Viajar es aprender, crecer en valores y conocer otras culturas
Viajar es aprender, crecer en valores y conocer otras formas de vivir. Viajar es eso y mucho más. Es disfrutar del mundo, conocer a otras personas y descubrirse a sí mismo en situaciones inesperadas. Por eso nos empeñamos en dar a conocer las maravillas de nuestro planeta, por muy remotas o cercanas que estén, para invitaros a viajar y enriquecer enormemente vuestras vidas.
Viajar crea adicción
La verdad es que cuando se descubre la magia de viajar y las satisfacciones que proporciona, es difícil renunciar a hacerlo con regularidad. Y no se trata únicamente de subir en aviones que nos lleven muy lejos. También puede ser un viaje maravilloso descubrir una zona rural a escasa distancia de nuestra ciudad de origen.
El caso es viajar con los ojos y todos los sentidos abiertos. No solo para ver lugares más o menos hermosos, sino para captar todo lo que esos lugares y sus gentes nos pueden ofrecer. Por ello, cuando se es consciente de ese placentero enriquecimiento, uno se aficiona a viajar ya para toda la vida.
“Como todas las drogas, viajar requiere un aumento constante de la dosis”
-John Dos Passos-
Descubrir valores viajando
Como decíamos, puede ser muy rico hace una excursión muy cerca de casa. A veces nos va a sorprender enormemente ir por un sendero y descubrir cómo en otros tiempos se compartimentaba la explotación de los bosques o los pastores se unían para hacer largas trashumancias.
Son datos y faenas antiguas de las que no sabíamos nada, pero que además nos muestran el valor de la unión o la solidaridad entre las gentes. Son valores universales de los que siempre está bien darse cuenta para no olvidarlos. Unos valores que podemos descubrir muy cerca, y también muy lejos de casa.
Por ejemplo, siempre maravilla la hospitalidad de los bereberes en las regiones montañosas de Marruecos. Por no hablar de la generosidad que se recibe en Mongolia alojado en las acogedoras yurtas de los locales.
Lecciones de la historia
También viajar sirve para conocer nuestra historia, y de ahí tener más claves para comprender el presente. Desde luego que hay viajes a sitios como Berlín o Nueva York que nos sirven para conocer algunos de los hechos más relevantes de nuestra historia contemporánea. Hechos relativamente cercanos en el tiempo que nos hacen más comprensible la actualidad.
Pero igualmente nos ayuda a entender nuestra cultura y nuestro día a día conocer historias más lejanas, que por otra parte pueden ser fascinantes. Por este motivo, hay destinos tan atrayentes como Atenas y su famosa Acrópolis, o Egipto y las pirámides de Gizah, o Jordania y la ciudad excavada de Petra.
Aprender de los demás
Si se viaja con los sentidos abiertos y con ganas de aprender, se pueden comprender fenómenos muy interesantes. Y de ellos es posible extraer valores perfectamente asimilables a nuestra cotidianidad.
Por ejemplo, si se viaja a Londres, se descubre una urbe multicultural fruto del pasado de Gran Bretaña como potencia colonial y de una constante inmigración durante décadas. Pues bien, siempre se puede aprender de esa convivencia entre gentes de distintas razas, credos y tradiciones.
Algo que también nos transmitirá desde otra perspectiva un viaje a la India. Un lugar con unas costumbres tan distintas a las nuestras, tan diferentes, que no nos queda más remedio que comprender lo importante que es el respeto a la diversidad. Eso, sin duda, es una de las mejores lecciones que da viajar.
Viajar y cuidar el planeta
En definitiva, que hay que tomarse viajar como algo más que ver monumentos y disfrutar de playas paradisíacas. Eso está muy bien, lógicamente. Pero podemos aprovechar nuestros viajes para percibir otras muchas cuestiones.
Por ejemplo, ver paraísos terrenales durante un viaje al Caribe o las islas del Índico, pero ser conscientes de que tenemos que ayudar a conservarlos mediante un turismo sostenible. Algo también aplicable a otras muchas experiencias, como hacer un safari por África, donde admiramos la naturaleza al mismo tiempo que debemos colaborar en su cuidado.
Es decir, que las lecciones que nos da viajar son infinitas y los valores que nos proporciona son aplicables después en nuestro día a día. Y mucho mejor si todo eso que hemos aprendido lo compartimos con nuestros vecinos. Al y al cabo eso nos enriquecerá a todos.