Alonso Cano, un pintor de vida turbulenta
Alonso Cano, pintor, arquitecto y escultor granadino, es uno de los artistas más importantes del panorama nacional del siglo XVII. Fue todo un genio cuya obra aún sigue impactando. Vamos a descubrir algo más de este destacado y singular artista.
La vida turbulenta de Alonso Cano
Alonso Cano nace en Granada en 1601. En esta ciudad su padre tenía un taller donde se dedicaba al trabajo de escultor y ensamblador de retablos. Y será en este taller donde Alonso Cano comience su formación.
Sin embargo, buscando un mejor futuro profesional para Alonso, sus padres deciden trasladarse a Sevilla. Allí entra como aprendiz de pintor en el taller de Francisco Pacheco. Uno de sus compañeros más notables fue el joven Diego Velázquez.
Casado en dos ocasiones, nombrado pintor de la Corte, acusado de asesinar a su segunda mujer y torturado por la Inquisición, Alonso Cano vivió en varias ciudades españolas donde encontró la gloria y cayó en desgracia.
Su arte, calmado y dulce, parece ser la antítesis de su temperamento. Alonso Cano fue un artista de espíritu atormentado y vida turbulenta.
Finalmente, volvió a Granada para hacerse cargo de la catedral. Pero no solo trabajó en ella, sino en muchos proyectos más. Y esto y su incapacidad para ordenarse como presbítero, llevaron al Cabildo de la ciudad a destituirlo como racionero de la catedral.
Sin embargo, gracias a la reina doña Mariana de Austria volvió triunfante a Granada en 1660. Y será en su tierra natal donde morirá en el momento más álgido de su carrera.
Alonso Cano como pintor
Pese a ser un artista polifacético, Alonso Cano siempre se consideró principalmente pintor. Y, aunque no completase su formación de cinco años en el taller de Pacheco, logró encumbrarse como uno de los mejores pintores de su época.
Así, a inicios del año 1638, Cano fue invitado por el conde duque de Olivares para que entrase a su servicio. Sería su pintor de cámara y, por ello, hubo de marchar a Madrid. Allí, además de crear notables obras de arte, también ejerció como maestro de dibujo del príncipe Baltasar Carlos.
Cano fue el encargado de seleccionar nuevas obras para el incendiado Palacio del Retiro y restaurar algunas de las obras dañadas en el incendio.
Su obra cumbre como pintor es su lienzo conocido como El milagro del pozo. También son destacables el Descenso al limbo y su famoso ciclo de la vida de la Virgen para la capilla mayor de la catedral de Granada.
Su faceta como escultor
Alonso Cano también fue escultor. Si bien, aún no se conoce donde se formó como tal. Algunos historiadores apuntan a que pudo hacerlo en el taller de Martínez Montañez. Pero lo más probable es que fuese de manera autónoma gracias a los conocimientos adquiridos de su padre, Miguel Cano.
Será, precisamente, gracias a los conocimientos aportados por su padre, que Alonso trabaje los retablos con gran maestría. Así, destaca el retablo de la iglesia de Santa María de la Oliva en Lebrija (Sevilla). Para el cual, talló unas monumentales esculturas de la Virgen de la Oliva, San Pedro y San Pablo.
También para un retablo, Alonso Cano realizó en 1634 un bello San Juan que hoy se encuentra en el Museo Nacional de Escultura. Una escultura espectacular que impresiona, además de por su belleza, por su tamaño. Pues es casi de tamaño natural.
Pero, quizás, la pieza más impresionante de las esculturas que realizó Alonso Cano sea la más pequeña de las que talló: una pequeña Inmaculada de rostro dulce y aniñado. Y que realizó para la catedral de Granada entre 1655-56.
Son también dignas de admiración sus monumentales esculturas de San José, San Antonio de Padua, San Diego de Alcalá y San Pedro de Alcántara. Hoy se pueden contemplar en el Museo de Bellas Artes de Granada. Si bien, en su origen se encontraban en el desaparecido convento del Ángel Custodio, una obra arquitectónica también de Alonso Cano.
Un arquitecto de renombre
Como arquitecto, Alonso Cano también consiguió reconocimiento. Sus primeras obras las desarrolló en Madrid, tras su vuelta de Valencia. Y entre ellas, destaca un arco de arquitectura efímera que diseñó para adornar la puerta de Guadalajara con motivo de la entrada de Mariana de Austria, el 15 de noviembre de 1649, en la capital del Reino.
Pero, sin duda, sus principales obras arquitectónicas las desarrolló en Granada. Así, se hizo cargo del proyecto y construcción del desaparecido convento del Ángel Custodio y de la catedral de Granada. Esta había entrado en decadencia tras la muerte de Diego de Siloé. Y para poder trabajar en ella, consiguió el nombramiento de racionero de la catedral.
En este templo proyectó y construyó la impresionante portada barroca que hoy en día hace las delicias de quienes la contemplan al atardecer.
Fotografía principal: Harvey Barrison / Wikimedia Commons
- Cano, Alonso. (s.f.) Museo Nacional del Prado. Recuperado el 6 de julio de 2019 de https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/cano-alonso/c6813c54-36c0-4fab-bdf7-d4a3e4ea9dcc