El templo Haeinsa y la Tripitaka Coreana

Te invitamos a visitar el templo de Haeinsa para contemplar la mayor colección de textos budistas del mundo: la Tripitaka Coreana.
El templo Haeinsa y la Tripitaka Coreana
María Belén Acosta

Escrito y verificado por la especialista en Asia Oriental María Belén Acosta.

Última actualización: 31 diciembre, 2019

Son muchos los turistas que cada año visitan el templo de Haeinsa, y no solo por disfrutar de las espléndidas vistas del enclave natural que lo rodea, sino por ser también el hogar de la Tripitaka Coreana. Amantes de la cultura y de la naturaleza no quedan indiferentes tras pasear por este complejo coreano y conocer más sobre el origen del país y las enseñanzas de Buda.

La historia del templo de Haeinsa

Vist aérea del templo Haeinsa

Se encuentra situado en el Parque Nacional Gayasan, justo sobre la falda del monte Gaya, en la zona sur de la península coreana. El templo de Haeinsa data del año 802 d.C, época que se sitúa en el tercer año del reino de Ae-Jang.

Lo fundaron dos monjes budistas llamados Suneung y Ijeong. Ellos fueron quienes bautizaron al templo con el nombre de ‘Haein’, que se traduce como ‘iluminado por Buda’. Además, fue uno de los templos más importantes durante la época del reinado Silla.

El templo fue restaurado y ampliado en 1481. Años más tarde, durante las invasiones japonesas del siglo XVI, el conjunto sufrió grandes daños a causa de un incendio que devastó buena parte del complejo. Por ello, fue objeto de varias restauraciones a lo largo del siglo XX. Y aunque sí se aprecian los toques en el diseño, conserva la estructura y la esencia de su época.

El complejo ha sido declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. Además, en el interior del templo y en el resto de edificios que componen el complejo se conservan más de 15 tesoros públicos y 200 tesoros privados. Todos ellos también están designados como Patrimonio Cultural de la Humanidad desde diciembre de 1995.

El origen de la Tripitaka Coreana

El proceso de la elaboración de la Tripitaka Coreana comenzó durante la dinastía Goryeo, alrededor del año 1236. Su realización duró casi 16 años. La creación de uno de los tesoros más importantes de Corea del Sur fue un deseo del emperador. Con su finalización, pretendía superar la crisis nacional causada por la invasión de los mongoles.

Tripitaka Coreana, una de las bibliotecas más impresionantes
Tripitaka Coreana – Lauren Heckler /Wikimedia Commons

Las tablas contienen la mayor colección de textos budistas del mundo. Fabricadas con madera y con unas medidas de 68 centímetros de ancho, 2,5 de largo y tres de grosor, se sujetan utilizando un sencillo sistema de varillas. Gracias a ellas se consigue el perfecto equilibrio para facilitar su lectura. Además, se cubrieron con laca para protegerlas de la corrosión.

Un dato curioso es que toda la madera utilizada para la creación de la Tripitaka procede de árboles de magnolia asiática, una especie autóctona que crece en la región de Geoje. Además, para embellecer y conservar la obra, la madera se trató utilizando técnicas tradicionales, como sumergirlas en agua salada de mar durante año para conseguir el aspecto deseado.

El número total de las tablas que conforman esta colección es de nada más y nada menos que 81 340 y se clasifican en  más de 6700 volúmenes. La Tripitaka también está incluida como uno de los Tesoros Nacionales de Corea del Sur, además de formar parte del Patrimonio de la Humanidad.

Cómo llegar y qué ver durante la visita

Templo Haeinsa

Si lo que queremos es llegar hasta el templo Haeinsa de la manera más sencilla, os recomendamos partir desde la ciudad de Daegu.  Desde aquí podremos tomar varias líneas de autobuses que nos llevarán directos al templo. Estos están abiertos desde las 6:30 de la mañana hasta las 10 de la noche. El precio de la entrada ronda los tres euros por persona.

Nada más llegar seremos recibidos por la naturaleza. Y es que a la entrada del templo se encuentra un bosque bastante tupido que hará las delicias de los amantes de la naturaleza. A continuación, siguiendo el recorrido, podremos ver varias pagodas de piedra coreanas.

La primera puerta que se cruza es la de Iljumun, considerada una de las obras más representativas de la arquitectura tradicional coreana. Junto a ella hay un singular árbol muerto que lleva en el recinto desde que se iniciara su construcción. Hay que cruzar varias puertas y amplias plazas hasta llegar al primero de los pabellones del templo, dedicado al espíritu de la montaña.

Tampoco debemos perder la oportunidad de visitar el pabellón Bokyeongdang, que aún alberga una de las estatuas de Buda originales del templo. También encontraremos cerca de esta plaza una espectacular pagoda de piedra de tres pisos. Por último, llegaremos hasta el Jangkyeong Panjeon, el edificio donde se conserva la Tripitaka Coreana.