7 poderosas razones para enamorarse de Escocia
Enamorarse de Escocia es casi inevitable: es una tierra de paisajes fascinantes, enigmática, llena de leyendas y con tradiciones ancestrales. Pero, por si tienes dudas, aquí va una lista de razones que harán que no puedas olvidarte jamás de Escocia una vez la hayas visitado
¿Por qué es fácil enamorarse de Escocia?
1. Sus castillos
A pesar de que los de Edimburgo o de Eilean Donan son los más famosos… Escocia tiene decenas de castillos en todo su territorio. De algunos solo quedan los restos, pero muchos de ellos se mantienen al igual que sus tradiciones e historia. Incluso hay una ruta de castillos o jardines para conocer un conjunto de construcciones rodeadas de agua.
2. Sus lagos
En idioma local se los conoce como “loch”. La mayoría de ellos son profundos, alargados y estrechos y están repartidos por todas las Highlands.
Sin duda, el lago más famoso del país es el lago Ness, con su leyenda de ese monstruo esquivo. Otros lagos que no te puedes perder son Lomond y Olch.
3. Sus islas
Y ya que hablamos de islas, esta es otra de las razones para enamorarse de Escocia. La costa tiene paisajes agrestes y misteriosos, que según el día te permiten ver pedazos de tierra a cierta distancia.
Entre pueblos dedicados a la pesca y montañas brumosas la isla de Skye es la más conocida y la más grande del país. Ventosa, salvaje y casi desértica es un lugar que te encantará. Gracias a los ferrys podrás ir de isla en isla sin problemas y disfrutar de una vida más natural.
4. Sus ferrocarriles
Pensar en Gran Bretaña sin trenes es inaceptable. Escocia no es la excepción y cuenta con una gran red de ferrocarriles, algunos de ellos son históricos y otros de última generación. Por ejemplo, son un medio económico para ir de Glasgow a Edimburgo.
También hay otros recorridos fascinantes por los paisajes que atraviesa. Te recomendamos el Royal Scotsman (de lujo) y la Kyle Lune (desde Inverness hasta Kyle of Lochalsh).
Pero de los recorridos que no te puedes perder si eres fanático de Harry Potter es el Jacobite Steam Train. Pasa por el viaducto de Glenfinnan y Fort Williams, atravesando paisajes de ensueño hasta llegar a Mallaig (de allí puedes tomar un ferry a la isla de Skye). Un viaje, desde luego, que hace enamorarse de Escocia.
5. Sus ciudades
Sus dos metrópolis más importantes son Edimburgo y Glasgow. La primera es la joya de la corona y alberga además del castillo, el palacio de Holyroodhouse, el Princess Park, el antiguo puerto de Leith y mucho más. Su casco antiguo es una auténtica delicia.
En el caso de Glasgow, es conocida por organizar festivales de jazz, gaita y música celta en verano. Esta ciudad emplazada a orillas del río Clyde tiene de todo: museos, jardines botánicos, plazas, catedrales, teatros, estadios y más.
6. Sus costumbres
Las tradiciones escocesas están muy marcadas en la sociedad y esto se debe a su amor por la historia y la cultura. Además del whisky y los castillos, de Escocia son conocidas las gaitas y las famosas “faldas” llamadas “kilt”. Hoy en día esta vestimenta típica solo es usada por los hombres en ceremonias especiales. Cada combinación de colores pertenece a un clan y hay más de 500 en el país, así que tienes diseños para elegir.
“No hay tierras extranjeras. Solo el viajero es extranjero.”
-Robert Louis Stevenson-
7. Su gastronomía
Desde la hora del desayuno podrás probar comidas típicas. El ingrediente que no puede faltar en la mañana es el porridge, unas gachas que se sirven con agua o con leche. Para la hora de la comida pide un salmón o el haggis, el plato típico, elaborado a base de vísceras de oveja o cordero. En el postre, los toffees son ideales para los golosos.
El té de las cinco de la tarde incluye scones. Y no te puedes perder el whisky de malta, la ternera de Aberdeen, los quesos de la isla de Arrán y la carne de vaca de las Orcadas.