El santuario de Lajas en Colombia, un rincón celestial
Hasta ella llegan diariamente peregrinos de todo el mundo, creyentes y viajeros atraídos por la arquitectura de esta fascinante basílica. El santuario de Lajas se encuentra sobre un impresionante desfiladero de rocas planas, de las que recibe el nombre. El delicioso puente que da acceso al edificio hace que este lugar no pase inadvertido.
Santuario de Lajas: un milagro de Dios sobre el abismo
El santuario está situado en la comarca de Ipiales, un bonito pueblo colombiano del altiplano andino y que hace frontera con Ecuador. El templo se eleva sobre un maravilloso cañón a unos 100 metros de altura sobre el río Guaitara. El acceso se realiza por una gran escalera que finaliza a un lado del monasterio.
La escalinata consta de 266 peldaños que van a dar a un puente, vigilado por una gran cantidad de ángeles. Todos en distintas posiciones y con diferentes objetos. El turista ascenderá escalón a escalón hasta la pasarela celestial, custodiada por estos míticos seres. Detenerse y contemplar cada escultura será una excusa para tomar aliento antes de adentrarse en el complejo religioso.
Las vistas del desfiladero sobre la pasarela de ángeles son espectaculares, la visión se torna casi celestial. A lo largo de los muros se ven placas de agradecimiento de devotos por favores recibidos, curaciones y deseos cumplidos.
El recorrido de acceso termina en el impresionante pórtico de entrada a la basílica, en el que no cabrá duda para el turista de que se adentra en la gloria.
Visionaria construcción
La basílica fue edificada tras una visión que tuvo una niña, perteneciente a un pueblo indígena que habitaba en los alrededores. Se dice que la madre de la pequeña María se refugió en una cueva para protegerse de una gran tormenta.
Llevada por el terror, comenzó a rezar a la Virgen del Rosario, de la que era devota. De repente, la mujer notó que algo la tocaba en la espalda y salió asustada de la gruta. Transcurridos pocos días volvió con su hija Rosa. La pequeña era sordomuda, y cuentan que al llegar la niña comenzó a gritar que una señora blanca con un niño en brazos la estaba llamando.
La madre volvió al pueblo y relató lo sucedido. A los pocos días la chiquilla se escapó y fue hallada de rodillas ante la mujer de la que la niña había hablado días antes. Posteriormente, la pequeña murió. La madre pidió entonces a la Virgen por ella. Se dice que la Virgen escuchó sus plegarias y resucitó a Rosa.
“Los creyentes en milagros nunca deberían tratar de explicarlos. No hay más que una forma de explicar algo, y es demostrarlo por medios naturales. El momento en que uno explica un milagro, ya desaparece.”
– Robert Ingersoll –
Desde entonces son muchos los peregrinos que llegan hasta aquí en busca de paz y sosiego, celebrando el milagro y pidiendo por sus seres convalecientes.
Un enclave glorioso
De estilo gótico y arquitectura medieval, este edificio es una basílica menor. Su construcción se llevó a cabo sobre una gran piedra de forma lisa denominada laja, razón del nombre del templo.
Está formada por tres naves que se elevan sobre una plataforma de dos arcadas que ascienden desde el río. Ha sufrido muchos cambios hasta llegar a lo que es hoy en día. Su progresión ha sido debido a la gran cantidad de peregrinos que llegan hasta sus puertas y han colaborado con sus donativos. Gracias a ellos, hoy como ayer se eleva hasta el infinito esta maravillosa obra.
En su interior encontramos con unas paredes talladas en piedra, con arcos ojivales y columnas que al fusionarse forman un techumbre maravillosa. La planta se ve iluminada por vidrieras de colores que otorgan un halo de solemnidad y misterio al interior del templo.
Este santuario está considerado como uno de los bonitos del mundo y cuenta con miles de apasionados. También es uno de los más visitados de América. No solo por la majestuosidad de su estructura, sino también por el paraje natural en el que se localiza.