La inolvidable Ruta de los Cuentos de Hadas en Alemania
Decir que Alemania esconde muy diversos placeres no es desvelar ningún secreto. Pero uno de los recorridos más deliciosos, tanto para niños como para adultos, es la Ruta de los Cuentos de Hadas. Se trata de un camino hacia el mundo de la fantasía popular de aproximadamente 600 kilómetros a través de las historias de los hermanos Grimm.
Comenzando la Ruta de los Cuentos de Hadas
Hanau
El punto de partida de la Ruta de los Cuentos de Hadas siempre debe ser la ciudad que vio nacer a los autores, Hanau, en el Estado Federal de Hesse. La ciudad rinde homenaje a sus más célebres fabulistas con una estatua conmemorativa dedicada a ellos en una de sus principales plazas.
No es de extrañar que tan bella localidad diera lugar a tan desbordante fantasía, toda ella rebosa de espíritu quimérico. La arquitectura de sus edificios nos transporta a épocas pasadas, desde la Edad Media hasta el Romanticismo más puro.
Entre los ejemplos más hermosos encontramos el Schloss Philippsruhe, un conjunto barroco convertido en museo que alberga tanto cerámicas como pinturas y demás artículos de artesanía local.
El castillo Steinheim, de la Baja Edad Media, es otro de sus enclaves históricos, en su interior se ven recogidos objetos de arte cuyos orígenes se remontan a la Prehistoria o al Imperio Romano. No podemos olvidarnos de Goldschmiedehaus, edificio del siglo XVI que ofrece exposiciones de efectos de lujo y joyería.
Alsfeld
Si pudiéramos encuadernar el encanto de la tradición alemana la portada sería una fotografía de este pequeño pueblecito. La arquitectura de muchas de sus construcciones, todavía habitadas a día de hoy, con entramadas vigas de madera oscura sobre fondo blanco y acompañadas en ocasiones de piedra al natural, dotan a la villa de un embrujo único.
Al viajero le parecerá estar andando por las calles donde residen los coetáneos de la princesa Aurora. Por su parte, los adoquines serán los mismos por los que circulaba la calabaza convertida en carroza de camino al baile real.
El sitio ofrece, además, como visita más que obligada el Museo de los Cuentos de Hadas, tan fascinante por dentro como por fuera. En él se hallan representaciones de las obras así como narraciones de las mismas llevadas a cabo por profesionales. También posee una extensa colección de casas de muñecas con más de dos siglos de antigüedad.
Schwalmstadt
Hogar de la dulce y tierna niña ataviada con una caperuza roja. La relación no se debe tanto a la localidad en sí misma sino al traje regional del lugar que sirvió de inspiración a los Grimm para vestir a la que posiblemente sea la pequeña distraída y desobediente más famosa de toda la literatura. Una estatua de ella, seguida por un feroz y hambriento lobo, decora el centro de la ciudad.
Existe una rivalidad entre Schwalmstadt y Homberg, ambas pujan por ser consideradas como la auténtica y única inspiración del relato. Si disponemos de tiempo, podemos hacer una parada en el camino por este último, seguro que no nos decepcionará.
Los alrededores de ambas villas son el escenario ideal para disfrutar de una merienda al aire libre en el que posiblemente sea el enclave que vio pasear a la joven Caperucita cargada con su cestita de camino a casa de su delicada abuela.
Disfrutando la Ruta de los Cuentos de Hadas
Lo importante del viaje no es el destino sino el camino y en la Ruta de los Cuentos de Hadas encontrarás montones de pueblos y ciudades con los que pueden deleitarse los paladares más sedientos de utopías.
Espacios como el castillo de Polle, lugar de origen de la leyenda que narra como una misteriosa muchacha perdía un zapato durante su huida del baile real. También nos encontraremos con Trendelburg, donde está ubicada una fortaleza cuya torre verdezuela recluía a la bella Rapúnzel.
Nuestros pasos nos llevarán a las ruinas del castillo de Sababurg, morada de la primorosa y embrujada Bella Durmiente, en pleno bosque de Reinhardswald.
Dejando de lado las princesas, que no los cuentos, Höxter es una fascinante población digna de ser visitada pues sus casas provocan la ilusión de estar hechas a partir de chocolate.
“-¡Vamos a por ella! -exclamó Hansel-. Nos vamos a dar un buen banquete. Me comeré un pedacito del tejado; tú, Gretel, puedes probar la ventana, verás lo dulce que es.”
-Fragmento de Hansel y Gretel, de los hermanos Grimm-
Por muy deliciosos que nos parezcan no debemos cometer el error de hincarle el diente a ninguno de sus edificios o la malvada bruja nos cocinará hasta estar al punto. Lo mismo ocurre con Wolfhagen, donde un lobo muy fiero quiso comerse a siete inocentes cabritillos.
Última parada: Hamelin y Bremen
La guinda de este apetitoso pastel la ponen dos historias que forman parte del imaginario popular, Hamelin y Bremen. Hamelin viste sus calles con los pequeños y detestados roedores que tanta fama han otorgado a la urbe.
Allí podremos ver desde escaparates plagados de souvenirs hasta estatuas y relieves relacionados con esta fábula en cualquier rincón. Incluso periódicamente se realiza un pasacalles representando la obra, vestuario de época incluido. Y es que la publicidad es muy importante.
Bremen no se queda atrás y está cubierta de detalles que remiten a su leyenda particular, la de cuatro animales que quisieron cumplir su sueño de convertirse en músicos profesionales.
Y así, colorín colorado, nuestro viaje por la Ruta de los Cuentos de Hadas habrá finalizado. Una ruta mágica, hermosa e inolvidable.