Visita y fascínate con el Museo del Louvre de París
Lo primero que hay que decir es que el Museo del Louvre de París es el museo más visitado del mundo. Eso lo dice todo, ya que estamos hablando de un lugar que visitan tanto los aficionados del arte como los que no lo son tanto. Y, ¿por qué? Porque aquí se custodian y exponen algunas de las obras de arte claves de la historia del hombre.
El impresionante Museo del Louvre
El origen del Louvre no fue como museo, sino como castillo y palacio real. Sin embargo, tras la Revolución Francesa, ya se transformó en un sitio público donde mostrar el arte de la monarquía francesa. Y a partir de ahí su colección fue creciendo hasta lo que es hoy, un conjunto de arte que reúne unas 300.000 piezas.
Sí, habéis leído bien. Unas 300.000 obras, por eso es imposible verlas todas. De hecho, solo un 10% están expuestas. Es decir, más de 30.000, así que aquí te haremos una selección con aquellas que son los grandes tesoros del Museo del Louvre y que no te puedes perder en tu visita.
1. La Gioconda
Comencemos por la obra más famosa de todas. La Gioconda o Mona Lisa, la obra cumbre y más enigmática de Leonardo da Vinci. Una pintura tan hermosa que ha sufrido robos y hasta agresiones de perturbados.
Por cierto, en el Museo del Louvre también hay otra obra impresionante: la Virgen de las Rocas. Un cuadro que hizo dos veces, y cuya otra copia se expone en la National Gallery de Londres.
2. La Venus de Milo
De toda la colección escultórica del Museo del Louvre, seguramente el mármol más conocido que posee es la Venus de Milo. Una escultura de la Antigua Grecia que, pese a su antigüedad, sigue siendo todo un referente de la sensualidad feminina.
3. La Victoria de Samotracia
Hay más esculturas griegas en el Museo del Louvre, y entre ellas también debemos destacar la Victoria de Samotracia. La obra es de una delicadeza brutal, pero con su ubicación en lo alto de una escalinata alcanza una fuerza visual impresionante.
4. La Libertad guiando al pueblo
Volvamos a las pinturas, donde hay un gran número de obras francesas. Pero pocas de ellas alcanzan el simbolismo del gran lienzo de Delacroix titulado La Libertad guiado al pueblo. Una imagen que todo el mundo conoce, pero que impresiona cuando se contempla de cerca.
5. El baño turco
Este cuadro circular del pintor francés Ingres es fruto de una época en la que Occidente miraba a Oriente buscando todo su exotismo. Un cuadro admirable, más aún sabiendo que es por completo fruto de la imaginación del artista.
6. Las Bodas de Caná
No todas las grandes pinturas del Museo del Louvre son de artistas franceses. También hay otros italianos, como este impresionante lienzo realizado por el Veronés. Un cuadro absolutamente repleto de personajes, y en el que todo parece en orden.
7. La encajera
También la pintura del norte de Europa está representada en el Museo del Louvre. En este sentido, podríamos hablar de la serie de cuadros que pintó Rubens teniendo como protagonista María de Medicis y que hoy se exponen todos juntos.
Pero vamos a destacar la obra de un artista holandés como Vermeer. De él se muestra su cuadro La encajera. Una especie de instantánea del siglo XVII, en la que el artista ha sido capaz de atrapar la esencia de los hogares flamencos de la época.
8. El esclavo moribundo
Retornamos a la escultura para hablar de este mármol inacabado que dejó el gran Miguel Ángel. Una figura que, como dijo el propio artista, estaba dentro de la piedra, y su trabajo solo era sacarlo a la luz. Y desde luego aquí surge con una fuerza apabullante.
“La verdadera obra de arte no es más que una sombra de la perfección divina.”
-Miguel Ángel-
9. El escriba sentado
En el Museo del Louvre de París no solo hay obras de arte europeas. También las hay procedentes de lugares más remotos. Y entre ellas hay que destacar esta escultura del Antiguo Egipto que representa un funcionario escribiente, que tiene más de 4.000 años y se conserva estupendamente.
10. La Pirámide del Louvre
Y queremos acabar este pequeño listado con las grandes obras que atesora el Museo del Louvre de París con una de las que mayor polémica han acarreado, pero también que más beneficios han supuesto a la institución. Hablamos de la pirámide de entrada.
Antes de que se hiciera este acceso, la entrada al museo era un caos. Sin embargo, la pirámide acristalada que diseñó el arquitecto chino-estadounidense Pei supuso la solución para semejante aluvión de visitantes. No obstante, su apariencia tan moderna fue muy criticada.
En cambio, hoy está perfectamente integrada en el conjunto monumental y artístico que supone el fascinante Museo del Louvre de París.
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