Plovdiv, la segunda ciudad más grande de Bulgaria

Plovdiv, la segunda ciudad más grande de Bulgaria
Armando Cerra

Escrito y verificado por el historiador del arte Armando Cerra.

Última actualización: 07 septiembre, 2017

Viajar a Plovdiv supone descubrir una de las ciudades más bellas de Bulgaria, y también una de las más grandes, ya que es la segunda urbe del país, superada en dimensiones tan solo por Sofía, la capital. Pero no solo eso, sino que hablamos de una de las poblaciones más antiguas del país, ya que sus orígenes se remontan hacia el año 4.000 a. C. Es decir, que este viaje a Plovdiv en realidad es todo un recorrido por la historia de Bulgaria y de Europa.

Cómo llegar a Plovdiv

Plovdiv posee su propio aeropuerto, aunque es pequeño y llegan pocos vuelos internacionales. Por ello, es habitual volar hasta el aeropuerto de Sofía, que dista tan solo una hora de carretera de Plovdiv.

No obstante, con la capital hay una excelente comunicación tanto con trenes diarios como con económicos autobuses que salvan los 130 kilómetros que separan las dos principales urbes búlgaras.

Casa Balbanov en Plovdiv
Casa Balabanov – Ramón / Flickr.com

Plovdiv, la ciudad de las siete colinas

Como otras muchas ciudades antiguas, por ejemplo Roma o Lisboa, también Plovdiv se asentó sobre 7 colinas. Y tres de ellas son las que sirven de emplazamiento al conjunto mejor conservado de su casco histórico. Un núcleo antiguo en el que se suceden los edificios artísticos, así como los restos arqueológicos.

No hay que olvidar que, dada su antigüedad, por aquí han pasado muchas civilizaciones como los griegos, los persas, romanos, bizantinos, otomanos, etc. Y todos ellos han dejado sus huellas en Plovdiv.

“El viajero es activo, va enérgicamente en busca de gente, de aventura, de experiencia. El turista es pasivo, espera que le ocurran cosas interesantes.”

-Daniel J. Boorstin-

El Renacimiento búlgaro en Plovdiv

Casas en Plovdiv
Plovdiv – Anna Viazovska / Flickr.com

Independientemente de los restos milenarios y arqueológicos, lo más llamativo de la población son sus grandes casonas, muy características del llamado Renacimiento búlgaro, que tuvo lugar entre los siglos XVIII y XIX.

Unas casas que se hicieron construir los burgueses enriquecidos por el comercio, ya que en esta época el país fue parte de importantes rutas que unían este y oeste, Asia y Europa.

Son casas muy bien conservadas en la actualidad, y que llaman la atención porque sus plantas altas sobresalen en anchura respecto a la parte baja. Y además, el colorido de sus fachadas, así como la carpintería exterior plagada de detalles con mucho gusto, las convierten en edificaciones muy fotogénicas. Aunque si hay que nombrar alguna en concreto os invitamos a descubrir la Casa Lamartine o la Casa Zlatyu Boyadejiev, reconvertida en museo.

Las iglesias y mezquitas de Plovdiv

Iglesia Sveta Nedelya en Plovdiv
Iglesia Sveta Nedelya – Juan Antonio Segal / Flickr.com

Con tantas civilizaciones y pueblos que han pasado por aquí no es extraño que haya templos de distintos credos. Aunque ahora solo citaremos los más monumentales. Uno de los edificios religiosos más bellos es la iglesia de San Constantino y Elena, la más antigua de la ciudad y dedicada Constantino el Grande y a su madre.

También se puede nombrar la iglesia de Sveta Nedelya por su iconostasio de nogal, o la de Syeta Marina, cuyo campanario de madera realmente recuerda a una pagoda. Esta última está fuera del casco histórico, como las dos grandes mezquitas que legó aquí el imperio otomano: las mezquitas de Dzhumaya y de Imaret, dos de las 50 que hubo.

Los restos más antiguos de Plovdiv

Anfieteatro Romano de Plovdiv
Anfitetaro romano – Dennis Jarvis / Flickr.com

Pero en el recorrido turístico por Plovdiv también hay que sacar tiempo para ver dos de los yacimientos arqueológicos más importante de Bulgaria. En primer lugar, destaca el impresionante anfiteatro romano de Plovdiv, en el que llegaron a sentarse hasta 6.000 espectadores para ver los sangrientos espectáculos de aquella época.

Y en segundo lugar, hay que acercarse hasta Nebet Tepe, o sea hasta las ruinas de Eumolpias, con los vestigios más antiguos que se conservan de la ciudad que fundó hace milenios la enigmática civilización indoeuropea de los tracios.

Un lugar que hoy ocupa la llamada Colina de las Oraciones, y que además de dar el placer de pasear por la historia más remota, también proporciona unas increíbles vistas de toda la urbe.