Recorremos la Carretera de la Muerte de Bolivia

Bajar en bicicleta por las pendientes y las curvas del Camino de la Muerte es una de las experiencias más fuertes que ofrece Bolivia.
Recorremos la Carretera de la Muerte de Bolivia
Armando Cerra

Escrito y verificado por el historiador del arte Armando Cerra.

Última actualización: 18 noviembre, 2019

Con un sobrecogedor nombre se conoce a una de las rutas más famosas del territorio boliviano. Se trata de una carretera que une La Paz con la Amazonía y cuya historia está plagada de accidentes, desprendimientos y hasta trabajos forzados. Pero eso no impide que la Carretera de la Muerte de Bolivia hoy se haya convertido en una gran atracción turística.

En bici por la Carretera de la Muerte de Bolivia

Ciclistas en el Camino de la Muerte

Parece broma, pero esta Carretera de la Muerte, que durante años ha tenido una media de más de 200 accidentes anuales y donde rara vez se bajaba de los 100 muertos al año, es una actividad turística muy demandada en Bolivia. Y son muchas las empresas que ofertan hacer este recorrido en bicicleta.

Sobre todo, se trata de hacer un descenso que va desde el lugar llamado La Cumbre, a unos 4700 metros de altitud, hasta llegar a la localidad de Yolosa, a unos 1200 metros, en la región de las Yungas, perteneciente a la sorprendente Amazonía boliviana.

Es un recorrido en el que se invierten más o menos cinco horas. Cinco horas de riesgo, pero también de belleza, ya que estamos hablando, sin duda alguna, de una de las carreteras más espectaculares que se pueden recorrer en todo el mundo.

Características de la ruta

Autobús en el Camino de la Muerte

El encanto de la Carretera de la Muerte de Bolivia reside en los paisajes montañosos que recorre y los distintos hábitats naturales que se atraviesan en sus 80 kilómetros de trazado. Semejante cambio altitudinal hace que la biodiversidad esté asegurada. Y también los cambios meteorológicos, ya que puede haber nieblas y de pronto salir un sol maravilloso.

Pero eso son los encantos del Camino de la Muerte. Por otro lado, están sus peligros. Algo que reside en la estrechez de la vía, ya que hay puntos de apenas tres metros de anchura. Tres metros encajados entre la ladera de la montaña y abismales precipicios al vacío sin quitamiedos que den algún atisbo de seguridad.

De hecho, en esta carretera se conduce a la inversa, por la izquierda, para que cuando se desciende, los conductores tengan más cerca la referencia del acantilado. Y hay otra particularidad: existen muchos tramos en los que los vehículos que descienden deben pararse para ceder el paso a los coches que suben en dirección a La Paz, la gran capital boliviana.

El origen de la carretera

Una vía tan espectacular como la Carretera de la Muerte tiene también un origen a la altura de su leyenda. Se comenzó a construir durante los años 30 del pasado siglo. Para ello, se empleó el trabajo de los presos hechos durante la Guerra del Chaco, que enfrentó a Bolivia con Paraguay.

Mejoras en la Carretera de la Muerte de Bolivia

Firme de la Carretera de la Muerte en Bolivia

Es cierto que la Carretera de la Muerte de Bolivia ya no es tan peligrosa como era. Se asfaltó hace unos años, mejorando así su firme, que antes se desprendía fácilmente en periodos de lluvia.

Y, sobre todo, se hizo una nueva carretera por otro trazado. Este hecho ha supuesto que haya descendido enormemente el tráfico, especialmente de camiones. Y es que parece mentira que antes por aquí circularan hasta vehículos de gran peso.

Pero, aunque es verdad que en la actualidad tanto el nuevo firme como el descenso de tráfico la hacen más segura, eso no impide que año tras año se repitan los accidentes mortales. Por ello, sigue siendo merecedora de su nombre de Carretera de la Muerte.

Una aventura para los más intrépidos

Ciclistas en la Carretera de la Muerte de Bolivia

Ni su origen, ni la peligrosidad de su trazado, ni los muchos muertos en accidente, ni los posibles desprendimientos, ni los cambios climáticos con fuertes lluvias o grandes nevadas en su partes altas, e incluso ni la posible afección del mal de altura. Nada de eso impide que numerosos ciclistas del mundo deseen hacer este descenso.

Una aventura que cada vez más viajeros en Bolivia se atreven a realizar, en un afán de subir la adrenalina hasta límites insospechados. ¿Es tu caso? ¿Te gustan las emociones fuertes? ¿De verdad te atreverías a bajar el Camino de la Muerte de Bolivia?

Por mucho que te guste la bici, no estamos hablando de hacer una agradable ruta cicloturista a orillas del mar, ni siquiera de subir los grandes puertos alpinos del Tour de Francia. Este descenso es para los más valientes. Aunque no se necesita solo valor, también hay que tener un buen dominio de la bici, así como imprescindibles dosis de prudencia para evitar los peligros.