3 ciudades donde se juntan lo antiguo y lo moderno
Los restos conservados de antiguas civilizaciones muestran el esplendor de su pasado y en muchas ciudades se mezclan con las necesidades de la vida moderna. Por eso se pueden encontrar riquezas arquitectónicas de otras épocas disimuladas entre algunas edificaciones más recientes.
La combinación de culturas y tesoros ha otorgado a estas urbes cierto halo de misterio y sofisticación y, por lo tanto, las ha situado en el centro de interés de numerosos visitantes.
1. Jerusalem, moderna y devota
La historia de Jerusalem es muy larga y es que es una de las primeras metrópolis creadas por la humanidad. Su levantamiento se remonta a los tiempos de la tribu de los jebuseos, mucho antes de ser habitada por los hebreos.
Esta población lleva siglos siendo considerada territorio sagrado según las creencias de las tres religiones mayoritarias del planeta: el islam, el judaísmo y el cristianismo. La denominada Ciudad Vieja consta de tan sólo un kilómetro pero alberga construcciones de más de 3000 años entre las que destacan el Muro de las Lamentaciones y el Monte de Sion.
Pero más allá de sus numerosos espacios sacrosantos, este núcleo urbano cuenta con modernas edificaciones como el Museo Rockefeller de Arqueología, el más grande y sofisticado de la ciudad, o el Museo de Ciencias Bloomfield, que alberga exhibiciones relacionadas con fenómenos tecnológicos y científicos.
Por su parte, el Ascenso del Tiempo es una atracción diseñada exclusivamente para que los niños conozcan más la longeva historia de la ciudad. Los más pequeños de la casa también disfrutarán con la visita a los Jardines de la Universidad así como del Tisch o Zoo Bíblico. Ambos ofrecen espectaculares paisajes rodeados de abundantes plantas exóticas y pequeños lagos.
En lo que al apartado político se refiere, el Parlamento fue construido a mediados del siglo XX, se encuentra en el barrio de Knesset y puede ser visitado con la ayuda de un guía local.
2. Atenas, un encuentro entre lo nuevo y lo viejo
Viajar a Atenas es encontrarse cara a cara con los inicios de la filosofía, de la organización social y del pensamiento occidental. La capital griega aún conserva algo de su antiguo espíritu gracias a sus tesoros arqueológicos y a sus ruinas.
“Atenas, el ojo de Grecia, madre de las artes y la elocuencia”
-John Milton-
La Acrópolis es una parada obligatoria para todo turista. La majestuosidad del Partenón y la espectacularidad del Pórtico, sostenido por las bellas figuras de las Cariátides, convierte su visita en un momento inmemorable.
A los pies de este asombroso monte se localiza Plaka, uno de los barrios más antiguos de la población, ya que su creación data de la época bizantina. Allí se aloja Monastiraki, una inmensa plaza de la que parte la inacabable calle Ermou, repleta de establecimientos donde se venden productos de estilo clásico de todo tipo.
La Plaza de la Constitución, también conocida como Plaza Syntagma constituye el núcleo de la urbe más actual. Allí se ubica la Tumba al Soldado Desconocido, honrada constantemente por un conjunto de soldados griegos. Resulta muy interesante visualizar el cambio de guardia que practican cada hora.
En uno de los laterales de esta explanada se sitúa el Parlamento y tras él los extensos Jardines Nacionales. Para salir de noche es aconsejable pasear por el distrito de Gazi donde recientemente han abierto algunos de los pubs más frescos y modernos de la localidad.
3. Estambul, ciudad de contraste histórico
La lista de monumentos y maravillas con que cuenta esta ciudad es tan extensa que nueve de ellas han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad. Gran parte del encanto del viejo Estambul se halla en su casco histórico, en el distrito de Sultanahmet. Allí se encuentran algunas de las las edificaciones turcas más inolvidables.
Dos impresionantes mezquitas destacan en la zona antigua de la ciudad. La Mezquita Azul da nombre al barrio y debe su nombre a la característica decoración tanto de su interior como de sus cúpulas. Al frente de esta se localiza Santa Sofía, que fue inaugurada en el año 360 como basílica ortodoxa, lo que la convierte en un de los mejores ejemplos aún existentes de la cultura bizantina.
El el borde europeo de la metrópoli se encuentra la Plaza Taksim que conforma el corazón de la urbe. Se sitúa en el barrio de Beyoglu y está rodeada por el sector más actual de Estambul.
De ella parten largas calles repletas de restaurantes y locales comerciales de estilo occidental. Se trata del lugar perfecto para la compra de artículos de moda ya que es el enclave de lujosas marcas internacionales. Es también el lugar indicado para escuchar música en directo mientras se disfruta del sabor de una tradicional shisha.