Conoce algunas tradiciones de Latinoamérica singulares

América Latina es una región marcada por el mestizaje cultural. Fruto de esta mezcla son muchas de las tradiciones que se mantienen vivas en la región.
Conoce algunas tradiciones de Latinoamérica singulares
David Díaz

Escrito y verificado por el historiador David Díaz.

Última actualización: 10 enero, 2020

América Latina se caracteriza por el mestizaje cultural: culturas indígenas, africanas, europeas y asiáticas se han mezclado para dar lugar a una gran diversidad cultural. Y, si bien desde la distancia se las ve como homogéneas, tienen sus particularidades. La muestra son las variadas tradiciones que se mantienen vivas en esos países. Veamos algunas de las tradiciones de Latinoamérica más singulares.

1. Tradiciones en Latinoamérica: el día de las velitas en Colombia

Si aprovechas el puente festivo que se realiza en España entre los días seis y ocho de diciembre para escaparte a Colombia, vas a poder presenciar una de las festividades más tradicionales de este país: el día de las velitas o noche de las velitas. Esta es una festividad de corte católico que celebra el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

Velitas en Combaya, una de las tradiciones de Latinoamérica

La forma de manifestar esta fiesta varía según las distintas regiones del país. De forma general, la fiesta empieza la noche del siete de diciembre tras el encendido de velas y faroles en calles, centros comerciales y en muchos hogares. Esta festividad marca el inicio de las fiestas navideñas.

Por ejemplo, en Medellín esa noche es la elegida para inaugurar el alumbrado navideño de la ciudad. Este es uno de los atractivos turísticos más destacados de la ciudad en la época navideña. A su vez, se realiza el Desfile de Mitos y Leyendas, en el que se representan diferentes mitos y leyendas colombianos.

2. El dicho que se convirtió en ley en Argentina

Casa Rosada en Argentina

Otra de las tradiciones singulares de Latinoamérica es el hecho de que en Argentina, el séptimo hijo varón debe ser apadrinado por el presidente de la República porque si no este se convierte en lobizón. Se especula que esta creencia llegó con la inmigración rusa, que decía que el séptimo hijo varón nacía hombre lobo, y la séptima mujer bruja.

En la Rusia zarista de Catalina la Grande se otorgaba al séptimo hijo el padrinazgo imperial que, supuestamente, daba protección mágica a los infantes y se evitaba así su abandono. En Argentina, una pareja de nacionalidad rusa solicitó en el año 1907 el padrinazgo de su séptimo hijo varón al entonces presidente José Figuero Alcorta.

El presidente aceptó y desde entonces todos los dirigentes que le siguieron aceptaron los padrinazgos que se les solicitaban. Este acto se convirtió en una costumbre y, posteriormente, fue incorporado a la legislación de la República a través del decreto 848 del año 1973. Es importante destacar que en este decreto se ampliaba el padrinazgo a las séptimas hijas mujeres.

3. Los payasos de Barva en Costa Rica: otra de las tradiciones en Latinoamérica

Mascarada de Barva
Mascarada – Ana Ruth Rivera / Flickr.com

Barva es un cantón de la provincia de Heredia, en Costa Rica, famoso por su fiesta de las mascaradas. Esta se celebra en mes de agosto durante la festividad del patrón de la localidad, San Bartolomé. En los días de fiesta, niños, niñas, mujeres y hombres salen a la calle al son de las cimarronas con la cara cubierta con máscaras que representan distintas figuras.

Esta celebración hunde sus raíces en la época colonial y, si participas en ella, te darás cuenta de que tiene muchos símiles con las fiestas de gigantes y cabezudos que se celebran en muchos lugares de España. A pesar de ello, muchas han sido las influencias recibidas por las comunidades indígenas, pues hay que tener en cuenta que Barva fue ‘pueblo de indios‘.

Los enmascarados o payasos, como los llaman allí, mantienen la tradición de golpear a las personas que participan del festejo. En otras regiones de Costa Rica se golpea con varas de madera o ‘chilillo’, pero en Barva, lo hacen con vejigas de cerdo.

En las mascaradas en general y las barveñas en particular, el hecho de ‘vestirse de payaso’ transforma al individuo en un ser anónimo. Esta condición es la que permite dar golpes con las vejigas a los asistentes con total impunidad. Tal como afirman algunos estudiosos, estas festividades permiten transgredir las relaciones sociales y ofrecer una visión distinta del mundo.

Por ello, quienes participan saben cuales son las normas: no se puede realizar ninguna reclamación al agresor, pues en este mundo alterado la agresión no tiene la misma connotación que en el mundo ‘real’. Así que, si te gusta disfrutar de la cultura popular, no puedes dejar de participar de la fiesta de los payasos de Barva. Eso sí, llévate ropa de recambio.

4. El Tío de las minas del cerro de Potosí, Bolivia

El Tío de las minas

En el cerro de Potosí y en otras regiones mineras bolivianas existe una deidad a la cual se deben ofrecer ofrendas a cambio de protección. Esta divinidad es El Tío, y sus imágenes normalmente se encuentran en las minas, pues es el gobernante del inframundo.

Su origen se remonta a época prehispánica, pues el cerro de Potosí era una huaca, un lugar de devoción al que los indígenas acudían a hacer ofrendas y sacrificios. El sincretismo religioso fue una de las consecuencias de la cristianización del mundo indígena tras la conquista, y muchas de las tradiciones de Latinoamérica tienen este elemento común. La figura de El Tío es un ejemplo.

El Tío, divinidad maligna del inframundo, con el tiempo fue equiparado al Lucifer europeo, amo y señor de las tinieblas del averno. Por ello, se lo representa con símbolos relacionados con Satanás, por ejemplo los cuernos de macho cabrío.

Los mineros le rinden culto, pues él es el dueño y señor de la mina, por tanto, lo es de los minerales y de la vida de los trabajadores. No solo hacen ofrendas para preservar sus vidas, también las hacen con la intención de que El Tío les muestre una veta importante de mineral.

Muchos de los turistas que visitan la región, no siendo creyentes, también entregan ofrendas a la figura de El Tío por miedo a que tome represalias. Hay otros que simplemente no creen y ven estos actos como otra de las tradiciones populares de Latinoamérica. ¿Tú que harías?