Ruinas incas que no tienen nada que envidiar a Machu Picchu

Hay ruinas incas que vale la pena conocer, además del Machu Picchu. Algunas muestran facetas diferentes de esta cultura y permiten apreciar su alto grado de desarrollo y la interesante cosmovisión que habían elaborado.

Nadie puede poner en duda la majestuosidad y toda la magia que encierra el Machu Picchu. Lo que tampoco se puede olvidar es que las ruinas incas son mucho más que este lugar sagrado y, de hecho, hay muchas que no tienen nada que envidiarle. Por esa razón, bien vale la pena visitarlas.

Hay al menos cinco ruinas incas que tienen un encanto similar al del Machu Picchu, aunque no tengan tanta fama como este. Cuentan, además, con la ventaja de que no son tan visitadas, de modo que aseguran una experiencia mucho más íntima y, generalmente, significativamente más económica.

No debemos olvidar que la cultura inca fue una civilización muy rica, que abarcaba buena parte de lo que hoy es Perú, Bolivia y una zona de Colombia. El Machu Picchu era el lugar sagrado  más emblemático, pero no el único. Otras ruinas incas que pueden despertar tu interés son las que vamos a visitar.

1. Choquequirao, una de las ruinas incas más espectaculares

Es considerada por muchos ‘la hermana menor’ del Machu Picchu. Sin embargo, otros opinan que es mejor. Lo cierto es que ambos lugares tienen una gran similitud. Esta ciudad alberga unas ruinas incas ubicadas a 3000 metros de altura y solo se puede acceder a ellas haciendo una caminata que dura cuatro días.

A sus pies está uno de los cañones más profundos de toda América. Es muy poco visitada, a pesar de que en el pasado fue una especie de ciudad real para la nobleza inca. Por lo mismo, tiene unas construcciones maravillosas que se mantienen en perfecto estado. Abarca tres cerros y tiene 12 áreas diferentes, algunas de las cuales aún se están excavando.

2. Kuélap y un mirador impresionante

Es un fantástico complejo arqueológico , ubicado en los Andes amazónicos nororientales del Perú. Por esta razón, el sitio tiene dos grandes atractivos. Por un lado están las fabulosas ruinas incas, que incluyen una muralla de 20 metros en piedra y toda una ciudadela. En ella destaca el Torreón, una construcción de siete metros que cumplía una función de defensa.

Por el otro lado está la fabulosa selva amazónica que rodea el lugar y que se compenetra con los restos de las edificaciones que sobreviven dentro del complejo. Los lectores de National Geographic destacaron estas ruinas incas como la ‘Mejor atracción en el extranjero’ en 2017.

3. Ollantaytambo, la ciudad inca viviente

A Ollantaytambo se le conoce como la ‘ciudad inca viviente’ porque se trata de un lugar que todavía está habitado. La comunidad que está asentada allí convive en perfecta armonía con las ruinas incas que sobreviven en el sitio. De hecho, hay algunas tradiciones incaicas que aún practican los habitantes de esta zona.

En este sitio se puede apreciar la maestría con la que los incas tallaban la piedra. Uno de los espacios más llamativos es el templo del Sol, que está ubicado en la zona más alta y permite además obtener una panorámica fabulosa sobre esta parte de los Andes peruanos. El sitio queda de camino al Machu Picchu.

4. Moray, un modelo de la cultura inca

El Moray es el perfecto ejemplo de las terrazas o andenes agrícolas construidos por los incas. Estas construcciones están dispuestas en forma de círculos concéntricos, de tal modo que vistas en conjunto conforman algo así como un espectacular anfiteatro. En Moray cada andén tiene una altura promedio de 1,80 metros.

Los andenes están dotados de complejos canales de irrigación y dan cuenta de la avanzada ingeniería de los incas. Algo que llama la atención es que la construcción alberga varios microclimas, pues la diferencia de temperatura entre las zonas altas y las zonas bajas llega a ser de hasta 15 °C en algunas épocas del año.

5. Ruinas incas misteriosas: Waqrapukara

También está en la zona del Cusco, pero es una de las ruinas incas menos exploradas. El sitio está conformado por dos grupos de edificaciones. En el primero, que está en la parte alta, hay dos conjuntos de recintos separados por un amplio espacio central.

En el segundo grupo, en la parte baja, hay ocho andenerías y otros siete recintos. Lo más misterioso es una construcción que aún no se sabe si es una fortaleza o un observatorio astronómico. Está a 4300 metros de altura, de cara al cañón del Apurímac. La panorámica es realmente sobrecogedora.