El síndrome de París, ¿qué es y cómo se manifiesta?

Se conoce como el síndrome de París a un conjunto de síntomas que se presentan principalmente en los turistas japoneses que visitan la capital de Francia. Es similar a un ataque de pánico y aparentemente se produce por la idealización de la ciudad.

El síndrome de París es un trastorno psicológico transitorio que fue descubierto por el psiquiatra Hiroaki Ota hace aproximadamente veinte años. En principio, afecta solo a los viajeros japoneses, pero en realidad cualquier persona, de cualquier parte del mundo, puede llegar a padecerlo.

El curioso síndrome de París es una especie de colapso nervioso que se produce cuando el viajero llega a la capital francesa y descubre que no era como la imaginaba. Le ocurre principalmente a los japoneses porque todo indica que en ese país idealizan en exceso a la capital francesa.

Podría decirse que el síndrome de París es una forma de choque cultural. A veces causa efectos tan fuertes que las víctimas de este trastorno psicológico deben ser hospitalizadas para que no se agrave su situación. De hecho, la embajada japonesa tiene habilitada una línea las 24 horas para atender de emergencia a quienes presenten este problema.

Los mitos sobre los franceses

En torno a Francia , y a París en concreto, hay muchos mitos. Algunos muestran como excesivamente positivas cosas que no lo son. Otros presentan como excesivamente negativos algunos aspectos que no corresponden a la realidad.

En concreto, y para el tema que nos ocupa, hay quienes piensan que París es la capital del amor y que todo allí habla de romance. Es cierto que la ciudad es absolutamente preciosa, pero eso no quiere decir que no pertenezca al planeta Tierra o que carezca de los problemas urbanos que suele tener cualquier gran ciudad del mundo.

Por contrapartida, se ha extendido el mito de que los franceses son hoscos y antipáticos y que los caracteriza la rudeza y la grosería. Hay franceses que son así, como también hay gente que se comporta de ese modo en cualquier parte del mundo.

Tal vez pienses que los parisinos quizá sean distantes y algo ensimismados y crudos. Sin embargo, también es fácil conocer a muchos que sonríen y tienen buena onda.

Las causas del síndrome de París

Hay dos causas básicas del síndrome de París. La primera, que ya mencionamos, es la excesiva idealización de la ciudad. Hay quienes no se informan lo suficiente y creen que Francia es un paraíso de la máxima elegancia y el mayor romanticismo. Por eso, sufren una gran decepción cuando se encuentran con un país real, con gente de carne y hueso y problemas como en todo el mundo.

La segunda causa es la excesiva sensibilidad de algunas personas al trato distante o, a veces, algo rudo. Esto no surge en París, sino que viene de atrás y constituye una característica de la personalidad que genera un mayor riesgo de tener algún choque cultural.

Si las dos causas se unen se produce el clic y se dispara el síndrome de París. Parece anecdótico, pero lo cierto es que quienes lo padecen pueden pasarlo realmente mal. No es un simple rechazo o incomodidad, sino toda una crisis que, generalmente, obliga a regresar al país de origen cuanto antes.

Síntomas y tratamiento del síndrome de París

Los síntomas de este síndrome varían de una persona a otra, pero suelen incluir aumento de la presión arterial, sudoración, sentimientos de ansiedad e irritabilidad. En la fase más aguda hay sentimientos persecutorios, delirios y alucinaciones. Es como si la persona enloqueciera de miedo. Se estima que unos 20 turistas japoneses sufren de este mal cada año.

Las personas con síndrome de París se sienten desamparadas y tienen el presentimiento de que algo muy malo les va a ocurrir. A veces tienen dificultades para respirar y presentan mareos y hasta vómitos. Es una especie de ataque de pánico, referido al entorno concreto donde se produce: París.

La verdad es que todo viaje siempre implica algo de estrés por la multitud de adaptaciones que supone. No solo en París, sino en cualquier parte, una persona susceptible puede entrar en un estado psicológico de aprehensión si no encuentra muestras de hospitalidad o aceptación.

Lo adecuado es ofrecer un tratamiento de emergencia para reducir los síntomas más graves. En el caso de los japoneses, por lo general son enviados a su país tan pronto como es posible. Lo que sigue es una intervención psicoterapéutica para tratar a fondo la situación.

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