Tres Gargantas: una obra monumental
Tres Gargantas es una obra colosal de ingeniería; de hecho, es la represa más grande y potente del mundo. Se encuentra en China y para su construcción fueron necesarios más de 28 000 millones de metros cúbicos de hormigón.
Esta obra ocupó a cerca de 30 000 trabajadores durante un periodo de 17 años, distribuidos en 3 etapas. Está en capacidad de producir 22 500 megavatios de energía y su construcción supone la reducción de dióxido de carbono en 100 millones de toneladas.
La megaobra, sin duda, contribuye al desarrollo económico y social del país y pone freno a las inundaciones que se presentaban en parte de su territorio. Sin embargo, también significó el desplazamiento de más de un millón de habitantes y un deterioro ambiental que aún no se puede cuantificar.
El río Yangtsé
El río Yangtsé, con 6 300 kilómetros de longitud, es el tercero más largo del mundo, después del río Amazonas y el río Nilo. Nace en el glaciar Janggaingting de la meseta Qinghai, en el Tíbet, a 5800 metros sobre el nivel del mar.
La cuenca del Yangtsé presenta lluvias permanentes, con una precipitación media anual de 1100 milímetros. Por eso, este río también ocupa el tercer lugar en el mundo entero en cuanto a caudal, con 31 800 metros cúbicos por segundo. Solo lo superan el río Amazonas y el río Congo.
El enorme caudal del río Yangtsé, sumado al de sus más importantes afluentes, los ríos Xiang, Zi, Li y el Yuan, siempre se percibieron como un gran potencial hidroeléctrico. Al mismo tiempo, eran una amenaza para los pueblos ribereños, en especial durante la época de crecidas, pues generaban graves inundaciones.
Según los registros históricos, desde el año 185 antes de nuestra era hasta la China Imperial de 1911, se produjeron 214 inundaciones catastróficas. Es decir, en promedio, una inundación calamitosa cada 10 años, con saldos que superan los 300 000 muertos.
Un sueño hidroeléctrico
La primera propuesta seria para el aprovechamiento hidroeléctrico del río Yangtsé fue planteada en 1920. Dicha iniciativa fue expuesta por el entonces presidente de la República China, Su Yat-sen.
La intención era incrementar el desarrollo y autonomía del país, lo que generó gran cantidad de proyectos, análisis y estudios al respecto. Al mismo tiempo, se desarrollaron intensos debates desde esferas sociales, políticas, económicas y técnicas.
Las numerosas discusiones se libraron a lo largo de más de 70 años, hasta que en 1992, el VII Congreso Nacional del Pueblo aprobó la construcción de la represa. El proyecto de la represa de las Tres Gargantas se iniciaría en la región conocida como Sandouping.
La represa de las Tres Gargantas
La represa de las Tres Gargantas es una obra gigantesca, de 2309 metros de longitud y 185 metros de altura. Abarca un espacio enorme, comprendido entre las ciudades de Yichang y Fengjie.
Las Tres Gargantas —garganta Qutang , Wuxia y Xiling— son resultado de un angostamiento del río; el agua corta el granito para producir estas formaciones. Para la construcción de esta megaobra se requirieron 17 años, distribuidos en 3 etapas comprendidas entre 1993 y 2009.
Dentro de sus principales características se encuentra un aliviadero de 22 compuertas, 2 centrales hidroeléctricas y 2 estructuras de navegación. Una de estas tiene capacidad para transportar barcos de hasta 10 000 toneladas por un sistema de esclusas. La otra cuenta con un elevador vertical para barcos de hasta 3000 toneladas.
Un beneficio adicional de la represa consiste en el aumento de la seguridad en la navegación de embarcaciones, principalmente en el importante eje fluvial conocido con el nombre de Chongqing- Shanghái. Allí se ha reducido la accidentalidad en un 60 %.
La obra ha estimulado la navegación, y es así como se ha alcanzado un tráfico de 100 millones de toneladas por año. Los caudales aguas abajo han subido de 3 000 a 5 000 metros cúbicos por segundo.
Los impactos del megaproyecto
El megaproyecto generó un gran impacto social en todas las poblaciones ubicadas en los alrededores de las Tres Gargantas. El principal fue el desplazamiento de 1 240 000 habitantes.
Se produjo la demolición de 34,6 millones de metros cuadrados de viviendas y la destrucción de 24 500 hectáreas de cultivos. Adicionalmente, esto causó la desaparición de unas 1600 fábricas y aproximadamente 825 kilómetros de carreteras.
Un impacto significativo consistió en el aumento preocupante de la contaminación del agua en el embalse. Frente a esto, se puso en marcha un plan de contingencia con numerosas plantas de tratamiento para depurarla.
Una situación que siempre molestó fue el costo exagerado de la realización de este proyecto. Esta obra es la infraestructura más costosa en la historia de China; se estima que se invirtieron más de 75 000 millones de dólares.
Pérdidas incalculables
Otro de los problemas que más preocupan a la comunidad es la acumulación de sedimentos, frente a lo cual el gobierno ha desarrollado técnicas especiales de descarga. Sin embargo, ambientalistas de diversos sectores coinciden en afirmar que esto solo son paños de agua tibia.
Adicionalmente, insisten en que la ecología de la región se ha visto seriamente afectada. Muestra de ello es la desaparición del delfín chino, especie endémica de la zona. Advierten que otras especies, como el esturión del Yangtsé y el esturión chino, correrán con la misma suerte, y que habrá un deterioro ambiental paulatino de más especies y hábitats.
Como si esto fuera poco, había una multitud de estructuras y objetos de las eras Paleolítica y Neolítica que no se pudieron rescatar. Los sectores del ámbito arqueológico lamentan no haber tenido el tiempo suficiente para salvar esos tesoros presentes en las riberas del río.
De este modo, se perdieron vestigios que incluían tumbas aristocráticas, enterramientos ancestrales y estructuras de las dinastías Qing y Ming. Todo ello quedó sumergido y probablemente, perdido para siempre.