Urdaibai, una preciosa Reserva de la Biosfera
Hablar del País Vasco es hablar de naturaleza y vida. Numerosas son las áreas de esta comunidad que son de especial interés biológico. Una de las principales se encuentra en Vizcaya, concretamente en Busturialde. En la desembocadura del río Oka encontramos un maravilloso territorio de más de 200 km², la Reserva de la Biosfera de Urdaibai.
Este estuario no deja indiferente a ningún visitante. Bien por las imponentes vistas desde la montaña, o por el descanso que ofrecen sus calas, el sitio es impresionante. Su importancia deriva de la riqueza biológica que alberga, tanto vegetal como animal.
Asimismo, esconde numerosos yacimientos de distintos periodos históricos de gran relevancia internacional. Urdaibai es un tesoro peninsular que encandilará a los amantes de la naturaleza y la historia por igual.
El entorno de Urdaibai
Vegetación y paisaje
El territorio que conforma Urdaibai está generalmente clasificado en la costa, la desembocadura del río y las montañas. Siguiendo este patrón, el paisaje se divide en tres zonas: montañosa, costera, y de los arenales y la ría.
En las montañas hallarás miradores como el del monte Oiz, a 1036 metros de altura. Desde allí obtendrás las mejores panorámicas del ecosistema. Son también conocidos los miradores de Altamira y Balcón de Vizcaya, siendo punto de encuentro de brujas, según leyendas.
En los arenales está el corazón de la reserva. Allí se ubica el centro de estudios y conservación de aves y entorno, cien por cien recomendable de visitar.
Sobre el territorio predomina el roble, el pino, la encina y el eucalipto. Acercándote a la costa, accederás a acantilados de vértigo, islas asombrosas y playas de infarto. Islotes como Izaro o Montenegro acogen una riqueza biológica sin parangón.
“Estudia la naturaleza, ama la naturaleza, acércate a la naturaleza. Nunca te fallará.”
-Frank Lloyd Wright-
Fauna que habita Urdabai
Debido al grado de conservación medioambiental que se ha mantenido en Urdaibai, en él se concentra una gran diversidad animal. Destaca en especial el número de especies de aves migratorias que se dejan caer en el estuario. De los 318 tipos de vertebrados que visitan la reserva, 245 son aves.
Gracias a la abundante presencia acuífera, se pueden apreciar truchas, anguilas o barbos. Y es que todo animal tiene cabida en Urdaibai, desde reptiles o anfibios hasta insectos protegidos. Mamíferos como el gato montés, el corzo o el visón americano también forman parte de la familia.
La gran variedad de seres que habitan la reserva vizcaína denotan la calidad del área. Si disfrutas de la naturaleza, Urdaibai es la mejor de las opciones para una escapada.
Urdaibai: un hueco para la historia
El territorio que conforma la reserva de Urdaibai está también plagado de historia. La riqueza del entorno ha permitido asentamientos humanos desde tiempos inmemoriales. Se han descubierto a lo largo del terreno yacimientos de todas las épocas. Desde asentamientos paleolíticos hasta restos de la civilización romana.
En este área podrás visitar la conocida cueva de Santimañe, el más importante yacimiento prehistórico de Vizcaya. En ella se encuentran pinturas rupestres del periodo magdaleniense, hace más de quince mil años.
Y si eres un apasionado del Imperio romano, Urdaibai ofrece también la posibilidad de visitar un poblado romano. El asentamiento de Forua, un poblado con casi 2000 años de antigüedad, sacia la sed de historia del visitante más voraz.
La reserva es sinónimo de cultura y biodiversidad al alcance de todos. Un paseo por la historia más antigua presente hoy en un entorno natural sin precedentes. Mejor… imposible.
Monumentos
A lo largo de los numerosos núcleos de población ubicados en el territorio de Urdaibai se hallan varios monumentos arquitectónicos. El amplio patrimonio artístico del área abarca desde castillos hasta molinos, desde iglesias a conventos.
Destaca, de entre todos ellos, el castillo de Arteaga, del siglo XIX. Este edificio es hermoso y está compuesto por una torre adosada a un recinto amurallado. Digno de una historieta de princesas y hadas, la romántica fortaleza se mantiene indemne al paso del tiempo.
A lo largo del territorio, además, se ubican santuarios en los que dejar posar los ojos y el espíritu. Cobijo de feligreses, hoy son herencia de una época pasada que dejan un recuerdo imborrable en la memoria colectiva. Recorrer cada una de estas edificaciones supondrá para el turista una secuencia de visitar deliciosas. Sencillas y sobrias, o imponentes y naturales, cada cita con la historia tiene un nombre: Urdaibai.
Aún queda un tesoro por visitar, el Bosque de Oma, un lugar donde el artista Agutín Ibarrola dejó su particular impronta utilizando como lienzos los árboles del bosque.