquitectura del Panteón de Agripa.

Sin embargo, el legado romano va mucho más allá, desde paseos por la Via Appia Antica hasta las gigantescas termas de Caracalla. Y desde luego, también debemos incluir en esta categoría el descubrimiento del Ara Pacis.

El Ara Pacis de Augusto

Lateral del Ara Pacis

Para hacernos una idea de la valía de este monumento, basta con decir que es el único edificio de época romana para el que se ha levantado otra construcción a modo de envoltorio que lo protege. Eso se debe a su pequeño tamaño, al valor de sus relieves y al lugar en el que había quedado enterrado entre el lodo.

La palabra latina ara significa altar, mientras que pacis se traduce como de la paz. Pues bien, este ‘altar de la paz’ lo mandó construir el emperador Augusto tras varios años de campañas militares por Hispania y Galia, donde había fundado ciudades como Mérida o Zaragoza en España y había guerreado por tierras de la Provenza francesa.

Los sacrificios del Ara Pacis

Altar interior

El emperador mandó construir a finales del siglo I antes de Cristo este altar en el Campo de Marte para realizar sacrificios y ofrendas por la paz. Esa es la explicación de su curioso aspecto con dos escalinatas y dos puertas.

En una puerta se colocaba el sacerdote que dirigía el ritual y por la otra se metía a dos bueyes y un carnero que de forma anual se sacrificaban por la paz. Algo que, evidentemente, solo se puede entender en el contexto de creencias de la Antigua Roma.

Un edificio de mármol

Ese ritual tan sangriento poco tiene que ver con la exquisita factura de este monumento. Está hecho en mármol de Carrara, la cantera marmórea más famosa de la Toscana y de Italia. De ella salió el material para algunas de las mejores esculturas de todos los tiempos, como el David de Miguel Ángel. Pero ya en el Antigüedad era conocida la calidad de ese mármol, y por eso se extrajo para el Ara Pacis.

Era un edificio sin cubrir y formado por cuatro paredes repletas de relieves que aluden, sobre todo, a la historia de Roma y a la propia familia de Augusto. Por cierto, los relieves originalmente estarían pintados, aunque ahora los veamos en el crudo color de la piedra.

Su valor artístico

Relieve del Ara Pacis

En la fachada principal, donde se colocaba el sacerdote, se recrean escenas relacionadas con la leyenda de Eneas a un lado y con Rómulo y Remo al otro. Es decir, se hace mención a la fundación de Roma. Mientras, en la parte posterior estaría la diosa Gea representando la prosperidad del Imperio, así como otra escena que casi se ha perdido.

No obstante, quizás lo más valioso del repertorio escultórico del Ara Pacis sean sus muros laterales externos. Allí hay como un gran desfile de personajes de la época, incluido el propio Augusto. Es un maravilloso retrato de ese momento histórico y de sus protagonistas.

Además de ello, está realizado con enorme maestría artística. Tal es la exquisitez del trabajo del escultor, que muchas veces se ha comparado con los mármoles que hizo Fidias para el Partenón de Atenas.

En definitiva, que es una gran joya de la Antigüedad el Ara Pacis. Y sin embargo, durante siglos permaneció desaparecido y rodeado de lodos. Hasta que se desenterró y finalmente se trasladó a su emplazamiento actual.

Allí, además, se ha construido un edificio moderno a modo de gran cofre para salvaguardar este tesoro artístico que deslumbra a todo el que lo conoce durante un viaje a la Ciudad Eterna. ¡No te lo pierdas en tu próxima escapada a la capital de Italia!