El Gauchito Gil: objeto de devoción popular en Argentina

El Gauchito Gil es un personaje considerado por algunos como una especie de Robin Hood y por otros un delincuente. A pesar de esta controversia, se ha convertido en un 'santo' popular que despierta pasiones en Argentina.
El Gauchito Gil: objeto de devoción popular en Argentina
David Díaz

Escrito y verificado por el historiador David Díaz.

Última actualización: 07 octubre, 2019

Si viajas a Argentina, quizás te sorprenda encontrar lazos rojos atados en rejas o imágenes de un personaje de pelo largo y bigote con un pañuelo rojo en el cuello adornando paredes o acompañando a los colectiveros. Es el Gauchito Gil, un ‘santo pagano’ que despierta pasiones, sobre todo en los sectores más populares.

Cada día 8 de enero la localidad de Mercedes, provincia de Corrientes, se tiñe de rojo. Es la festividad del Gauchito Gil, el día de su muerte y de su primer milagro. Alrededor de su santuario se concentran miles de personas que, junto miles de banderas y rojas y una cantidad impresionante de puestos de merchandising, bailan chamamé y comen asado. Pero, ¿quien fue este personaje?

Antonio Mamerto Gil Núñez: de gaucho matrero a santo pagano

Figura del Gauchito Gil
Gauchito Gil

Se sabe muy poco de la figura de Antonio Mamerto Gil Núñez. Conocemos que fue un personaje que vivió en el siglo XIX y que murió un 8 de enero. Se desconoce si fue en el año 1878, en 1890 o entre el 1840 y 1848. Lo que cuenta la leyenda es que se vio envuelto en alguno de los numerosos enfrentamientos bélicos que se vivieron en la zona y se negó a participar.

Dicen que se le apareció Ñandeyára, dios guaraní, ordenándole no pelear más, no derramar sangre de hermanos inocentes. Por ese motivo, decidió desertar. Algunos dicen que se negó a participar en la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay y otros que no quiso participar de las luchas fratricidas entre unitarios o federales. La cuestión es que desde entonces vivió fuera de la ley.

Los relatos de sus seguidores dicen que era un hombre bueno que robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Por otro lado, sus detractores consideraban que era un delincuente, un fugitivo y un cobarde. Se dice que un día 6 se enero lo capturaron tras participar en la celebración de la fiesta de San Baltasar, el santo de los negros, en casa de la brasileña Zía María en Paiubre, hoy Mercedes.

Captura, muerte y primer milagro del Gauchito Gil

Memorial al Gaucho
Memorial al Gauchito Gil

En la fiesta, unos dicen que fue traicionado por un conocido y que por ello lo capturaron. Otros dicen que se pudo quedar dormido y la patrulla que lo seguía lo capturó. No importa como fuera, la cuestión es que lo tomaron preso y lo mandaron a Goya para ser juzgado.

Era sabido que en ese traslado los prisioneros no llegaban nunca a destino, pues se ajusticiaban a mitad camino alegando que habían intentado escapar y, al capturarlos, los mataban. Así sucedió con Antonio Mamerto Gil. Lo colgaron boca abajo de un algarrobo junto al camino y lo degollaron. Cuenta la leyenda que antes de morir le dijo a su verdugo:

“No me mates, que ya va a llegar la carta de mi inocencia (…) Cuando llegue la carta vas a recibir la noticia de que tu hijo está muriendo por causa de una enfermedad; cuando llegues rezá por mí y tu hijo se va a salvar (…)”

El verdugo, Juan de la Cruz Salazar, cuando llegó a casa se encontró con que su hijo pequeño estaba muy enfermo y el médico lo daba por muerto. Ante esto, Juan se acordó de las palabras del Gauchito, se arrodilló y le pidió que intercediera ante Dios para salvar la vida de su hijo.

Antes del amanecer el milagro se había cumplido y el niño se salvó. Fue entonces cuando el sargento Cruz construyó una cruz con ramas de ñandubay, la cargó sobre sus hombros y caminando la llevó al lugar donde había asesinado al gaucho. Lo descolgó, lo enterró a los pies del algarrobo, colocó la cruz, pidió perdón y agradeció.

El santuario del Gauchito Gil

Oratorio del Gauchito Gil
Oratorio del Gauchito Gil

El algarrobo donde fue degollado está situado a ocho kilómetros de la ciudad de Mercedes, en la ruta 119, mojón 101. En el lugar empezaron a llegar devotos a visitar al difunto para hacerle promesas a cambio de milagros. Cuenta la leyenda que el propietario del terreno, ante la invasión de los peregrinos, decidió trasladar el cuerpo al cementerio.

Cuando sacó el cuerpo del lugar, empezó a tener mala suerte: se le murió un hijo, sus animales enfermaban y los negocios le iban de mal en peor. Esto lo asoció con el traslado del cuerpo del Gauchito, por lo que decidió reponer los restos al lugar de origen y donó los terrenos. Desde entonces las cosas le volvieron a ir bien.

En el algarrobo donde Cruz clavó la cruz se levantó un santuario y cada día 8 de enero se celebra su fiesta. En el lugar se concentran miles de personas que van a agradecerle al ‘santo’, a prenderle velas, dejarle ofrendas y donaciones o a bendecir imágenes o anillos de compromiso.

Extensión del culto

Oratorio en la Patagonia
Oratorio al Gauchito en la Patagonia

El culto al Gauchito Gil se empezó a extender por todo el territorio argentino y se levantaron otros templos, principalmente en la zona del litoral. También se levantaron oratorios en los valles Calchaquíes, Salta y hasta en Ushuaia. En los subtes porteños y en las santerías de Buenos Aires se venden sus estampas. Además, comparte espacios con otros santos como la Difunta Correa.

El color rojo es el símbolo del Gaucho y por ello vas a ver muchos lugares y personas con cintas rojas con su nombre. Son peticiones de protección para sus poseedores, por eso se cuelgan en negocios, en colectivos o en los retrovisores de automóviles.

En las rutas, especialmente en los cruces de caminos, se atan cintas rojas en las ramas de los árboles y los viajantes se detienen a saludar al Gauchito. También los automovilistas, al pasar cerca de oratorios, tocan la bocina para pedir protección al santo para el resto del viaje.

Si cuando viajas te interesa empaparte de la cultura popular de tu destino, no dudesn en visitar el santuario del Gauchito Gil. Allí podrás disfrutar de una expresión de la cultura argentina que difiere de la que se difunde internacionalmente. Además, si eres creyente también le podrás hacer una promesa al Gauchito.