Tartu, una impresionante ciudad universitaria
Estonia posee una mezcla cultural y de estilos que le da un gran carácter. Tiene una riqueza arquitectónica de gran valor con sus torres puntiagudas, cúpulas ortodoxas, callejuelas medievales. Allí nos encontramos con Tartu, una de las ciudades más bonitas del país y considerada su capital intelectual. ¡Vamos a conocerla!
Tartu está situada a unos 185 kilómetros al sudeste de Tallin, la capital de Estonia. Es más pequeña, pero preciosa y tal vez más animada que la misma capital.
Parece detenida en el siglo XIX, con sus casas señoriales y elegantes, enclavadas en un entorno de bosques frondosos, parques y pequeños lagos. Todo combinado con el sabor de una ciudad con una rica herencia cultural y una de las universidades más famosas del país. En Tartu han nacido científicos de prestigio internacional, por lo que tiene fama de ser el centro de la sabiduría de Estonia.
Qué ver en Tartu
1. El Ayuntamiento
El edificio del ayuntamiento de Tartu es una elegante construcción de finales del siglo XVIII. Está situado en la Raekoja Plats, el corazón de la ciudad, fue diseñado por el arquitecto alemán J. H. B. Walter y construido entre 1782 y 1789.
Está pintado de tonos rosas y coronado por una torre con veleta, su diseño está inspirado en un ayuntamiento típico holandés. Es actualmente el tercer ayuntamiento que resurge de sus cenizas, pues los dos anteriores fueron destruidos por el fuego.
Es el centro de atención de la ciudad, pues, además de su hermosa arquitectura, en él se instaló un reloj para que los estudiantes no llegasen tarde a clase.
2. Raekoja Plats
La Plaza Roja está ubicada en pleno centro de la ciudad. Construida en el siglo XIII, a lo largo del tiempo ha servido de mercado, punto turístico importante y actualmente alberga muchas terrazas de cafeterías.
En ella se encuentra el ayuntamiento y lo más destacado es la fuente de “El beso de los estudiantes”, estatua que fue diseñada por Mati Karmin e instalada en 1998 y que ha sido asumida por los ciudadanos como el símbolo de Tartu.
En 1775 todos los edificios alrededor de la plaza sufrieron un incendio, por lo que han sido restaurados. Imperdible de visitar la casa inclinada y decantarse por los souvenirs de las numerosas tiendas del lugar.
3. La universidad
La universidad fue fundada en 1632 por el rey sueco Gustavo Adolfo II para formar al clero luterano y a los funcionarios del gobierno y fue cerrada en el 1700 durante la Gran Guerra del Norte. En su reapertura en 1802 se convirtió en uno de los centros de enseñanza más importantes del imperio ruso.
Una de sus principales características son sus seis imponentes columnas corintias, que datan de 1803. En el mismo conjunto arquitectónico también se encuentra el Museo de Arte de la Universidad y el calabozo de los estudiantes, donde en tiempos antiguos se encerraba a los estudiantes reacios a respetar las reglas.
“Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber.”
-Albert Einstein-
4. Parque Toomemägi
Este precioso parque está situado en la colina detrás del ayuntamiento, está perfectamente cuidado y tiene muchísimos senderos que serpentean entre la exuberante vegetación. En la cima del parque Toomemägi está la catedral de Tartu, una edificación de estilo gótico que acompaña a un antiguo observatorio que data de 1810.
Este parque es uno de los preferidos por los estudiantes para descansar y charlar, también para el disfrute familiar acompañados de mascotas e incluso ha sido escenario para rodar escenas de cortometrajes. Desde la cima se pueden obtener unas hermosas vistas de Tartu.
5. Iglesia de San Juan
Esta majestuosa iglesia es un templo de ladrillo que data de 1323. No solo es la más antigua de Tartu sino que es famosa porque tiene más de mil esculturas de terracota colocadas en varios huecos del portal principal. Muchas de ellas han sido ubicadas en el interior de la iglesia a fin de conservarlas de las inclemencias del tiempo.
Esta iglesia quedó en ruinas tras el bombardeo soviético de 1944, después de 16 años de restauración está operativa y abierta al público desde 2005. Tiene una torre a la que se puede acceder, dependiendo de los horarios de atención al público.
Tartu es una pequeña pero animada ciudad universitaria con sitios históricos y un entorno maravilloso. Vale la pena conocer sus lugares y empaparse de su atmósfera detenida en tiempo. Si vienes a Estonia, no dudes en conocer Tartu, no te arrepentirás.