La agricultura tradicional en Asia Oriental
La agricultura tradicional es uno de los puntos claves en el desarrollo económico de los primeros pueblos. En el caso de Asia Oriental, esta se basa en los cultivos de cereales, sobre todo de arroz. De hecho, aunque Asia no cuente con zonas preferentes para el cultivo, países como China, Japón y Corea sí disponen de un entorno favorable para la explotación de cultivos intensivos.
Este tipo de explotaciones agrarias han ido evolucionando con los años, mejorando las técnicas de cultivo para una mayor producción. Sin embargo, debido al poco apoyo que reciben de los gobiernos, más dedicados a las industrias, son muchos los que han vuelto a luchar por una agricultura más tradicional y respetuosa con el medio ambiente.
Agricultura tradicional china
La agricultura es uno de los pilares económicos de China. Ya durante el siglo primero, el Manual Agrícola de Fan Sheng-chih describe con sumo detalle la producción intensiva de los campos de cultivo del país. Con más de 10 000 años, China es la civilización más antigua basada en el cultivo de arroz.
Sin embargo, gran parte de la tierra no es apta para este tipo de cultivo. Solo un 10% de la tierra cuenta con las condiciones aptas para su producción, por lo que la agricultura está pensada para conseguir el máximo resultado.
Uno de los métodos de cultivo propios de la agricultura tradicional china es la utilización del método de siembra por hileras. Gracias a esto conseguían la irrigación de los campos, que aseguraba una cosecha fructífera.
La civilización china fue la primera en plantar las semillas de forma individual y ordenada, en vez de utilizar el sembrado tradicional de dispersión o plantación al azar.
Del mismo modo, el sistema de irrigación de Dujiangyan se conserva actualmente. Este sistema se basa en la construcción de pequeños campos que no restringen el flujo del agua, para no solo favorecer al cultivo, sino para controlar las crecidas del río.
Agricultura tradicional japonesa
La agricultura en Japón ha sido un punto clave no tanto en su economía como en su política. Y es que el inicio de la civilización japonesa se crea en torno a las pocas tierras aptas para el cultivo. Esto provocó la guerra entre las antiguas familias hasta la unificación de Japón con el primer shogun, Tokugawa Ieyasu.
Su agricultura tradicional, al igual que sucede con la china, se basa en el cultivo intensivo de cereales como el arroz y la soja. Su sistema se sostiene en minifundios que aprovechan al máximo la producción. Además de arroz, también se cultivan patatas y boniatos, así como otros cereales de secano.
Los japoneses seguían un modelo de cultivo llamado sistema jori. Mediante él se distribuían las tierras de manos de unos campesinos a otro cada seis años. A la hora de sembrar se creaban franjas de tierra de la misma extensión, normalmente de forma rectangular.
En la actualidad, la producción agrícola en Japón no produce la cantidad de alimento necesario para la población, lo que supone más de 20% dentro del total de las importaciones del país.
El caso de Corea
La agricultura coreana también se basa en el cultivo de arroz. Empezó durante la Edad de Bronce y a ella surgieron las primeras aldeas. También cultivaban otros cereales y tubérculos como la patata. En comparación con China o Japón, Corea cuenta con más zonas aptas para el cultivo. Concretamente, un 18,6% de la tierra del país está dedicada a las explotaciones agrarias.
En los últimos años se ha producido un importante desarrollo en el cultivo de frutas. Uno de los cultivos que se mantienen intactos, a pesar de las tecnologías es el gingseng. Tanto es así, que ha sido considerado patrimonio por la FAO.
El cultivo tradicional de ginseng, con más de 15000 años y propio de la provincia de Chungcheong del Sur, ha sido reconocido por crear una relación simbiótica entre naturaleza y técnicas de cultivo.
Este sistema propio de la agricultura coreana se basa en la rotación de los cultivos. Estos rotan cada 15 años y, o bien se dejan en barbecho, o se utilizan para otro tipo de cultivo. Así se consigue que la tierra se recupere de la explotación y recobre sus propiedades.
Además, está fórmula se refuerza gracias al aporte del microclima local, creado por las riveras y bosques que ofrecen la humedad necesaria para el crecimientos del ginseng silvestre.
- Asia Oriental y Pacífico. FAO. Recuperado el 11 de septiembre de 2019 de http://www.fao.org/3/Y1860s/y1860s08.htm.
- Arrozal. (s.f.). En Wikipedia. Recuperado el 11 de septiembre de 2019 de https://es.wikipedia.org/wiki/Arrozal