Viajar a Suiza, un increíble país entre montañas
Nos vamos a un pequeño país europeo dividido en 26 cantones muy diferentes entre sí, algunos de tamaño realmente diminuto. Viajar a Suiza siempre es una experiencia sorprendente, ya que es uno de los lugares más fabulosos del planeta. Lo es gracias a sus paisajes nevados, sus descomunales montañas y sus maravillosos valles y lagos.
Las cumbres suizas más populares
Echar un vistazo al horizonte desde las espectaculares alturas suizas supone una experiencia inolvidable. Desde allí se divisa un alucinante paisaje lleno de belleza y de un espectacular colorido.
Quizá subir a cualquiera de los múltiples miradores que hay en el país puede provocar vértigo a algunos. Sin embargo, merece la pena, puesto que una vez arriba se siente realmente que el mundo está a nuestros pies. Sin duda, una de las mejores experiencias que se pueden vivir al viajar a Suiza.
“Nunca midas la altura de una montaña hasta que no hayas llegado a la cumbre. Entonces verás que no era tan alta como pensabas.”
-John Lubbock-
El monte Cervino y sus balconadas de madera
La comarca de Zermatt es famosa por sus casas de madera con balcones llenos de flores. Y también por estar rodeada de una vistosa cadena montañosa. De hecho, en Zermatt se encuentra una de las cimas más conocidas de todo el país suizo. Hablamos del Monte Cervino, también llamado Mattherhorn.
Su cumbre está rodeada de un paisaje de espectacular belleza. Sin embargo, su característica más peculiar es su particular silueta. Y es que no es para menos, pues posee una singular forma de pirámide.
Su superficie es tan abrupta que a menudo se producen avalanchas de nieve. La ruta de subida más habitual y también la más fácil es la denominada vía Hörnli. No obstante, aquellos que no puedan o no quieran subir hasta la cumbre también disfrutarán del panorama. A sus pies podemos dejarnos hechizar por el lago Schwarzsee, de una belleza espectacular.
La reina de las cumbres, el Monte Rigi
Se la conoce como la reina de las montañas. Es muy querida y popular entre los montañeros. Y es que, aunque no es muy elevada, es la más visitada. La razón es simple: desde su pico más alto se puede divisar casi todo el país alpino. Es decir, desde allí se obtiene una mágica visión panorámica que abarca 360º.
La subida a la cima se hace por medio de ferrocarril de cremallera desde Goldau. Aunque también se puede llevar a cabo por el mismo medio desde el pueblo de Vitznau.
Si se prefiere realizar el ascenso en teleférico, deberemos acercarnos al idílico pueblo de Weggis. Una población situada a orillas del lago de los Cuatro Cantones. De hecho, conviene dedicar también algo de nuestro tiempo a explorar los lagos de la región. Forman entre todos ellos un conjunto que dibuja un espectáculo lleno de color.
Crans-Montana, una cima severa
Rodeados de cinco lagos, los pueblos de Crans y Montana se encuentran situados en la cima del valle del Ródano. Más concretamente a unos 1500 metros de altura, en los Alpes Berneses. Es esta la región centro-oeste de Suiza.
Desde lo alto de esta cima es posible contemplar la silueta del Mont Blanc, considerado como el punto más alto de Europa. Como es lógico, desde aquí también se divisa el antes mencionado Cervino.
Aquí las pistas de esquí poseen una anchura perfecta. De todas ellas, la más renombrada y de fácil recorrido es la Piste Nationale. Resulta perfecta para los principiantes. Los más avanzados en este deporte cuentan con el reto que supone la bajada por La Toula.
Por qué viajar a Suiza
Los pueblos típicos de montaña poseen todas las características que hacen que viajar a Suiza sea siempre una buena opción. Pequeñas localidades ideales para una escapada en la que disfrutar de la naturaleza en estado puro. Lugares como Lauterbrunnen, en el llamado “valle de las 72 cascadas” son perfectos para disfrutar de lo más auténtico del país.
Pero Suiza ofrece mucho más, en particular para todo el que quiera disfrutar de una amplia variedad de oferta cultural y deportiva. Resulta curioso que aquí se encuentre un campo de golf llamado Severiano Ballesteros, en honor del famoso golfista español. Con sus 18 hoyos y sus llamativas y coloridas vistas es uno de los más visitados por los viajeros.
Y para descansar de todas estas emociones, siempre se puede hacer una parada en ciudades como Berna, Lucerna, Zúrich o Ginebra. De este modo hay tiempo para degustar una típica fondue o probar la rica y clásica cerveza alpina.